El Pensamiento es Creador..., nuestro mundo es creado a su imagen y semejanza... Nuestra realidad es el reflejo de nuestros pensamientos. Si no somos felices con el mundo que nos rodea..., cambiemos nuestra manera de pensar con respecto al mundo... En este espacio, elaboraremos "nuevos platos" para alimentar nuestra mente con la única fuerza que verdaderamente es real, la Fuerza de Atracción, la Fuerza del Amor.
sábado, 3 de febrero de 2024
Principio 34: Los milagros le devuelven a la mente su plenitud.
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 34
Ya sabemos que la mente es la causa de todo cuanto percibimos, y lo que percibimos es el efecto de todo cuanto pensamos. Por lo tanto, podemos decir que la Paz debe ser, en primer término, una semilla que debemos sembrar en nuestro interior y, en segundo término, se convertirá en un hermoso fruto, formando parte de nuestro ilusorio y temporal escenario humano.
Parece paradójico, que siendo la Paz un "estado" tan añorado, no seamos capaces de experimentarla en nuestras vidas y de convertirla en nuestra percepción natural.
Lo anteriormente explicado, nos permite comprender el porqué ésto no es así.
Mientras que demos prioridad en nuestras vidas a la percepción, estaremos identificándonos con el ego, o lo que es lo mismo, con la creencia en la separación.
Esa identificación nos convierte en fervientes buscadores de ese "oro espiritual" que es la "Paz". Todos, absolutamente, todos, deseamos la paz. Pero, no la encontramos, precisamente, porque la estamos buscando en el lugar equivocado. Mientras que sigamos buscando la paz en el mundo exterior, sin que forme parte de nuestro mundo interno, fracasaremos en esa búsqueda.
Reclamaremos al mundo exterior, daños y perjuicios, al no ofrecernos un medio donde poder disfrutar de la paz. Adoptaremos, una vez más, el papel de víctimas y proyectaremos nuestra falta de coherencia interna, en los demás, a los cuales denunciaremos y condenaremos como los únicos culpables de nuestra falta de paz.
Para unos, serán sus padres los culpables; para otros, su pareja, su jefe, su amigo o el vecino de al lado. Lo que está claro, es que "todos" se convierten en culpables de nuestra falta de paz, menos el principal responsable de que ello sea así: nosotros mismos.
Pongamos un ejemplo práctico:
Ejemplo-Guía: "La relación con mi pareja no me hace sentir en paz"
Estrenamos un nuevo ejemplo, elegido entre los temas que más habitualmente experimentamos.
Por lo general, la experiencia de relación se vive desde la conciencia de separación y desvinculada de cualquier conexión con lo que podríamos llamar un sentido profundo de la misma. Cuanto más, podríamos decirnos que el destino ha mediado en hacer posible el encuentro entre las partes.
A partir de ahí, no encontramos otras razones que nos lleve a pensar, que aquello que estamos viviendo, tenga un significado espiritual. Es decir, desconocemos que ese "efecto-experiencia” tenga una "causa" más allá que la que es capaz de percibir nuestros ojos físicos, la cual estará fundamentada simplemente en un encuentro fortuito que nos lleva a sentir un "algo" especial por esa persona que nos invita a conocerla y a compartir nuestra vida con ella.
Esa primera etapa del encuentro, suele venir acompañada con una vivencia cercana a la felicidad. El amor humano nos lleva al exaltamiento de las emociones y, ello, nos lleva a percibir el mundo denso como más liviano. Algunos tienen la impresión de que el tiempo y el espacio adquieren una dimensión distinta. Por lo general, el encuentro con la persona amada, nos lleva a sentirnos más plenos y tenemos la sensación interna de ser más completos.
En esa fase, la mente dual y crítica "parece" estar ausente. En verdad, lo que estamos haciendo en esa etapa es proyectar un ideal.
Con el tiempo, la mente egoica recupera su hegemonía y comienza a hacer lo que habitualmente hace, analizar, comparar y juzgar aquello que percibe, y lo que percibe, no lo olvidemos (el ego no lo comparte), no es más que una proyección de nuestra mente, que está arrojando al exterior lo que se encuentra en su mundo mental.
Si en esa mente no hay paz, si lo que hay son contradicciones, luchas, menosprecios, condenas, egoísmos, temores y miedos, no tardará en proyectarlos al exterior y la persona amada se convertirá en el espejo perfecto que le permitirá ver reflejado dicho contenido interno. Se abrirá la puerta de las censuras, de los reproches, de las limitaciones, de las agresiones, etc.
En esta experiencia, no hay víctimas y verdugos. En ninguna relación existe, aunque para la visión del ego esta afirmación no será compartida. El ego nos atacará con la intención de hacernos dudar de tales creencias y, para ello, nos pondrá por delante noticias con imágenes de violaciones, agresiones de género y, a renglón seguido, nos preguntará: ¿no hay víctimas, ni verdugos?
Su argumento, no lo podemos olvidar, pretende defender el mundo que le da sentido a su transitoria existencia, el mundo de los efectos. Desde esa ilusoria perspectiva, desconectada de la única y verdadera fuente desde donde se ha originado, la mente, encontrará argumentos para poner en duda lo que hemos afirmado. Pero, desde la visión espiritual, todo tiene un "para qué", y, ninguna experiencia es vivida sin el consentimiento voluntario del que protagoniza el papel de "víctima o agredido". Todas tienen un sentido profundo.
En la vida podemos elegir ver de dos maneras distintas. Desde el miedo o desde el amor. Cuando lo hacemos desde el miedo, lo que estamos haciendo es utilizar la mente para fabricar un mundo separado. Desde esa visión la mente emite pensamientos de ataques por temor a ser atacada y, ese miedo, al alcanzar la dimensión densa de los efectos, adquiere los ropajes de la lucha, del enfrentamiento y de la división.
En cambio, cuando elegimos ver desde el amor, lo que estamos haciendo es utilizar la mente con rectitud y creamos un mundo unido. Este uso de la mente, nos llevará a la percepción correcta y veremos al otro como a nuestro hermano y, las relaciones especiales que podamos establecer con él, estarán basadas en el amor y en el respeto.
No podemos abordar en esta lección el tema de las "relaciones especiales", pero me gustaría dejar unos mensajes extraídos del Curso y que nos ayudará a tener una visión de su significado:
“Creer que las relaciones especiales, con un amor especial, pueden ofrecerte la salvación, es creer que la separación es la salvación” (T-15.V.3:3).
“Todas las relaciones especiales contienen elementos de miedo en ellas debido a la culpabilidad. Por eso es por lo que están sujetas a tantos cambios y variaciones. No se basan exclusivamente en el amor inmutable. Y allí donde el miedo ha hecho acto de presencia no se puede contar con el amor, pues ha dejado de ser perfecto. El Espíritu Santo, en Su función de intérprete de lo que has hecho, se vale de las relaciones especiales, que tú utilizas para apoyar al ego, para convertirlas en experiencias educativas que apunten hacia la verdad. Siguiendo Sus enseñanzas, todas las relaciones se convierten en lecciones de amor” (T-15.V.4:1-6).
“El Espíritu Santo sabe que nadie es especial. Mas Él percibe también que has entablado relaciones especiales, que Él desea purificar y no dejar que destruyas. Por muy profana que sea la razón por la que las entablaste, Él puede transformarlas en santidad, al eliminar de ellas tanto miedo como le permitas. Puedes poner bajo Su cuidado cualquier relación y estar seguro de que no será una fuente de dolor, si estás dispuesto a ofrecérsela a Él para que no apoye otra necesidad que la Suya. Toda la culpabilidad que hay en tus relaciones especiales procede del uso que haces de ellas. Todo el amor, del uso que Él hace de ellas. No temas, por lo tanto, abandonar tus imaginadas necesidades, las cuales no harían sino destruir la relación. De lo único que tienes necesidad es de Él” (T-15.V.5:1-8).
Reflexión: Si no hay paz en tu mente, no la verás fuera de ti. Si no deseas la paz, no la percibirás.
viernes, 2 de febrero de 2024
Principio 33: Los milagros te honran porque eres digno de ser amado.
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 33
¿Qué me enseña esta lección?
Para aplicar esta lección, al igual que otras
muchas, se nos exige estar alerta de nuestros pensamientos. Esto es así, dado
que nuestra personalidad egoica nos tiene acostumbrados a dar un juicio
inmediato a todo cuanto interactúa con nosotros. Sus creencias son sólidas y
fortalecidas por la fuerza del hábito. Se siente seguro haciendo las cosas como
siempre las ha hecho. Le supone un esfuerzo, no asumible, tener tan sólo que
plantearse hacer las cosas de un modo diferente.
El miedo a lo desconocido, le lleva a cerrar
puertas que nos invitan a abrirlas.
Ese estado de estar alerta, de conciencia permanente, nos permitirá decidir si optamos por aventurarnos a abrir esas puertas, hasta ahora cerradas, o dar la respuesta esperada y utilizada por tantos y tantos. En consideración a esta práctica me gustaría aportar mi experiencia, pues conozco las dificultades que muchos practicantes de las enseñanzas de UCDM manifiestan a la hora de dirigir el pensamiento.
Ya sabemos que UCDM es un curso de
entrenamiento mental. Estamos tan identificados con el ego, con la mente
dividida y con la visión del cuerpo y del mundo material que, nuestra vida se
centra principalmente en el ejercitamiento de dicho vehículo. Podemos decir,
que somos expertos en el manejo del cuerpo y mucho menos expertos en el manejo
de la mente. La propia ciencia nos advierte que el porcentaje de utilización de
la mente con respecto al cuerpo es muy inferior. Salvando las posibles
excepciones, podemos afirmar que nuestra conciencia se enriquece con las
experiencias físicas, siendo más inconsciente en el dominio de la mente.
Por lo tanto, hay que tener mucha paciencia a la hora de afrontar estas prácticas, sobre todo cuando comprobamos que nuestros pensamientos no se muestran dóciles a la voluntad y revoletean libremente en nuestra mente.
Estamos tan acostumbrados a ir en "piloto
automático", que no prestamos atención consciente a lo que está fluyendo
en la mente. Pero ello, lo único que nos está indicando es que debemos tener
constancia en el entrenamiento. El cuerpo adquiere musculación y destreza
cuando somos persistentes en su ejercitamiento. De la misma manera, el
constante entrenamiento de nuestra mente nos permitirá que un día nos demos
cuenta de que la resistencia inicial ya no es tal, y no tan sólo eso, sino que
somos conscientes de que ahora tenemos la facultad de dirigir nuestros
pensamientos, o lo que es lo mismo, tenemos la capacidad de elegir ver las
cosas de otra manera.
Siempre podemos ver el mundo de otra manera. Lo
importante es conocer que ese mundo tendrá los tintes con los que nosotros lo
hemos teñido.
Si en el día a día, convivimos con amor, ese
amor, florecerá a nuestro alrededor en respuesta a nuestro estado mental.
Si interpretamos la vida adoptando el papel de
víctimas, atraeremos experiencias en las que experimentaremos ese papel y
culparemos al otro de nuestras desgracias, cuando realmente, lo único que están
haciendo es recordarnos que nos estamos dirigiendo pensamientos de ataque, de
rechazo, de menosprecio, de miedo, en definitiva, de falta y ausencia de amor.
Reflexionemos antes de emitir un pensamiento, pues en la medida en que lo alimentemos, este crecerá y se convertirá en una creencia, la antesala de la acción.
Ejemplo-Guía: "Noticias de sucesos
dramáticos"
Es bastante genérico el ejemplo elegido, pero
no pretendo analizar los detalles de la noticia, sino el efecto que la misma
causa en nosotros.
En un puro ejercicio de identificación, exento
de cualquier carga emocional y de juicio crítico, la repercusión que ejerce una
noticia informativa de sucesos dramáticos sobre nuestro estado anímico, sobre
nuestra mente y sobre nuestra realidad física, adquiere una gran importancia,
pues nos condiciona especialmente.
Por otro lado, existe una opinión muy compartida por muchos, que los lleva a pensar, que aquellos que dirigen los medios de comunicación, los que deciden qué noticias saldrán a la luz y cuál no, se han confabulado en utilizar esos medios para influenciar a las masas y lograr dirigir los gustos y aversiones de quienes la conforman. En este sentido, si interesa que el síndrome "crisis" se extienda con rapidez entre el pueblo y que le influya al ciudadano de una manera predeterminada, todos los esfuerzos se centran en difundir noticias encaminadas a mermar la estabilidad mental y emocional, es decir, a "fabricar" desde el miedo.
Pero todos esos argumentos, pertenecen al mundo
ilusorio del ego. Entrar a debatir los detalles del mismo, tan solo nos
conducirá a contribuir a alimentar la emoción del miedo y la creencia en la
separación.
La enseñanza de esta lección es una ventana que
se abre a la esperanza. Conocer que el mundo que percibimos es la proyección de
nuestra mente, y que esa percepción, al igual que el contenido de nuestra
mente, la podemos cambiar, se convierte en una clara y amable invitación a
dejar de desear, en primer lugar, cambiar el mundo, y, en segundo lugar, nos
invita a ver las cosas de otra manera.
Muchos optan por no oír las noticias, leer
prensa o ver televisión, en lo referente a noticias de sucesos que consideran negativos
y que pueden influenciarle a la hora de emitir juicios. Puede ser una opción,
pero hacerlo por miedo, estaríamos haciendo realidad ese miedo, con lo cual no
estaríamos dándonos la oportunidad de verlo de otra manera.
Verlo de otra manera, ha de llevarnos a cambiar
la creencia errónea basada en la separación y el miedo, por la creencia
verdadera basada en la unión y el amor. Desde este punto de vista, una noticia
de suceso dramático, nos está ofreciendo la oportunidad de reflexionar sobre la
relación causa-efecto. El efecto sería el drama y la causa, los pensamientos
que lo han fabricado. Esta visión nos permite comprender que todo cuanto ocurre
en el nivel de los efectos, tiene un sentido profundo, que no siempre sabremos
identificar pero que nos permite tomar consciencia de nuestro nivel de
percepción: la errónea o la verdadera.
Nuestros sentimientos, nuestras emociones, se
sensibilizarán con el drama de la noticia, pero nuestra mente no puede juzgar condenatoriamente
a las personas causantes, por muy justificado que nos parezcan las causas que
la han originado, pues si así lo hacemos, estaríamos viendo desde la mente
separada y perpetuaríamos el error.
Podemos ofrecerle a nuestra mente, ávida en
respuestas, la única pregunta que deberíamos hacer: ¿para qué? ¿Para qué ocurre
lo que ocurre? Si esa pregunta se la ofrecemos al único que puede respondernos,
al Espíritu Santo, a nuestra mente recta, recibiremos la respuesta y, esta
respuesta, nos aportará paz.
Reflexión: Analizo mi respuesta ante las
situaciones cotidianas. ¿Crees que elegir ver las cosas (dar un significado
-propósito- diferente) de otra manera pudiera cambiar tu percepción de lo
vivido?