“Bienaventurados
los perseguidos por la justicia, ya que el reino de los cielos es de ellos” (Mt
5:10)
La octava
Bienaventuranza, expresa los trabajos realizados por el centro llamado Yesod.
La Justicia es un atributo de la columna de la izquierda, que es la que elabora
las leyes y reglamentos. Cristo vino a proclamar una doctrina que abolía la Ley
y que situaba al hombre en el dominio de la gracia y del perdón de sus culpas.
Ya en su discurso preliminar, dijo que el Reino del Padre estaba abierto
muy especialmente a los pecadores, porque éstos son individuos que llevan en
ellos una cantidad de luz más intensa de la que normalmente pueden digerir.
Expliquemos este
punto. La luz es el amor de Hochmah, el que permite a las estructuras
materiales subsistir. O, dicho de otro modo, Abel muere, se disuelve en Caín y
gracias a esa disolución Caín vive. Pero, ¿qué ocurre cuando en el interior de
Caín hay demasiado Abel, o sea cuando un individuo lleva más luz de la que
puede reflejar? Pueden suceder tres cosas:
1.- Que Abel mate a
Caín, es decir, que la excesiva luz energía interna destruya el receptáculo
material y haga la vida física imposible.
2.- Que el hombre
adquiera una conciencia de la espiritualidad que lo habita, que comprenda el
funcionamiento de los mundos de arriba y testimonie de ellos en la tierra,
derramando sobre el mundo que lo rodea su excedente de luz.
Si procede así, habrá
ahondado sus cauces internos y el desbordamiento de su luz no se producirá; es
decir, tendrá lugar de una manera adecuada y no como un río que ante la
afluencia de aguas tempestuosas, se desborda.
3.- Que el hombre no
adquiera conciencia de sus poderes internos y no sepa utilizarlos
adecuadamente, pero, para no ser destruido por ellos, que actúe en la sociedad
de una manera desordenada, fuera de las reglas instituidas, dando lugar a la
figura del delincuente y del perseguido por la justicia.
El perseguido por la
justicia será pues aquel que lleva en su interior un excedente de luz que no
sabe utilizar adecuadamente. Por lo tanto podemos decir que en su interior
habita el Reino de los Cielos, que este Reino es de él, sin que haya tomado
conciencia de su situación de privilegio. Pero, estando el Reino dentro, puede
tomar conciencia de un momento a otro, y es por ello que en las cárceles se
producen tantas transmutaciones, ya que los presidios constituyen un arsenal de
perseguidos por la justicia, los cuales tienen la posibilidad de meditar sobre
sí mismos. En este sentido, cabe añadir que uno de los trabajos del discípulo
ha de consistir en trabajar para que las cárceles puedan ser ese lugar de reflexión
de los perseguidos por la justicia.
Por otra parte,
el individuo que se encuentre en el segundo caso, también acabará siendo un
perseguido por la justicia, porque su acción, aunque no resulte atentatoria
contra sus semejantes, si lo será de algún modo contra el reino de las sombras
y el señor de la penumbra lo perseguirá para matarlo, como los poderes públicos
persiguieron a Cristo desde que nació. Las sombras sienten una apetencia
natural por la luz, como el vampiro por la sangre de su víctima, que le permite
mantenerse en vida. Esa persecución se producirá en la octava hora de su vida,
cuando Yesod entre en funciones para cristalizar la dinámica interna y darle
salida al exterior. Por consiguiente, ocuparse de los perseguidos por la
justicia ha de ser una de las tareas fundamentales del discípulo.
ENFOQUE EXOTÉRICO
Padecer:
- Sentir física y corporalmente un daño, dolor, enfermedad, pena o castigo.
- Soportar agravios, injurias, pesares, etc.
Persecución:
- Instancia enfadosa y continua, con que se acosa a alguien a fin de que condescienda a lo que de él se solicita.
- Molestar. Conseguir que alguien sufra o padezca procurando hacerle el mayor daño posible.
Desde tiempos
antiguos los servidores de Dios han sido objeto de persecuciones, los profetas
sufrieron grandes persecuciones, amenazas de muerte, entre otras. Por
ejemplo:
- Elías salió huyendo por el peligro que corría su vida (1 Reyes 19.1-3).
- Un vidente que llevo un mensaje de Dios fue hecho preso (2 Crónicas 16.10).
- Daniel cuenta como tres de sus compañeros fueron perseguidos para echarlos al horno de fuego (Daniel 3.20)
Y podríamos dar
varios ejemplos de la antigüedad como se perseguían a los mensajeros de Dios.
En el Nuevo
Testamento, la Iglesia primitiva también sufrió persecución y a consecuencia de
esto, esta fue esparcida (Hechos 8.1). También Jesucristo y los apóstoles
fueron perseguidos, encarcelados y maltratados por la justicia de Dios.
Por lo tanto debemos
entender que estas cosas nos sucederán (Juan 15.20), este y muchos pasajes nos
advierten de que los padecimientos y persecuciones vendrán a nosotros, y esto
no para que nos preocupemos ni suframos antes de tiempo si no para que nos
preparemos. Nada nos puede separar del amor de Cristo (Romanos 8.35-39) y hay
que tener claro que las persecuciones son privilegio de Dios y signo de nuestra
salvación (Filipenses 1.28). Además Dios en su soberanía nos libra del enemigo
(2 Timoteo 3.11).
Pedro en su primera
carta (1 Pedro 3.13-16) nos enseña que debemos estar preparados para
defendernos con mansedumbre y reverencia frente a aquellos que nos demanden
razones de nuestra esperanza en Cristo, siempre teniendo una buena conducta,
pues en esta conducta los que murmuran serán avergonzados. La defensa de Cristo
no permitirá que nada nos haga daño, pero siempre considerando que se debe
hacer el bien.
Nuestra actitud hacia
la persecución debe ser:
- Encomendarse a Dios: Si padecemos según la voluntad de Dios , nuestra salida es encomendarnos a aquel que es fiel verdadero, a aquel cuya palabra y promesa cumple sin variación, pero siempre mantenernos haciendo su voluntad. (1 Pedro 4.19)
- Perseverar (Quedar firme en la fe): Una vez que hemos aceptado Cristo debemos a pesar de lo que venga, mantener nuestra fe y confianza en Dios. No es necesaria la paciencia para recibir sus promesas. (Hebreos 10.32-36; Santiago 1.12)
- Regocijarse: Muchas veces es difícil poder gozarse, pero debemos pensar y entender que por medio de estas pruebas y dificultades, acumulamos gran peso de gloria sobre nosotros, y nuestro galardón será grande en los cielos. (Mateo 5.12; 2 Corintios 4.17-18)
- Huir: Jesús de sus propios labios nos enseña que se debe huir (Mateo 10.23), pero esto tenía un propósito, el que era predicar su evangelio. (Hechos 14.6-7)
- No avergonzarse de la fe: Como veíamos en el segundo punto, debemos permanecer en la fe, firmes sin avergonzarnos. (1 Pedro 4.16)
- Orar: Nuestra actitud de amor y paz nos debe llevar a postrarnos en oración, y clamar por aquellos que nos persiguen. (Mateo 5.44; Hechos 7.60)
La recompensa para
los que padezcan persecución y para los pobres de espíritu es que poseerán el
reino de los cielos. La Biblia pone al mismo nivel a los pobres de espíritu y a
los perseguidos en términos de la recompensa que obtendrán. Y esta recompensa
la recibiremos ya que estaba preparada desde antes de la fundación del mundo (Mateo
25.34) y desde ese momento la poseemos. Quizás no en su plenitud, pero ya somos
parte de ella pues su paz, su gozo y su justicia la vivimos día tras día
(Romanos 14.17).
Fuentes consultadas: Curso de Interpretación Esotérica de los Evangelios (Kabaleb). Palabra Integral.
Continuará...
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