miércoles, 8 de mayo de 2024

Capítulo 9. V. El sanador no sanado

 V. El sanador no sanado.

 

1. El plan de perdón del ego se utiliza mucho más que el de Dios. 2Esto se debe a que lo ponen en práctica sanadores que no han sanado, y pertenece, por lo tanto, al ámbito del ego. 3Considere­mos ahora con más detenimiento al sanador no sanado. 4Por defi­nición, está tratando de dar lo que no ha recibido. 5Si un sanador no sanado es un teólogo, por ejemplo, puede que parta de la pre­misa: "Soy un miserable pecador, y eso es lo que eres tú también". 6Si es un psicoterapeuta, es más probable que parta de la creencia igualmente absurda de que el ataque es real tanto para él como para su paciente, aunque eso es algo que a ninguno de los dos debiera importar.

 

Se deduce, de este punto, que dar desde la visión del error no permitirá la corrección. Damos lo que tenemos. En este caso, nuestra errónea visión señalará una falsa realidad, la cual perpetuará la percepción falsa e ilusoria.

 

2. He dicho repetidamente que las creencias del ego no se pueden compartir, y ésa es la razón de que sean irreales. 2¿Cómo puede ser, entonces, que "ponerlas al descubierto" las haga cobrar reali­dad? 3Todo sanador que busca la verdad en fantasías aún no ha sanado, pues no sabe dónde buscarla y, por lo tanto, no dispone de la solución al problema de cómo sanar.

 

Para sanar, tenemos que estar sanos. No podremos sanar el miedo si aún creemos en él.

 

3. La única ventaja de traer las pesadillas a la conciencia es poder mostrar que no
son reales y que su contenido no significa nada. 2El sanador no sanado no puede hacer eso porque no lo cree. 3Todos los sanadores no sanados siguen de una u otra forma el plan de perdón del ego. 4Si son teólogos probablemente se conde­nan a sí mismos, enseñan a condenar y propugnan una solución temible. 5Al proyectar la condenación sobre Dios, hacen que Éste parezca vengativo y temen Su justo castigo. 6Lo único que han hecho ha sido identificarse con el ego, y al percibir lo que éste hace, se condenan a sí mismos debido a esta confusión de identi­dad. 7Es comprensible que muchos se hayan rebelado contra este concepto, pero rebelarse contra él indica que aún siguen creyendo en él.

 

Cuando un niño sufre una pesadilla, el mejor modo de tranquilizarlo es hacerle ver que solo ha sido un sueño y nada de lo experimentado forma parte de la realidad.

 

4. Algunas de las modalidades más recientes del plan del ego son tan inútiles como las más antiguas, pues la forma en que se mani­fiestan es irrelevante y el contenido sigue siendo el mismo. 2En una de estas nuevas modalidades, por ejemplo, un psicoterapeuta puede interpretar los símbolos del ego que han aparecido en una pesadilla, y luego valerse de ellos para probar que la pesadilla es real. 3Habiéndole otorgado realidad, intenta entonces desvanecer sus efectos menospreciando la importancia del soñador. 4Éste sería un enfoque curativo siempre que también se considerase al soñador como irreal. 5Mas si se equipara al soñador con la mente, se niega el poder correctivo de que goza la mente a través del Espíritu Santo. 6Esto es una contradicción, incluso desde la pers­pectiva del ego, contradicción que, a éste, aun en su confusión, por lo general no se le escapa.

 

Sanar, desde la falsa percepción, no tendrá el efecto perseguido de la sanación. Lo único que hay que sanar es la creencia en la separación, pues dicha creencia es el origen del miedo. El sanador sanado, sana desde la Visión de la Unidad.

 

5. Si la manera de contrarrestar el miedo es reduciendo la impor­tancia de la mente, ¿de qué manera puede esto fortalecer al ego? 2Tales obvias incongruencias explican por qué nadie ha sido capaz todavía de explicar lo que ocurre realmente en la psicoterapia. 3En realidad no ocurre nada. 4Nada real le ha sucedido al sanador no sanado, y éste no puede sino aprender de lo que él mismo enseña. 5Su ego siempre tratará de sacar provecho de la situación. 6El sanador no sanado no sabe, por lo tanto, cómo dar, y, consecuentemente, no puede compartir. 7No puede corregir porque no está actuando de forma que facilite la corrección. 8Cree que es a él a quien corresponde enseñarle al paciente lo que es real, a pesar de que él mismo no lo sabe.

 

El sanador no sanado, debe sanar su creencia en el miedo, en la separación. Para ello, debe corregir su percepción errónea haciendo uso del perdón, la única puerta que nos conducirá a la salvación, a la verdadera sanación.

 

6. ¿Qué se debe hacer entonces? 2Cuando Dios dijo: "Que haya luz", hubo luz3¿Puedes acaso encontrar luz analizando la oscu­ridad, tal como hace el psicoterapeuta, o reconociendo la oscuri­dad en ti mismo -tal como hace el teólogo- y buscando una luz distante que la disipe al mismo tiempo que enfatizas lo lejos que está? 4La curación no es un misterio. 5Nada puede cambiar a menos que se entienda, ya que la luz es entendimiento. 6Un "mise­rable pecador" no puede curar sin la ayuda de la magia, ni tam­poco puede una "mente insignificante" apreciarse a sí misma sin esa misma clase de ayuda.

 

La Luz-Entendimiento, tiene su origen en el primer día de la Creación. Esa luz, entendimiento, surge de la Visión Verdadera que nos permite identificarnos con el Ser Divino, el Hijo de Dios.

 

7. Ambas formas del enfoque del ego te llevarán forzosamente a un callejón sin salida, la típica "situación imposible" a la que el ego siempre conduce. 2Tal vez sea una ayuda para alguien el que se le indique hacia dónde se está encaminando, pero de poco le sirve si no se le ayuda además a cambiar de rumbo. 3El sanador no sanado no puede hacer eso por él, puesto que no lo puede hacer para sí mismo. 4La única aportación significativa que el sanador puede hacer es presentarle un ejemplo de alguien a quien se le cambió de rumbo y que ya no cree en pesadillas de ninguna clase. 5La luz en su mente, por lo tanto, responderá al que pregunta, que tiene que decidir con Dios que sí hay luz porque la ve. 6mediante este reconocimiento el sanador sabe que la luz está ahí. 7Así es como la percepción finalmente se transforma en conocimiento. 8El obrador de milagros comienza percibiendo luz, y transforma su percepción en certeza al extender continuamente la luz y al acep­tar el reconocimiento que ésta le ofrece. 9Los efectos de la luz le confirman que ésta está ahí.

 

El Espíritu Santo, la Mente Verdadera, nos revela que la función del cuerpo es comunicar. Compartir la luz con los demás, esto es, compartir el entendimiento de lo que somos realmente, forma parte del plan de Salvación que el Espíritu Santo nos inspira. 

 

8. Un terapeuta no cura, sino que deja que la curación ocurra espon­táneamente. 2Puede señalar la oscuridad, pero no puede traer luz por su cuenta, pues la luz no es de él. 3No obstante, al ser para él, tiene que ser también para su paciente. 4El Espíritu Santo es el único Terapeuta. 5Él hace que la curación sea evidente en cual­quier situación en la que Él es el Guía. 6Lo único que puedes hacer es dejar que Él desempeñe Su función. 7Él no necesita ayuda para llevarla a cabo. 8Te dirá exactamente lo que tienes que hacer para ayudar a todo aquel que Él te envíe en busca de ayuda, y le hablará a través de ti si tú no interfieres. 9Recuerda que eres tú el que elige el guía que ha de prestar la ayuda, y que una elección equivocada no constituirá ninguna ayuda. 10Pero recuerda asimismo que la elección correcta sí lo será. 11Confía en Él, pues ayudar es Su función, y Él es de Dios. 12medida que despiertes otras mentes al Espíritu Santo a través de Él, y no a través de ti, te darás cuenta de que no estás obedeciendo las leyes de este mundo. 13Sólo las leyes que estás obedeciendo dan resul­tado. 14"Lo bueno es lo que da resultado" es una afirmación acertada, pero incompleta. 15Sólo lo bueno puede dar resultado. 16Nada más puede hacerlo.

 

 El Espíritu Santo o Mente Una es la luz que lo convierte en el único Terapeuta.


9. Este curso ofrece un marco de enseñanza muy claro y muy simple, y te provee de un Guía que te dice lo que debes hacer. 2Si le obedeces, verás que lo que El te dice es lo que da resultado. 3Los resultados que se derivan de seguir Su dirección son más convincentes que Sus palabras. 4Te demostrarán que las palabras son ciertas. 5Siguiendo al Guía adecuado, aprenderás la más sim­ple de todas las lecciones:

 

6Por sus frutos los conoceréis, y ellos se

conocerán así mismos.

 ¡Qué así sea!

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