¿Qué me enseña esta lección?
El orientar nuestra Voluntad hacia el
perdón, es actuar conscientemente en la tarea de materializar la Divinidad.
Poner fin a la hegemonía del ego, pasa por cambiar nuestras creencias de separación, culpa y temor. Cuando nos sentimos separados, atacamos el mundo exterior, por temor a ser atacado. Es un círculo vicioso al que únicamente podemos poner fin con la práctica del perdón.
Cuando actuamos perdonando, es obvio que,
en primer lugar, debemos albergar esa cualidad anímica en nosotros. No podemos
dar lo que no tenemos. Al recordar nuestra verdadera identidad, el perdón se
manifiesta en nosotros como algo natural, pues ya no nos sentimos culpables de
nada, pues en verdad, no hemos pecado, sino que hemos ejercido nuestra
capacidad creadora, adquirida por nuestra condición divina, y hemos inventado
un mundo temporal e ilusorio, con el cual nos hemos identificado, hasta el punto
de que hemos olvidado nuestro verdadero y único origen.
Recordar nuestra verdadera Esencia, debe
liberar todas nuestras creencias erróneas arraigadas en nuestro inconsciente y
debe liberarnos de nuestras percepciones falsas, de las ilusiones. Debemos recuperar
nuestra inocencia y convertirnos como niños, llenos de vitalidad, nobleza y
pureza.
Un Curso de Milagros nos dice algo muy
importante que debemos tener muy presente:
"Los perdonados son el medio de la
Expiación. Al estar infundidos por el espíritu, perdonan a su vez. Aquellos
que han sido liberados deben unirse para liberar a sus hermanos, pues ése es el
plan de la Expiación. Los milagros son el medio a través del cual las mentes
que sirven al Espíritu Santo se unen a mí para la salvación o liberación
de todas las creaciones de Dios" (T-1.III.3:1-4).
Tenemos en nuestras manos la capacidad de
colaborar conscientemente en la creación de una gran cadena de perdón, cuya
principal misión no es otra que ayudar al mundo a encontrar el camino de la
liberación y de la salvación. Cada vez que hacemos consciente en nuestras vidas
el perdón, es decir, practicamos el auto perdón y lo compartimos con los demás,
estamos activando nuevos "hacedores de milagros", los cuales
multiplicarán esa semilla, hasta que la masa crítica sea tan importante, que
permitirá de una manera cuántica que todas las mentes vibren en la mente Una.
La salvación no es otra cosa que
"mentalidad recta" que, aunque no es la Mentalidad-Uno
del Espíritu Santo, se debe alcanzar antes de que la Mentalidad-Uno pueda
ser reinstaurada. La mentalidad recta conduce automáticamente al siguiente
paso, ya que la percepción correcta está completamente exenta de cualquier
forma de ataque, y, por lo tanto, la mentalidad errada desaparece.
Ejemplo-Guía: "¿Cómo se alcanza la
salvación?
Hasta hace poco, me encontraba entre los
que pensaban que, para poder salvarme, tenía que renunciar a muchas cosas en el
terreno material. Practicaba una religiosidad basada en el temor, en el castigo
y en la culpa. Si hago esto..., si como aquello..., si pienso tal cosa..., si
deseo aquella otra... múltiples razones para negarme la paz que mi corazón
anhelaba. La culpa ha sido, durante mucho tiempo, mi compañera de viaje y os
puedo asegurar, que su carga es pesada. Al final, descubrí que ese no era el
camino que me llevaría a las puertas de la salvación.
El error fundamental se encontraba en mi
mente, pues, creía que Dios se encontraba fuera de mí, lo que me inspiraba a
realizar gestos y rituales encaminados a ganar su simpatía y su gracia.
Comparto la enseñanza del Curso que me
habla de la salvación como una empresa de colaboración. Nadie puede alcanzar la
salvación si se encuentra desvinculado de la Filiación, porque, al hacer eso,
se desvinculan de Dios. Es más, Dios acudirá a nosotros sólo en la medida en
que ofrezcamos la salvación a nuestros hermanos.
Para mí, la salvación ha surgido como
consecuencia de haber andado un largo camino de la mano de la condenación. No
digo que ese sea el único camino, pero sí ha sido el mío. La condena es el
fruto del juicio y el juicio es el pensamiento que surge separado de la mente
una, es decir, juzgamos porque nos creemos separados de aquel al que juzgamos.
Para alcanzar la salvación hay que dejar de juzgar, hay que dejar de
condenar, o lo que es lo mismo, hay que dejar de juzgarnos y de condenarnos.
Permitid que comparta una de mis últimas experiencias con relación al juicio y
a la condena.
“En una conversación, en
el entorno profesional, me encuentro junto a mi jefe debatiendo sobre una
situación que nos aporta un clima laboral conflictivo, donde intervienen,
principalmente, factores humanos, así como factores de producción.
En el análisis de la situación, me
sorprendo de mis propias palabras, cuando expreso que me arrepiento de la
decisión tomada en el pasado, decisión que considero no fue la más acertada.
Mis palabras concretas fueron: "si pudiese volver al pasado, nunca
actuaría como lo hice".
¿Te sientes culpable de lo que decidiste
entonces? -fue la pregunta de mi jefe-.
¡Culpable! No, culpable no, pero sí frustrado.... Era evidente que
estaba protegiéndome del hecho de que pudiera sentir culpa (le tengo tanto
respeto). Pero lo cierto es que detrás de ese sentimiento de frustración
existía una pesada carga de culpa.
No tardé en ver el guión de la escena. Ya llevaba tiempo magullando ese
sentimiento de frustración al comprobar que las cosas no marchaban como debieran
marchar. El estar viviendo una situación permanente de conflicto, me llevaba a
sentirme partícipe directo de que fuese así. ¿Cuál fue y cuál había sido mi
decisión hasta ese momento? Condenarme por lo que creí haber hecho en el
pasado. Como me encontraba en conflicto interior, ese conflicto me lo
encontraba personificado en el escenario al que condenaba”.
¡Cuán sutil es la culpa! Si no hay paz en nuestro interior, la causa es la
culpa, la fiel aliada del miedo.
Yo, al igual que muchos de vosotros, hablo
permanentemente con el Espíritu Santo. Le pido lucidez para aquellas
situaciones donde percibo oscuridad, donde no veo con nitidez.
Esa luz, con relación a este asunto, ha venido de la mano de la inestimable
aportación que está haciendo Emilio Carrillo con sus habituales conferencias.
En ese momento, mi “Emilio” interno conectó, sintonizó, con las palabras del
Emilio externo y resonó al mensaje que necesitaba oír para que mi consciencia,
en forma de un flash, recibiera la iluminación que me permitiría ver con
claridad que todo en nuestra vida encaja como debe de encajar. Podríamos decir,
que encaja a la perfección, pero para Emilio, ese sentido profundo que da
respuesta al por qué y al para qué, trasciende, si cabe, esa perfección.
Todo en nuestra vida, todo cuanto nos ocurre, es lo mejor que nos puede
ocurrir, desde el punto de vista de nuestro proceso evolutivo y conciencial.
Y estoy totalmente de acuerdo. La decisión
que tomé en el pasado, era la mejor decisión que sabía tomar entonces. En aquel
momento, no veía otra solución y actué desde el amor. Ahora, transcurrido el
tiempo, las circunstancias me han llevado a valorar cosas que desconocía y que
me han aportado una mayor riqueza desde el punto de vista conciencial.
En ese trayecto, las
vivencias experimentadas han tenido un importante peso en mi vida. Siempre me
han aportado consciencia, y, sin duda, el ser que soy hoy, es mucho más lúcido
y despierto, que el ser que actuó en la ilusión del pasado.
Esa fue la puerta que me ofreció la
salvación. Un espacio donde ya no existe el tiempo, ni el espacio. Donde
únicamente existe el eterno presente y la permanente presencia del Ser.
Reflexión: ¿Qué efecto
tiene el perdón en tu vida?
El perdón un acto de valentía un acto de amor un acto
ResponderEliminarde reconciliación con uno mismo.