1. La idea de hoy es una afirmación exacta y cabal de lo que eres. 2Por eso es por lo que eres la luz del mundo. 3Por eso es por lo que Dios te designó como el salvador del mundo. 4Por eso es por lo que el Hijo de Dios apela a ti para su salvación. 5Él se salva por razón de lo que tú eres. 6Hoy haremos todo lo posible por llegar a esta verdad acerca de ti y por darnos cuenta plenamente, aunque sólo sea por un momento, de que es verdad.
¿Qué me enseña esta lección?
Hemos sido creados en un acto de Amor, la única esencia, real, de la que somos portadores.Cuando actuamos desde el ego, fabricamos, no creamos, pues, aquello que adquiere forma
es irreal dado que está sujeto al cambio y es perecedero. Solo el Amor es real pues no cambia.
Tomo consciencia de que he sido creado a “semejanza” de mi Creador, es decir, del mismo Arquetipo Mental; de la Extensión Amorosa de su Pensamiento.
Si Su Mente es Una, si Su Mente es Amor, Yo Soy Uno, Yo Soy Amor, y, mientras tenga conciencia en el plano de la percepción, mientras que esté experimentando este sueño, debo manifestar ese potencial en todos y cada uno de mis actos.
Nos transmite las enseñanzas de Un Curso de Milagros, que Dios creó a Su Hijo a través de un acto de expansión de Su Mente.
Su Mente Una, al expandirse se manifestó en los Principios de la Trinidad:
Voluntad, Amor e Inteligencia. Su Obra, Su Hijo, es portador de esos Atributos
Divinos.
Cada vez que el Hijo de Dios expande esos Atributos se está expresando en su
mente recta y su acción es creadora, pues, está expresando la Unicidad. En
cambio, cuando su acción expresa la separación, su mente es errónea, y, en vez
de crear la realidad, fabrica la ilusión.
Ejemplo-Guía: ¿Quiénes somos?
Hoy os propongo un ejercicio de autoconocimiento. Para ello, vamos a responder con total honestidad a la cuestión que se plantea en el ejemplo-guía. Si alguien te preguntase ¿quién eres?, ¿cómo le responderías?
Voy a improvisar unas respuestas con la intención de que os puedan servir de
guía. Pero es muy importante que cada uno realice su propia reflexión y
autoanálisis.
- Me llamo Juan.
- Soy alto y moreno, aunque ya
tengo poco pelo y, el que tengo, pinta blanco.
- Soy funcionario y desempeño un
cargo de mando intermedio en una institución pública.
- Estoy casado y tengo tres hijos
y cinco nietos.
..., a partir de ahí, titubeo, pues no se me ocurre
qué más decir para responder sobre mi identidad, aunque podría valer...
- Soy un mediador de vocación.
- Buscador incansable de la
verdad.
- Amante de la lectura y de los
temas espirituales.
- Mi objetivo, la perfección de
la conciencia.
- Me considero un difusor.
- Me encanta escribir.
- Me fascina las nuevas
tecnologías.
- Idealizo la amistad.
- Me da miedo las alturas.
- Me da miedo la enfermedad.
- Soy celoso y posesivo.
- Soy orgulloso y a veces
fanático
- Etc...
Os puedo asegurar, que dejando a un lado los matices personales de cada uno, esta respuesta podemos considerarla como una respuesta "tipo", en el sentido, de que la gran mayoría se identificaría de la misma manera. Compruébalo.
Es evidente, que esta respuesta es propia de la visión del ego, el cual, basa su creencia y sus credenciales personales, en términos de la identidad física, del cuerpo que percibe y niega cualquier otra realidad que no sea capaz de ver y tocar, como el Santo Tomás.
Ahora os propongo, realizar este mismo ejercicio de autoanálisis, de autoconocimiento, pero desde la visión del Espíritu. ¿Te atreves? Seguro que sí.
Improviso.
- El Hijo
de Dios.
- Soy
Dios, cuando ceso de ser "yo".
- Soy
Espíritu.
- Soy
Todo y Uno.
- Soy
Voluntad.
- Soy
Amor.
- Soy
Inteligencia.
- Soy
Libre.
- Soy
Luz.
- Soy
Verdad.
- Soy Impecable.
- Soy Inocente.
- Soy Perfecto.
¿Qué más añadirías? Abundante, Pleno, Sano, Creador...
Reflexión: ¿Qué soy
No hay comentarios:
Publicar un comentario