El Pensamiento es Creador..., nuestro mundo es creado a su imagen y semejanza... Nuestra realidad es el reflejo de nuestros pensamientos. Si no somos felices con el mundo que nos rodea..., cambiemos nuestra manera de pensar con respecto al mundo... En este espacio, elaboraremos "nuevos platos" para alimentar nuestra mente con la única fuerza que verdaderamente es real, la Fuerza de Atracción, la Fuerza del Amor.
sábado, 20 de enero de 2024
Principio 20: Los milagros despiertan nuevamente la consciencia de que el espíritu, no el cuerpo, es el altar de la verdad.
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 20
¿Qué me enseña esta lección?
Este ejercicio nos hace conscientes del verdadero poder con el que El Creador nos ha dotado. Somos el Hijo y hemos sido creados a Su imagen y semejanza. Cada uno de nosotros tiene el poder de elegir. Si yo decido ver una realidad inspirada por mis emociones, por mi afán de individualidad, fabricaré un mundo de separación e individualidades.
Forjaré esa visión en mi patrón de creencias y daré forma a mi vida en virtud a esa visión. Mis hábitos basados en esas creencias darán lugar a un destino y el círculo quedará cerrado para justificar mi percepción errónea, nacida de un deseo de ver desde mi propia individualidad.
Sin embargo, esa percepción es irreal, pues al igual como nuestros hijos forman parte de una misma familia, el Hijo de Dios forma la Filiación Santa. La Unidad de esa Filiación pone en evidencia el error de la creencia del ego en la separación.
Nuestra elección debe ser ver la realidad y la verdad que permanece
olvidada por el sueño del ego.
Pongamos en uso nuestro poder creador y creemos esa visión de filiación y de unidad con Dios. El Amor a través del perdón, es el camino que ha de permitirnos despertar de ese sueño.
En la aplicación de este ejercicio he puesto en práctica el deseo de ver a mis hermanos tal y como son, Hijos de Dios y no meramente cuerpos materiales. Mi voluntad, mi elección, de ver, me ha llevado a ser consciente de momentos o instantes santos con respecto a esta visión.
En mi elección de ver, la obra de Bruce Lipton, "La biología de las creencias", me ha ayudado a adquirir una visión nueva y diferente, a la hora de relacionar el pensamiento con el cuerpo.
Ejemplo-Guía: "El comportamiento de nuestro hijo nos desespera"
En las lecciones anteriores hemos ido entrenando nuestra mente para favorecer un nuevo aprendizaje. Al igual como ocurre en cualquier proceso de entrenamiento, tenemos que tener presente, que, en las primeras fases, es lógico que aparezcan los clásicos síntomas de "agujetas" como consecuencia de que nuestra "musculatura" no está habituada a efectuar ciertos ejercicios. Pero, al poco tiempo, este síntoma desaparece y, en su lugar, recibimos con agrado nuevas sensaciones que nos hacen sentir bien con nosotros mismos, pues evidenciamos que el esfuerzo que estamos realizando comienza a dar sus frutos, nos sentimos más ágiles, flexibles y dinámicos, es como si nos sintiésemos más vivos.
Esta analogía, nos ayuda a comprender las sensaciones que hemos ido experimentando a lo largo de estos primeros 19 días de prácticas de los ejercicios propuestos en las lecciones.
Muchos que inician un proceso de entrenamiento, suelen abandonarlo transcurrido unos días de haberlo comenzado. Tal vez, la exigencia de mantener un compromiso permanente, una actitud de continua actividad, le lleve a replantearse su elección inicial y finalmente deciden abandonar el entrenamiento.
Con la actual lección, tenemos que tomar una decisión que considero crucial. ¿Por qué? Pues porque tenemos que elegir entre "ver" como hasta ahora lo hemos hecho o, por el contrario, aceptar la invitación que nos traslada esta lección para ser conscientes de que, por encima de todo, nuestra voluntad es "ver" la verdad.
Podemos contarnos entre los que han adquirido todo el saber teórico que nos ofrece este mundo y, sin embargo, continuar sin ver la verdad que se encuentra más allá de la percepción del mismo. Con ello quiero decir, que el saber teórico no nos aporta la visión verdadera, salvo que tengamos la firme voluntad de verla y experimentarla.
Eso, ¿dónde nos lleva? Elegir "ver", nos lleva a desaprender, a deshacernos de las creencias viejas y nos sitúa en una nueva vibración que nos permite mantenernos alerta, cuando nos encontramos con los efectos de nuestros pensamientos.
Si aplicamos esta enseñanza a este ejemplo, cuando nos encontremos ante una situación que antes interpretábamos como conflictiva, ahora nuestra actitud es distinta. Ya no vemos a nuestro hijo separado de nosotros. Ya somos conscientes, de que aquello que interpreta nuestra mente, está basado en el pasado, cuando en verdad, no tiene el significado que le habíamos otorgado. Ahora vives el presente como una oportunidad de ver la situación de otra manera. Ahora eliges ver la verdad, eliges ver a tu hijo como un Ser Espiritual, inocente e impecable. Esa nueva visión, te ofrecerá paz y felicidad y, ese nuevo pensamiento, recuérdalo, sus efectos, no lo experimentarás tan sólo tú, sino también tu hijo.
Ese es el verdadero milagro.
Reflexión: ¿Con qué intensidad deseas ver la realidad?
viernes, 19 de enero de 2024
Principio 19: Los milagros hacen que las mentes sean una en Dios.
- Primero: Crees que tu mente puede cambiar lo que Dios creó.
- Segundo: Crees que lo que es perfecto puede volverse imperfecto o deficiente.
- Tercero: Crees que puedes distorsionar las creaciones de Dios, incluido tú.
- Cuarto: Crees que puedes ser tu propio creador y que estás a cargo de la dirección de tu propia creación. (T-2.I.1:1-12)
- Reconoce en primer lugar que lo que estás experimentando es miedo.
- El miedo procede de una falta de amor.
- El único remedio para la falta de amor es el amor perfecto.
- El amor perfecto es la Expiación" (T-2.VI.7:1-8) .
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 19
¿Qué me enseña esta lección?
He aquí una de las claves que el ego utiliza en sus relaciones y que, sin embargo, no es consciente de ella: la responsabilidad de la extensión de los pensamientos. Cada vez que emitimos una creencia, un pensamiento, los efectos del mismo afectan igualmente a los demás. Es más, el poder de la palabra, como vehículo utilizado por el pensamiento, es capaz de fabricar una realidad ficticia en la mente de los demás, dando lugar a una cadena de errores compartidos.
Cuando hablamos, emitimos una energía que el otro capta en forma de impresión, la cual puede quedar a un nivel consciente o inconsciente, pero lo que está claro es que le afectará en su estado anímico.
La relación existente de verdadera Filiación, hace que cada pensamiento encuentre en los demás un efecto, al igual que en nosotros, pues el otro y yo somos uno. Por lo tanto, todo lo que proyectemos sobre los demás, lo estaremos proyectando sobre nosotros mismos. Damos lo que tenemos, o lo que es lo mismo, proyectamos lo que pensamos que somos.
El pensamiento del ego, negará, no reconocerá este hecho, pues se siente separado de Dios y del Hijo de Dios.
Será a través del uso correcto del pensamiento, que el Ser deberá percibir correctamente su realidad y abrir el camino de comunicación, a través del Espíritu Santo, hacia el verdadero Conocimiento.
Mientras que el pensamiento esté orientado hacia la satisfacción de las
emociones separadoras, navegaremos sin rumbo, sin orientación real. Cuando el
pensamiento despierte del sueño de la individualidad y descubra su origen
universal y holístico, trabajará para la Unidad y el verdadero Amor.
Ejemplo-Guía: "El comportamiento de nuestro hijo nos desespera"
No nos será difícil recordar alguna escena de nuestra vida, en la que hayamos sido testigos de cómo el uso de las palabras se ha convertido en el detonante que ha provocado que una relación pase a una situación de "alerta máxima", por correr el peligro de terminar desencadenándose un conflicto de dimensiones inimaginables.
Detrás de cada palabra se oculta un pensamiento. Estamos habituados a comprobar los efectos que tienen las palabras cuando las compartimos con los demás, pero no lo estamos tanto, cuando esas palabras nos las dirigimos hacia nosotros mismos. ¿Os resuena lo que digo? Es más, estamos permanentemente hablándonos a nosotros mismos, y, lo más importante de esta cuestión es que en la misma medida en que nos hablamos, en el mismo tono en el que conversamos con nosotros mismo, lo hacemos con los demás.
En verdad, no existe diferencia alguna entre el modo de hablarnos a nosotros mismos o hablar a los demás. Ambas, están aportándonos información de nuestro estado mental, aunque no todos comparten esta afirmación, pues cuando sus palabras son hirientes y condenatorias sobre alguna situación, reconocer que el otro se merece nuestro juicio, es más fácil que reconocer que lo que estamos proyectando fuera no es más que una visión “condenada” de nuestro propio yo.
En el ejemplo que estamos analizando, aplicar lo anteriormente dicho, nos ha de llevar a un estado de permanente alerta, pues cuando estamos dando traslado a nuestras palabras, en su contenido, tenemos que saber leer lo que estamos gestando en nuestra mente. Si la actitud de nuestro hijo nos desespera y le criticamos su comportamiento, deberíamos preguntarnos: ¿qué parte de nosotros no estamos aceptando?, ¿dónde se encuentra en nosotros ese pensamiento de rigor, esa exigencia mental?
El uso de la palabra, en una experiencia de conflicto de relación, es de suma importancia. Según lo que digamos, en un momento puntual, podemos suavizar una situación y provocar canales de entendimiento o, por lo contrario, podemos despertar a la fiera que hay dormida en cada uno de nosotros.
Reflexión: ¿Y si cada ser humano, tuviese la potestad de conectar su mente
con un "campo de información de infinitas posibilidades" donde poder
sintonizar con la frecuencia de infinitud de tonos de pensamientos?