Las leyes de la Naturaleza,
en plena armonía con las leyes cósmicas, nos enseña en sus constantes ciclos
evolutivos, que todo lo creado en el plano más denso de la Energía -el físico-,
sigue las cuatro fases inscritas secretamente en el nombre sagrado de Jehová –Yod,
He, Vav, He-, es decir, nace, crece, se reproduce y en última instancia, muere
para poder así, volver a nacer y dar lugar a un nuevo ciclo.
Cuando estudiamos el Génesis, con el propósito de conocer nuestro origen creativo, vemos como todo surgió en
el Primer Día Cósmico, en el que el Creador separó la luz de las tinieblas, unas "tiniebla" cuya interpretación está más allá de toda idea de manifestación
negativa y maliciosa. Más acertado sería hablar de caos, esto es, una situación
en la que los diferentes elementos, materiales creadores, se encontraron. Por
tanto, separar la luz de las tinieblas, supuso el primer paso de establecer
orden en aquella situación primigenia, caótica.
La Luz, es el Principio Inteligible, es decir, el Principio que ha de permitirnos comprender la creación, y de comprender el mundo en el que vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.
Actualmente, la evolución nos sitúa en el Cuarto Día de la creación, y la característica más común que todos vivimos, es que la Luz es encuentra envuelta y oculta en la materia más densa. El hombre se encuentra identificado con este envoltorio temporal y perecedero, y si su nivel de conciencia no se encuentra, excesivamente, materializada, puede comunicarse conscientemente con su verdadera identidad.
La Luz, es el Principio Inteligible, es decir, el Principio que ha de permitirnos comprender la creación, y de comprender el mundo en el que vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.
Podemos decir, sin temor a
equivocarnos, que nuestro origen, así como el origen de todo lo creado, es la Luz.
Mucho ha viajado el verdadero Ser desde aquel Primer Día Cósmico, y en la
medida en que hemos ido adquiriendo ropajes más densos, la consciencia ha ido
oscureciéndose y olvidándose de su procedencia, de su verdadera patria, de su
linaje.
Actualmente, la evolución nos sitúa en el Cuarto Día de la creación, y la característica más común que todos vivimos, es que la Luz es encuentra envuelta y oculta en la materia más densa. El hombre se encuentra identificado con este envoltorio temporal y perecedero, y si su nivel de conciencia no se encuentra, excesivamente, materializada, puede comunicarse conscientemente con su verdadera identidad.
La humanidad, en este
proceso de aprendizaje no se ha encontrado jamás sola. Siempre ha contado con
el apoyo y supervisión de Seres Espirituales de un nivel superior, cuya misión
les lleva a ser servidores de sus Hermanos Menores. Gracias a su dirección,
hemos recibido enseñanzas de manos de la naturaleza, pues en ésta se encuentra
inscrita la sabiduría divina. Es así, como gracias al conocimiento de los Astros,
hemos podido seguir y adaptar nuestro comportamiento humano al divino.
La astrología ha
existido desde los albores de la humanidad en el actual Periodo de Manifestación.
Ella ha sido la herramienta más utilizada en la antigüedad para establecer un
lenguaje de comunicación entre el Macrocosmos-Dios y el Microcosmos-Hombre.
Dentro de ese amplio
programa de estudio que podemos desarrollar en relación a esta idea, hoy
recogemos el significado espiritual y oculto de los Solsticio, al cual hemos
llamado “La Ruta de la Luz”.
El estudio de los Solsticio
de Invierno-Capricornio-Nochebuena y de Verano-Hogueras de San Juan, ponen de
manifiesto el nacimiento y muerte de la Luz. Todos sabemos que en el Solsticio
de Invierno, a nivel físico experimentamos la noche más larga y el día más
corto del año. Asimismo, en el Solsticio de Verano, siempre a nivel material,
celebramos el día más largo y la noche más corta del año. ¿Qué significado
espiritual debemos extraer de estos eventos? ¿Cómo se comportará el hombre en
estos periodos? ¿Por qué se celebra en estas épocas, dos rituales tan
importantes como el nacimiento de Jesucristo y las Hogueras de San Juan?
Es evidente, que los ciclos
estacionales no se han establecidos sólo y exclusivamente con el fin de medir
temporalmente el ciclo anual. La antropología ha puesto de manifiesto, cómo aún
hoy, las tribus más primitivas y salvajes, celebran sus fiestas ritualísticas
más importantes coincidiendo con estos eventos cósmicos. En verdad, toda la
humanidad sigue casi al pie de la letra, aunque en su mayoría de un modo
inconsciente, el ciclo natural marcado por la ruta solar en su rotación,
aparente, anual.
SOLSTICIO
DE VERANO: “El Rito de la Culminación de la Luz”
Coincidiendo con el Signo Angular de Cáncer, el tránsito solar en esta época del año, mes de junio,
permite gozar del auge de la Luz-día, sobre las Tinieblas-noche. El mensaje
simbólico es fácil de comprender. Es la época del año en la cual, la
conciencia, se encuentra más pletórica de Luz, es decir, es el momento clave
para lograr vencer las "tinieblas" que todos ocultamos en nuestro interior. En
términos psicológicos, diríamos que la conciencia adquiere mayor protagonismo,
tiene mayor volumen que el inconsciente, y la voluntad domina a los instintos.
El Espíritu se encuentra fortalecido para vencer la parte más oscuras del Ser.
Esta es la razón por la cual se celebra el ritual de San Juan, en el que el Fuego,
“Aur” en hebreo, quema lo antiguo, lo inferior, lo negativo, las tinieblas.
Pero para conquistar este
punto álgido, el Sol-Luz-Consciencia, ha debido de realizar un largo recorrido
desde su nacimiento, el cual se produjo precisamente en el anterior Solsticio,
el de Invierno, el cual se manifiesta en el signo de Capricornio.
Si tomamos un mándala
astrológico y situamos a Cáncer en el Signo del Ascendente, con el propósito de
estudiar el esplendor de la Luz, y trazamos el trayecto que va desde Capricornio
hasta dicho signo, estaremos conociendo los “trabajos” que el Hombre ha de
realizar para vencer a las Tinieblas. Estos tramos del camino son los
comprendidos por los signo de Acuario, Piscis, Aries, Tauro y Géminis.
Si el Ascendente marca la
estructura física del Ser, en este estudio, Cáncer es el signo que nos habla de
la personalidad de la Luz. En este caso diremos que la Luz se convierte en Amor,
puesto que Cáncer es la puerta de entrada del Elemento Agua, cuyas energías encuentran
su origen en el Amor. ¿Acaso el rostro del Padre no se hace visible en Jesucristo,
Arquetipo del Amor Puro? Por lo tanto el Propósito del Solsticio de Verano es
Ser Puro activando el Amor al Padre en su aspecto femenino, el Agua-Sentimiento.
Para alcanzar el nivel de Cáncer,
partiendo desde Capricornio, hemos de pasar por Acuario, es decir, debemos
comprender mentalmente la relación de Hermandad que existe entre los Seres, en
el sentido de que somos Hijos de un mismo Padre. Debemos recorrer el trayecto
marcado por Piscis, el periodo cuaresmal, en el que las Emociones-Deseos, deben
dejar de alimentarse de los bajos instintos y renunciar a comer de la “carne”,
energía material. Es época de purificación.
Pasado estos tramos,
penetramos en la nueva tierra representada por Aries. Es la Pascua, en la que
gran parte de la humanidad celebra la pasión de Cristo. Con ello, debemos
dirigir nuestros trabajos hacia la conquista del nuevo mundo. Es tiempo de
revitalización. La Primavera nos “excita” para que afrontemos nuevas empresas.
Es el tiempo en el que debemos movilizar nuestra voluntad, para que nos guíe
por las sendas inspiradas por nuestro Padre. Nuestros sentimientos de
independencia y emancipación deben dar lugar al expreso deseo de llevar a cabo
la Voluntad del Padre.
El impulso creador nos
llevará a la tierra de Tauro, donde nos encontraremos en plena comunión con el
esplendor de la naturaleza. Ello nos invita a ser agentes activos en el arte de
embellecer nuestra vida y la de cuantos nos rodean. Debemos convertirnos en los
pechos fértiles de la Vaca Sagrada, dispuestos siempre a amamantar y alimentar
a cuantos tengan necesidad de saciar su apetito. Debemos estar en disposición
de dar, puesto que con esta actitud estaremos siendo ejecutores del amor.
Y por último, en la antesala
de Cáncer, nos hallamos con los trabajos de Géminis. Si nos damos cuenta, Géminis
es el signo VI contando desde Capricornio-Nacimiento de la Luz. Sí sabemos que
a través del canal VI, se nos ofrece la oportunidad de Servir, diremos que el
acto de servicio que nos permitirá alcanzar el triunfo de la Luz, queda en
manos del uso que hagamos de las energías de Géminis: del conocimiento, de la
mente, de la comunicación.
En el capítulo I de San Juan,
nos dice el evangelista: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era Dios y
el Verbo estaba en Dios”.
Ese Verbo es la herramienta
utilizada por Dios para crear el Universo. Si el Verbo era Dios y estaba en
Dios, estamos afirmando que el Verbo era la Luz, pues Dios es Luz, y estamos
afirmando igualmente, que el Verbo es Amor, pues Dios es Luz y la Luz se
manifiesta a través del Amor.
Por lo tanto, diremos que el
trabajo final que permitirá a la Luz-Amor-Cáncer alcanzar su esplendor, será la
correcta utilización del Verbo Géminis. Es por ello de vital importancia que
hagamos un uso correcto del poder de la palabra.
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