Entramos en la última escena
de la historia personificada por estos dos grandes y excelentes actores del
alma humana, Bella y Bestia, la conciencia y el inconsciente
En el capítulo anterior
habíamos dejado a Bella profundamente conmovida y transformada ante la visión
de sufrimiento que le había sido revelado en sueño.
Cuando el hombre sueña,
abandona por unos instantes el mundo físico y pasa a habitar el Mundo Astral,
el Mundo del Deseo. Mientras que el Mundo Físico es el plano de la conciencia,
el Mundo Astral se convierte en el plano del inconsciente, donde nos
encontramos con todos nuestros sentimientos, tanto los positivos como los
negativos. Siendo así, diremos que ese mundo en verdad es el mundo de Bestia, y
cuando el autor nos revela que fue en sueño donde vio sufrir al fracasado Príncipe,
lo que nos está revelando, en realidad, es que Bella había logrado penetrar en
ese mundo emocional y se había sensibilizado con la visión de su propia
naturaleza emotiva, acababa de comprender que la fealdad que veía en Bestia,
era su propia fealdad interior.
Esta experiencia es
inevitable en el sendero de todo aspirante al verdadero amor. Muchas veces nos
sentimos preparados para afrontar los trabajos más sublimes, porque ello nos
halaga y nos hace sentir importantes, sin embargo, vamos por la vida criticando
y juzgando los comportamiento y errores ajenos. Repelemos el vicio cuando lo
vemos reflejado en nuestros compañeros de ruta, sin embargo, cuando así obramos,
estamos negando nuestra propia “Bestia” interior. El Maestro, dijo al pueblo
que quería lapidar a la prostituta, “aquel de vosotros que esté libre de
pecados, arroje la primera piedra”, y nadie se atrevió.
Enfrentarse a la propia “sombra”
no es fácil, y tan sólo después de que nuestro Padre –personalidad espiritual-
esté enfermo y deseemos curarle, después de la décima noche, es decir, después
de haber experimentado los Trabajos de los 10 Centros de Conciencia-Séfiras-,
entonces, sentiremos la llamada del sufrimiento de nuestra naturaleza oscura
que desea ser aceptada por la consciencia y quedar liberado de su prisión y
maldición. Si no nos amamos íntegramente, estaremos siempre dejando una parte
de nosotros en la penumbra y en el destierro.
Pero quizás esté adelantando
el trabajo que consideró la síntesis final. Sigamos analizando los
acontecimientos que se sucedieron a continuación y veámoslo como hasta ahora,
bajo las dos versiones.
Bella llegó al Palacio donde
se encontró al animal moribundo. Estamos ante una verdadera y romántica escena
de amor. El alma toma consciencia de que ya no puede vivir separada, por más
tiempo, de su “otro yo”, y busca con ansiedad el encuentro con él. Ese afán es
la clave de esta escena. No podemos dejar en manos de la providencia, el hecho
de que se den las circunstancias propicias para retornar. Debemos movilizar
todos nuestros recursos, hasta el punto de abandonar nuestro hogar, esa
intimidad que hasta ahora había permanecido enferma, para ocuparnos de la parte
que más nos necesita, nuestra “sombra”.
Para Bella el rostro feo y
repelente de Bestia había dejado de ser un motivo de rechazo. Ahora, apreciaba
otra belleza más profunda, una belleza que no la podía consumir el perecedero
tiempo, se trataba de la belleza del alma. Bestia, moría de amor por Bella, y
ese amor invadía todo su corazón, se trataba de un amor impregnado de pureza,
de luz, estaba dispuesto a morir por ella.
Existen dos mensajes muy
importantes en este pasaje, y ambos hablan de amor. El primero, el amor de
Bella por Bestia. Ese amor está interpretado astrológicamente por la Casa V y
por la Casa VIII, y existe una diferencia entre ambos. El amor de la Casa V, es
un amor libre de pasiones humanas, es el amor desinteresado capaz de cualquier
cosa por el otro y que no pide nada a cambio. Vemos que Bella tiene en su Casa V,
el signo de Virgo, la Virgen del Zodíaco, y con ello nos está revelando el
estado de amor que dirige hacia Bestia.
Virgo, como ya hemos dicho
en otro momento de este estudio, es el signo que nos lleva al desapego de los
hábitos materiales y al servicio desinteresado. ¿Acaso no era puro servicio,
los propósitos que hicieron volver a Bella al lado de Bestia?
Por otro lado, la Casa VIII,
nos sugiere un amor de orden más humano, más pasional, el cual adquiere
protagonismo una vez que se ha despertado al amor de la Casa V.
Todo el que se haya enamorado
alguna vez comprenderá, que los primeros latidos del corazón hablan de
romanticismo, sin que existan intereses impuros. A partir de ese impacto, se
pone de manifiesto el compartir las intimidades humanas, y entonces, se ama
igualmente la naturaleza humana. Vemos que la Casa VIII de Bella, se sitúa en Sagitario,
¿acaso no es su amor humano, el Príncipe-Sagitario?
El segundo de los mensajes,
hace referencia al estado de amor de Bestia. Por un lado el amor de su Casa V,
el puro, le llevó a sentir una profunda compasión por la joven, hasta tal punto
que arriesgó su vida por ella, luchando contra los lobos. Estaba dispuesto a
morir por ella. Esta dinámica responde a la posición del signo de Piscis en el
sector V.
En cuanto al amor de la Casa
VIII, nos revela al signo de Géminis en dicho sector. No es casual que el signo
de Géminis, responda al complemento de Bestia en su condición de Príncipe-Sagitario,
es decir Bestia veía en Bella la inteligencia, el dominio de la razón sobre los
instintos, y sobre todo, el alma que le permitió comprender su error humano,
amar superficialmente.
Llegado este punto, ninguno
puede vivir sin la presencia del otro, ambos se prometen servicio mutuo. Es el
momento cumbre, un momento de profunda trascendencia espiritual, y que tan sólo
la vida de los Grandes Maestros han protagonizado. Un ejemplo de ello es la
Vida de Jesús, que muriendo en la cruz, derramando su sangre, libera al mundo
de sus cargas, de sus errores, de su karma y abre un sendero, un nuevo camino,
donde el hombre puede redimirse asimismo, tan sólo activando el Arrepentimiento,
el Amor y el Perdón.
En efecto, estamos ante los
tres logros claves de esta historia. Arrepentimiento, pues sin esa toma de conciencia no se producirá el cambio necesario. Amor, que es la nueva esencia
que formará parte de nosotros, y Perdón, pues es el trabajo interno y externo
que nos permitirá alcanzar la propia liberación.
Decíamos antes, que Bella y
Bestia se prometieron servicio mutuo. Con ello estamos diciendo, en términos
astrológicos, que ambos proyectaron sus Casas V -Piscis y Virgo-, esto es Amor
Abnegado y Servicio Desprendido.
Bestia se transforma en Príncipe,
recupera su verdadera identidad. Pasa de estar en Escorpio a situarse en su
parcela espiritual, Sagitario. Bella por su parte también ha madurado. Al
principio, se encontraba atrapada en el apego a la belleza física y a los
placeres que le ofrecía sus sentidos. Pero ahora, una vez superada esa etapa,
se convierte en el complemento del Príncipe-Sagitario, es decir, conquistada el
Plano de la Mente, Bella, deja de ser una belleza instintiva, para convertirse
en una belleza mental, Géminis. Este signo, en su máxima expresión, nos
convierte en portadores del Verbo Creador, y en verdad, esa función se consigue
cuando se ha logrado integrar ambas personalidades.
En esa transmutación de
ambos aspectos del alma humana, se produce todo un proceso evolutivo, que,
igualmente, bien se puede interpretar Astrológicamente.
Por ejemplo, hemos visto que
el amor puro de Bestia-Escorpio, se encontraba en su Casa V-Piscis, sin embargo
- este tema de meditación lo dejo en manos del lector-, ahora como Príncipe-Sagitario,
el signo de Piscis se sitúa en la Casa IV, es decir, la conquista de su
conciencia –ya sublimada- pasa a formar parte de su propia intimidad, la misma
intimidad que le llevó a fallar al principio de la historia. Invito al lector,
a ocuparse de ese mismo aspecto, pero aplicado a Bella.
Dejamos a Bestia
transformada en Príncipe, pero antes de poner el sello final a este estudio,
pasemos a interpretar las escenas que nos narra el autor de la otra versión.
En ésta, habíamos dejado a
Bella y Bestia en un esperanzador acercamiento, después de los referidos
rechazos mutuos. Estas escenas, podrían ser interpretadas como un romántico
flirteo. Ellos vivían en paz y armonía, sin embargo, el encantamiento
continuaba y aquella situación parecía eternizarse.
Cierto día, Bestia quiso
saber si Bella era feliz a su lado, pues en Bella había un profundo pesar,
deseaba ver de nuevo a su Padre, aunque fuera un sólo momento.
Bestia que tenía en su poder
el Espejo Mágico, quiso satisfacer a Bella, sin embargo, lo que le mostró el
Espejo sorprendió a ambos, su Padre estaba perdido en el bosque.
Este autor, introduce un
matiz diferente para hacernos partícipes de la situación espiritual de Bella,
vivida por su Padre. En la anterior versión estaba enfermo, ahora está perdido.
Ambas situaciones responden a la misma causa, el error espiritual, la inmadurez
del alma.
Bestia reconoce, que debía
dejar ir a Bella para que ayudase a su Padre. Ya hemos visto lo que ello
significaba. Bella debe asumir la iniciativa y por sí misma vencer los
obstáculos que han llevado a su Padre a fracasar en su prueba. Bestia ofreció a
Bella el Espejo Mágico.
Recordemos que ese Espejo
estaba en correspondencia con el signo de Cáncer, y fijémonos como ese signo se
sitúa ahora en la Casa IX, desde Escorpio-Bestia. Este sector es el canal por
donde el hombre exterioriza sus valores morales más elevados, el contenido de
su conciencia espiritual, y lo hace, con el propósito de ordenar éticamente el
mundo, con el propósito de ayudar a evolucionar a la humanidad. Por lo tanto, Bestia
le está dando lo mejor de sí mismo, se desprende de la única herramienta que le
permite conectarse con el mundo exterior, y es que en verdad, el único mundo
que deseaba contemplar Bestia, era el de Bella.
Esta escena nos sugiere una
reflexión importante, la “sombra” tiene recursos que pueden ayudarnos a superar
nuestros fracasos existenciales. No podemos pues rechazarla, como habitualmente
hacemos. Con la ayuda del Espejo, Bella encontró a su Padre, el cual estaba muy
grave, y se quedó con él para ayudarle. Pero en ese instante, una manifestación
del pueblo, encabezada por el joven que deseaba desposarse con Bella, quiso
apoderarse del viejo, pues decían que estaba loco.
En el momento en que Bella
comienza sus trabajos de transformación, la tendencia Escorpio-joven narcisista,
viene a poner en peligro esos trabajos, queriéndose apoderar de nuevo de la
referencia espiritual de Bella, su Padre. Sin embargo, la joven, para evitar que lograsen su propósito, tomó el
Espejo y les mostró el rostro de la Bestia. ¿Por qué hizo esto?
Pues porque era el único
modo de hacerles tomar conciencia de su error. Ese pueblo que pide apoderarse
del Padre, son las tendencias de nuestra intimidad, de nuestros deseos, con los
que hemos compartido nuestros alimentos, nuestras apetencias, pero que ya no
nos sirven para lograr nuestro nuevo propósito. Ese pueblo -intimidades-, está
representado Astrológicamente por la Casa IV, en este sector, el alma queda apegada
al mundo de los recuerdos, del pasado y añora permanecer en ese estado. Sin
embargo, si así lo hacemos, peligra nuestra evolución, pues requiere
transformación. Ese sector de nuestra vida nos exige que nos enfrentemos a lo
que somos en realidad y es por ello, que Bella les enseña a Cáncer, ese signo
que en el zodíaco constituido rige expresamente la Casa IV, el Espejo les
muestra el contenido de ese signo, su naturaleza inconsciente, la Bestia, y le
dice al pueblo: ¡Ved lo que en verdad soy internamente!
Esta situación es semejante al
momento en que nuestra intimidad descubre que existe una parte de sombra en nosotros,
dado que ese sector exige pureza, pretenderá, como ocurre en el cuento, dar
muerte a la Bestia y poner fin a lo corrupto. Sin embargo, no es eso lo más aconsejable,
pero veamos cómo nos lo narra el cuento.
El joven narcisista y
engreído, condujo a la multitud hacia el castillo, utilizando el Espejo que le
había arrebatado a Bella. La lucha estaba servida. Las dos tendencias de Escorpio,
la Bestia y el joven amante, se enfrentarían en un combate a muerte, pero
mientras el animal se mostraba compasivo y humano, el joven se había convertido
en un sangriento y cruel animal.
Aquella situación fue
aprovechada por el agresor, el cual clavó su cuchillo sobre la Bestia. El furor
y el dolor del animal herido, hizo perder el equilibrio a su contrincante, el
cual cayó al vacío. Bestia, mal herido, miró a Bella y se desplomó.
Esta versión de la historia
de la Bella y la Bestia, viene a indicarnos que el fracaso en la prueba del amor,
puede adquirir dos matices diferentes. Uno, el protagonizado por el Príncipe-Sagitario,
aspecto espiritual, que se convierte en Bestia-Escorpio, y otro, el del propio
joven engreído y narcisista-Escorpio, aspecto humano.
La diferencia de su final,
para Bestia, la transformación y para el joven amante, la muerte, nos indica, que
el Yo Espiritual nunca muere, siempre puede ser redimido, mientras que la personalidad
mundana, debe perecer para que lo espiritual pueda sobrevivir.
Bella corrió hacia la Bestia
y le abrazó. Sintió tanto amor por aquel animal, su compañero, que le besó
queriendo mostrarle en aquellos momentos de agonía, sus puros sentimientos.
El último pétalo de la rosa
cayó mientras Bella lloraba. Pero ya nadie podía evitar, que el hechizo tocase
a su fin. Bella fue testigo de la transformación de Bestia, de su propia
transformación.
Nos dice el autor, que la Rosa
marchita se había convertido en un hermoso Capullo. Ya no se trataba del fruto de
una pasión, y quizás le haya faltado al creador de esta versión, introducir un
dato significativo, el color de la nueva flor, que sin duda no sería ya rojo,
sino blanco, como la pureza de su amor.
¡Ah!, antes de cerrar el
telón, deciros, que las hermanas de Bella, fueron convertidas en estatuas de
piedra. Y no podría ser más sabio el castigo impuesto a la Casa III de Bella,
donde encontramos a Cáncer-división. Estas hermanas no consiguieron la
felicidad en su matrimonio, es decir, no consiguieron complementarse con el
signo opuesto, en este caso Capricornio, el cual exige convertir el deseo en
obras de amor. Ya que no lo habían conseguido, con la ayuda de su Padre, que le
ofreció el oro –conciencia-, ahora lo harían por la vía del rigor, la “petrificación”
propia del Capricornio, signo que nos invita a convertir en piedra todos
nuestros actos, esto es, en acciones materiales.
¡Y la luz resplandeció sobre
la hermosa Bella y el apuesto Príncipe, cuyo amor había logrado romper aquel
terrible hechizo!
FIN
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