viernes, 22 de noviembre de 2024

Capítulo 16. EL PERDÓN DE LAS ILUSIONES. I. La verdadera empatía (2ª parte).

I. La verdadera empatía (2ª parte).

4. La verdadera empatía procede de Aquel que sabe lo que es. 2Tú aprenderás a hacer la misma interpretación que Él hace de ella si le permites que se valga de tu capacidad para ser fuerte y no débil. 3Él no te abandonará, pero asegúrate de que tú no lo abandonas a Él. 4La humildad es fuerza sólo en este sentido: reconocer y aceptar el hecho de que no sabes, es reconocer y aceptar el hecho de que Él sí sabe. 5No estás seguro de que Él desempeñará Su función porque tú nunca has desempeñado la tuya completamente. 6Es imposible que sepas cómo responder a lo que no comprendes. 7No caigas en esta tentación ni sucumbas al uso triunfante que el ego hace de la empatía para su propia vanagloria.

Uno de los pensamientos que el ego lleva regular, es el saberse ignorante. La ignorancia, para el ego, es una demostración de debilidad. Tanto es así, que uno de su eslogan más utilizados por su sistema de pensamiento, es: "Saber es poder". Para defender esa afirmación, emplea muchos recursos y esfuerzos en inventar sistemas educativos dirigidos a la comprensión de verdades basadas en el peso de la historia, esto es, en el recuerdo del pasado. Así, establece cánones que son defendidos por ilustres académicos, los cuales, son considerados como dioseS en la materia.

Las verdades que tan celosamente custodian dichos ilustres académicos, son demostraciones de vanidad y carentes de humildad, que se convierten en sus propios obstáculos para aceptar nuevas verdades.

Reflexiona, el tiempo que consideres, la siguiente cuestión: ¿Crees que aquellos que ostentan el poder de las naciones, emplean la empatía correctamente? ¿Crees que la empatía parcial, es verdaderamente empatía?

No se trata de responder con juicios condenatorios, sino de aprender del error que percibimos en nuestros líderes, de modo que nos planteemos, en qué medida, nuestra empatía es parcial y en qué medida, tenemos claro, que dicha empatía no es verdadera.

5. El triunfo de la debilidad no es lo que deseas ofrecerle a un hermano. 2Sin embargo, no reconoces otro triunfo que ése. 3Eso no es conocimiento, y la forma de empatía que suscitaría es tan distorsionada, que no haría sino aprisionar lo que quiere liberar. 4Los que no han sido redimidos no pueden redimir, sin embargo, tienen un Redentor. 5No trates de ser Su maestro. 6Tú eres el estu­diante. aÉl, el Maestro. 7No confundas tu papel con el Suyo, pues eso nunca le brindará paz a nadie. 8Ofrécele tu capacidad de sen­tir empatía, pues lo que deseas compartir es Su percepción y Su fortaleza. 9Y permite que Él te ofrezca Su fortaleza y Su percep­ción, para que puedan ser compartidas a través de ti.

No permitamos, que la visión que nos está aportando este punto de la enseñanza, nos lleve a sentirnos culpables, al reconocer, que estamos equivocado con respecto al modo en cómo entendíamos la empatía. En su lugar, alégrate de este momento, de este instante, en el que se nos brinda la oportunidad de ver las cosas de otra manera, de comprender el verdadero significado de la empatía, y, regocíjate en la fortaleza que nos brinda el espíritu de la humildad, abriendo nuestra mente a corregir la percepción errónea por la percepción verdadera.

Ahora, sí nos reconoceremos como estudiantes y no como maestros. Ahora, sí sabremos a qué Guía seguir. Ahora, si seremos discípulos de Aquel que nos mostrará la verdad.

6. El significado del amor se pierde en cualquier relación que vaya en busca de la debilidad y espere encontrar amor en ella. 2El poder del amor, que es su significado, radica en la fuerza de Dios que se cierne sobre ella y que la bendice silenciosamente al envol­verla en sus alas sanadoras. 3No intervengas en esto, ni trates de reemplazarlo con un "milagro" tuyo. 4He dicho que si un her­mano te pide que hagas algo que a ti te parece absurdo, que lo hagas. 5Pero ten por seguro que esto no significa que tengas que hacer algo que pudiese ocasionarte daño a ti o a él, pues lo que le hace daño a uno, le hará daño al otro. 6Las peticiones absurdas son absurdas sencillamente porque son conflictivas, ya que siem­pre contienen ciertos elementos del deseo de ser especial. 7Sólo el Espíritu Santo reconoce las necesidades absurdas así como las rea­les. 8Y Él te enseñará cómo satisfacer las dos sin que ninguna quede excluida.

Considero la aportación que nos brinda este punto, muy interesante y esclarecedora, pues, el mensaje: "Si un hermano te pide que hagas algo que a ti te parece absurdo, hazlo", sin el matiz adicional y aclaratorio, añadido en este punto, podría llevarnos, guiados por nuestra fidelidad ciega, a acometer acciones que vayan más allá de las consideradas absurdas, estas son, aquellas que nos pueden ocasionar un daño propio o ajeno.

Siguiendo el método de aprendizaje alumbrado por estas enseñanzas, lo recomendable, para asegurar que nuestro hacer es el correcto, es poner en manos del Espíritu Santo la situación, de modo que nos inspire el camino a seguir. Lo hará del tamo, que ninguna de las propuestas que nos hagan quede excluida.

7. Tú intentarás hacer esto únicamente en secreto. 2Y pensarás que al satisfacer las necesidades de uno, el otro no se ve afectado por­que los mantienes separados y ocultos el uno del otro. 3No es ése el camino que debes seguir, pues no conduce ni a la verdad ni a la vida. 4Ninguna necesidad quedará insatisfecha por mucho tiempo si la pones en manos de Aquel Cuya función es satisfa­cerla. 5Ésa es Su función, no la tuya. 6Él no satisfará ninguna nece­sidad en secreto, pues quiere compartir todo lo que des a través de Él. 7Por eso es por lo que lo da. 8Lo que tú das a través de Él es para toda la Filiación, no sólo para una parte de ella. 9Deja Su función en Sus manos, pues Él la llevará a cabo sólo con que lo invites a formar parte de tus relaciones y a bendecirlas por ti.

Todo lo que hagamos de manera oculta, está debilitando la creencia en la unidad. Cuando actuamos siguiendo las leyes del amor, que como hemos dicha en otras ocasiones, se fundamentan en el respeto del libre albedrío, estaremos siguiendo el guión correcto de las enseñanzas que nos ofrece el Espíritu Santo.

Cuando nuestra mente sintonice la frecuencia de la Mente Recta, esta es, la frecuencia del Espíritu Santo, nuestra comunicación se fortalecerá y aquello que tengamos que decir, llevará Su sello, que no es otro, que el del Amor. 

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