El Noun corresponde a la decimocuarta
letra fuerza, y en esta fase del camino debemos anunciar un sutil peligro. Ya
hemos dicho que con el Mem, el hombre se disponía a construir los pilares de
nuestra sociedad estructurando para ello las edificaciones que sean necesarias.
Bien, en el momento que afrontamos con el
Noun, esa voluntad se interioriza, es decir, se personaliza, y aquello que era
una construcción sin nombre y apellidos, ahora pasa a ser una edificación con
plena identificación y personalidad. En ese proceso, la consciencia que ya se
encontraba identificada con el mundo de lo material, se densifica aún más,
llevándonos a olvidar por completo nuestra procedencia espiritual, y si se
trata de una experiencia, la misma se convertirá en un obstáculo que debemos
saber sortear para no quedar prisionero de ella.
A la vista de una proyección mundana, el
Noun será portador de resultados muy satisfactorios, ya que representa la
materia en plena fase de maduración y perfeccionamiento. Pero al igual como es
lícito saborear las mieles del fruto cuando éste llega a su apogeo, igualmente
es comprensible que pretendamos gozar de lo construido. Pero tan sólo una
advertencia, actuemos al igual que lo hace el fruto, es decir, debemos
convertirnos en nuevas semillas para dar continuidad a la creación, de lo
contrario, quedaremos estáticos y nos convertiremos en rezagados.
Zodiacalmente, el Noun está representado
por el signo de Tauro, y sefiróticamente, es Gueburah quien ejerce su
influencia. De este Séfira recibe el impulso que lleva a esta Fuerza a proceder
con individualismo y espíritu separador. Pero igualmente, será de este Séfira
que deberá sacar el coraje necesario para romper los apegos.
En el Tarot, el Noun se corresponde con la
lámina nº 14, llamada La Templanza. Representa la figura de un Ángel quien
sostiene en sus manos dos jarras, depositando el contenido de una de ellas en
la otra. Se trata de los fluidos acuosos del He-Agua-Emoción. El Noun actúa
como canal-receptáculo de las energías del He, es decir, se convierte en la
parcela donde las emociones, los deseos se hacen más firmes, identificándose
con una causa que le aporta satisfacción, de ahí que resulte tan difícil el
desapego de los placeres mundanos. El control de los deseos nos permite
adquirir la virtud de la Templanza, es decir, nos dota de la capacidad de
controlar el potencial de nuestras emociones de modo que estas al expresarse en
el mundo no sean portadoras de desorden y caos.
En el terreno adivinatorio, cuando esta
lámina aparece en el tiraje debemos tener presente que de tratarse de asuntos
de orden material, el resultado será totalmente satisfactorio. Si por el
contrario nuestra pregunta está encaminada a asuntos de orden espiritual,
debemos saber que nos anuncia que existe una gran distancia en los objetivos
que perseguimos y la situación que nos rodea.
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