24 Le crucificaron y se repartieron sus
vestidos, echando suertes sobre ellos para saber lo que había de tomar cada
uno.
Ese despojo civilizado es semejante al que realizan los
buitres cuando se encuentran a una víctima. Integrar esos trozos de carnes, les
permitirá vivir. Asimismo, esos vestidos despojados del Cuerpo del Maestro, se
convertirán en una prenda de purificación para el que le toque.
“Echar a suertes”, es un gesto inconsciente de búsqueda del
amor. Es ponernos en manos de nuestro Yo superior, del que ha de guiar nuestros
pasos, para que sea éste, el que determine si verdaderamente estamos preparados
para ser tocado con la suerte de ser poseedores del ropaje sagrado.
¿Qué puede simbolizar esta escena en la dinámica de Virgo?
Hemos visto, en este ultimo punto, cómo se abren nuevas
puertas que nos llevan a estar al lado del Maestro. En la última hora, si
estamos cerca del camino por donde ha de caminar el Hijo del hombre, es decir,
si hemos realizado ese camino interior que nos ha llevado a estar ahí en el
momento adecuado, nos convertiremos en los servidores de la luz, cargando sobre
nuestras espaldas el peso de la Obra creadora; esto es, el peso de todas las
acciones, de todas nuestras creencias, de todos nuestros sentimientos, de todos
nuestros ideales. Seremos Simón de Cirene.
Pero también llegamos a Cristo, al Amor, por otra puerta, tal
vez insospechada. Hemos sido sus ejecutores los que con nuestras obras damos
muerte al amor purificador, pero también hemos sido, los que hemos echado a
suertes sus vestidos; hemos contribuido en el despojo testamentario, pues
pretendemos ser tentados por la suerte, y lograr así hacernos con la túnica del
Maestro.
En verdad, lo que buscamos es re-convertirnos a lo esencial,
dejar de ser los ejecutores y quedar liberados de esa opresión
25 Era la hora tercia cuando le
crucificaron.
La hora tercia cabalísticamente hablando corresponde al
Séfira Binah, cuya cualidad es la ley. Por lo tanto, la hora tercia es la hora
en la que se cumple la Ley, se cumple lo que está escrito, se cumple la
Voluntad del Padre.
Esa será la hora en la que todos debemos ser crucificados; es
decir, en la que debemos estar dispuestos a morir para el mundo viejo. Binah se
encarga de liberar el espíritu de la materia; es el responsable de que el mundo
continúe su proceso evolutivo, poniendo orden y método en el propio proceso. El
día en que decidamos pagar las deudas contraídas en nuestro destino, estaremos
viviendo la hora tercia. Es la hora en la que asumiremos conscientemente
nuestra misión.
26 El título de su causa estaba escrito:
El rey de los judíos.
Jesús nazareno, rey de los judíos: INRI.
Como bien describe el cronista, el título de su causa estaba
escrito. Su causa es esa indudablemente, pero no su causa material. Él no fue
crucificado por ser rey de los judíos, por proclamarse autoridad de un mundo al
que venía a trascender. El no dijo: “Yo soy el rey de los judíos”. Sin embargo,
sí dijo que era el Mesías, es decir, “el enviado” para redimir al pueblo
elegido, al pueblo que todos llevamos internamente y cuya muchedumbre forma y
da lugar a nuestra consciencia.
Él era el rey de la consciencia y, por ella, murió
crucificado. Esa consciencia debía llevarnos a dejar atrás una personalidad
vieja y permitir nacer a una nueva: EL HOMBRE NUEVO.
27 Crucificaron con él a dos bandidos,
uno a la derecha y otro a la izquierda, y se cumplió la escritura que dice: Fue
contado entre malhechores...
Esos bandidos están representando el uso de las energías que
circulan por la Columna de la Izquierda y de la Derecha del Árbol Cabalístico.
Aquí, el cronista nos los presenta como malhechores; otros autores, nos los
describen como ladrones. En realidad, ambos nos definen el mal uso de la
utilización de las energías que representan el amor-derecha y la ley-izquierda.
Jesús se encuentra en medio de ambos, adquiriendo la
condición de punto de intersección entre dos estados de fuerzas contrarias. Ese
punto, en cábala, da lugar a la Columna del Centro, la Columna de la
Consciencia. Jesús-Cristo muere junto a los representantes de las voluntades
que han sido causa del dolor y la aflicción. Él, recibe sus energías y les
perdona, les comprende, les purifica... muere con ellos.
Virgo también vive esta experiencia. Es un signo kármico. A
través de él, recibimos los efectos de aquellas energías que hemos movilizado,
bien por la utilización del pensamiento o bien por la utilización del deseo.
Virgo actúa como una esponja, recibiendo los efectos y trascendiéndolos,
purificándolos, limpiándolos.
He sido testigo, afortunadamente, de la actuación de Virgo
cuando la vida me ha enfrentado a la experiencia de recibir los efectos de
energías puestas en circulación bajo otras circunstancias. Recuerdo a una
mujer, cuyo esposo estaba prisionero de hábitos perniciosos, era alcohólico y su
comportamiento era desarmónico. Esta mujer superó esta experiencia, no dejando,
ni rechazando a su marido. Le ayudó a superar su bache y a encontrarse consigo
mismo.
También he sido testigo de Virgos que han sufrido de
injusticias, y que han sido víctimas de importantes injurias y falsedades. Han
trascendidos la situación con la fuerza de la comprensión y del perdón.
La experiencia de esta hora, no es nada fácil de aceptar,
pero cuando se logra, nos convertimos en seres de luz.
29 Los transeúntes le injuriaban moviendo
la cabeza y diciendo: ¡Ah! tú que destruías el templo de Dios y lo edificabas
en tres días 30 sálvate bajando de la cruz. 31 Igualmente los príncipes de los
sacerdotes se mofaban entre si con los escribas, diciendo: A otros salvó, así
mismo no puede salvarse. 32 ¡El Mesías, el rey de Israel! Baja ahora de la cruz
para que lo veamos y creamos. Y los que estaban con Él crucificados le
ultrajaban.
La incredulidad del hombre viejo actúa como esos transeúntes,
como los príncipes y los escribas. Todos ellos están ciegos a la luz y se
complacen de permanecer en esa situación
He podido observar que no le resulta fácil a Virgo creer en
aquello que no ve. Para ellos, la realidad es la que perciben con sus sentidos
físicos. No captan, ni comprenden otros estados de energía, ni de consciencia.
Todo lo toman al pie de la letra, lo que les lleva a negar y a ironizar sobre
el espíritu que proclama una nueva verdad.
Ellos no comprenden que, el Templo de la Verdad, no se construirá
con los materiales físicos; ellos no comprenden que, el verdadero servicio por
los demás, debe trascender los deseos propios. Ni tan siquiera aquellos a los
que estamos liberando de sus cargas, comprenden que el amor es la única
realidad a la que debemos aspirar.
33 Llegada la hora sexta, hubo oscuridad
sobre toda la tierra hasta la hora nona.
Podríamos decir, llegada la hora de Tiphereth; esto es, en la
hora en que la luz-consciencia luce en las tinieblas, hubo oscuridad sobre la
tierra; es decir, se hace tangible la culminación de las energías puestas en
circulación por el hombre viejo: se hace consciente el estado de consciencia,
la oscuridad.
Cuando Virgo se obstina en no desprenderse de aquello que le
mantiene prisionero del mundo inferior, las energías, al llegar a la hora
sexta, se cristalizan en un grado de oscuridad que acompaña a estados anímicos
muy depresivos: La vida no tiene sentido para ellos pues, mientras desean
gozar, la dinámica de la vida-Virgo, les lleva al servicio, al desprendimiento.
Es la expresión que experimenta el Virgo del segundo decanato. Esta hora nos
conecta con los deseos que nos han llevado a dar cuerpo a la oscuridad. Son
deseos de placeres materiales, de posesiones. El desapego nos hace sufrir, en
la medida en que no estamos dispuestos a realizarlo.
34 Y a la hora nona gritó Jesús con voz
fuerte: Eloi, Eloi, ¿lama sabachtani?, que quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has abandonado? 35 Algunos de los presentes, oyéndole, decían: Mirad,
llama a Elías.
El estudiante sabrá ya, que esa hora corresponde a la hora de
Yesod. Es la hora del noveno mes, en el que se produce el parto. Es el momento
de la culminación. La vida que ha permanecido en fase interna, saldrá al
exterior para cumplir con su propósito. Es la hora en la que Cristo lleva a
cabo su misión, es la hora de la Liberación.
Las palabras que se recogen en este pasaje, pueden dar pie a
pensar que Jesús tenía resistencia a abandonar su cuerpo material, pero nada más
lejos de ello. Su propósito material culminaba con el abandono de su vehículo
físico y su posterior resurrección, por lo que difícilmente podríamos pensar en
dicha resistencia al desapego.
Las palabras del Maestro debemos entenderlas como una
suplica, como un deseo de continuar dando ejemplo de amor y entrega. Pero todo
tiene su fin. La experiencia había agotado su tiempo. Era la hora de liberar el
espíritu. El cuerpo debe ser abandonado, lo esencial debe continuar su camino
hacia la luz.
36 Corrió uno, empapo una esponja en
vinagre, la puso en una caña y se lo dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si
viene Elías a bajarle.
Esa esponja empapada en vinagre, es la última muestra de amor
del Maestro. Recibiendo este liquido agrio, aceptaba recibir los sentimientos
egoístas del mundo.
Cuando estemos preparados para recibir esos sentimientos de
los demás, impregnados en vinagre, sin odio, sino con amor, habremos llegado
muy lejos en el camino de la Liberación.
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