1. Tú, que fuiste creado por el Amor a semejanza de Sí Mismo, no puedes abrigar resentimientos y conocer tu Ser. 2Abrigar resentimientos es olvidarte de quien eres. 3Abrigar resentimientos es verte a ti mismo como un cuerpo. 4Abrigar resentimientos es permitir que el ego gobierne tu mente y condenar el cuerpo a morir. 5Quizá aún no hayas comprendido del todo lo que abrigar resentimientos le ocasiona a tu mente. 6Te hace sentir como si estuvieses enajenado de tu Fuente y fueses diferente de Él. 7Te hace creer que Él es como aquello en lo que tú piensas que te has convertido, pues nadie puede concebir que su Creador sea diferente de sí mismo.
¿Qué me enseña esta lección?
El Amor, es la única fuerza que no abriga resentimientos, pues es la única fuerza que no cree en el pecado, no juzga, no condena, no ve separación, no ve el miedo.
El ego, se asocia con el miedo, con la separación, con el odio, con el ataque y la venganza, con la culpa y el dolor, con la enfermedad y la destrucción. Todas esas fuerzas responden al resentimiento contra sí mismo.
Cada vez que juzgamos y condenamos, estamos escindiéndonos del amor y, en su lugar, llamamos al resentimiento, ponemos barreras de separación entre nosotros y el mundo, estamos atacando a nuestros hermanos y, con ello, estamos demostrando que hemos olvidado el Sagrado Nombre de Dios que nos inspira la Unidad.
Se hace necesario despertar a la fuerza del amor; ella nos liberará del sufrimiento, pues, no entiende de culpa, de miedo, de separación. El amor nos lleva a la conciencia plena, abundante y creadora. El amor es la fuerza que nos libera y nos permite el reencuentro con nuestro verdadero Ser.
El significado etimológico del término resentimiento es el siguiente: procede del latín pues es fruto de la suma de tres vocablos latinos: el prefijo “re-“, que es sinónimo de “repetición”; el verbo “sentiré”, que es equivalente a “sentir”, y el sufijo “–miento”, que puede traducirse como “medio”.
Resentimiento es la acción y efecto de resentirse (tener un enojo o pesar por algo). El resentimiento se refleja en diversos sentimientos y actitudes, como la hostilidad hacia algo o alguien, la ira no resuelta sobre un acontecimiento, el enfurecimiento o la incapacidad para perdonar. Podemos decir, que el resentimiento es la evidencia clara de que no estamos eligiendo llevar a cabo nuestra función en este mundo, la de perdonar.
El resentimiento es la continuación de un sentimiento negativo. Una persona puede enojarse con otra y sentir odio o ira durante un tiempo. Si dicho odio no cede, puede hablarse de resentimiento. La única forma de que el resentimiento se vaya es a través del perdón o de la aceptación de las situaciones.
Ejemplo-Guía: "Siento resentimiento por..."
Esta lección es muy específica y práctica a la hora de orientar nuestra atención sobre uno de los argumentos más utilizados por el ego.
La religión, en su noble propósito de servirnos de guía hacia la salvación, nos ha legado una información que da lugar a la confusión, y, lo que considero más importante, al resentimiento. ¿Por qué?
Sencillamente, porque nos ha llevado a juzgar a Dios, porque nos ha
presentado un aspecto de la divinidad que no es real, ni amoroso, el rostro del
rigor y del castigo.
pecados de los hombres.
La visión de un Dios vengativo, de un Dios castigador, de un Dios que decidió expulsar a su Hijo del Paraíso, en vez de perdonar su acción, ha quedado inscrita en la memoria subconsciente de la humanidad, de tal modo, que no podemos menos que sentir temor cuando nuestras acciones nos llevan a creer en el pecado.
¿Cómo vamos a sentir amor por aquel que nos priva de la abundancia y de la
felicidad?
¿Cómo vamos a sentir amor por aquel que nos ha mandado a trabajar para
ganar, con el sudor de la frente, el pan de cada día?
¿Cómo vamos a perdonar a aquel, que no nos ha perdonado y al que hemos identificado como el causante de nuestras desdichas?
En verdad, que nuestros resentimientos no son en contra de Dios, sino
contra nosotros mismos, por creernos desmerecedores del amor de nuestro Padre.
En verdad, que nuestros resentimientos no son en contra de Dios, sino contra nosotros mismos, por creernos pecadores, por creernos que hemos ofendido a nuestro Creador.
En verdad, el mundo que hemos inventado, siguiendo nuestra propia iniciativa, es un mundo al que le hemos adjudicado el calificativo de "mundo de perdición". El cuerpo, la manifestación visible de nuestra fabricación, se ha convertido en causa de dolor, de pecado, de resentimiento, cuando en verdad, no es causa de nada, sino efecto de una mente errada, que cree falsamente en el pecado, y que está "infectada" con el virus del miedo, de la culpa, del castigo, del rencor, de la ira, de la enfermedad, de la muerte, etc.
Podemos decir, que el mundo de la percepción nos ofrece un paisaje hostil, pues la moneda de cambio que impera en nuestras relaciones con él, es el resentimiento, es decir, el sentimiento de culpa no resuelto, no perdonado.
Bien, ahora toca realizar el ejercicio de autoanálisis que ha de favorecer nuestro autoconocimiento y nuestra liberación del pasado.
La pregunta es fácil de plantear, pero exige honestidad en su respuesta: ¿qué o quién te causa resentimiento?
La curación del resentimiento nos ofrece la oportunidad de realizar
conscientemente la función que tenemos encomendada: perdonar.
- Siento
resentimiento hacia Dios: Si soy el Hijo de Dios, estoy, realmente,
sintiendo resentimiento y odio hacia mí mismo. En este instante santo,
hago consciente en mí la esencia del perdón y lo extiendo hacia toda la
Filiación, pues, en la Filiación veo el rostro de Dios y el mío propio.
Tal vez prefieras ser más concreto y desees identificar a aquellos que, con
nombres y apellidos, son víctimas de tu resentimiento:
- Siento
un profundo resentimiento hacia mi padre, pues me ha causado mucho daño.
- No
podré perdonar jamás a mi mujer, me abandonó y me engañó con
otro hombre.
- No
podré perdonar a la vida, se llevó a mi hijo cuando apenas tenía 5 años.
- Jamás
podré perdonar a los causantes de los atentados que provocaron la muerte
de tantos inocentes.
Podríamos añadir, otros resentimientos. Ese trabajo es el que debemos realizar
cada uno de nosotros. Debemos recordar, siempre, que no hay distintos niveles
de resentimientos. No hay resentimientos leves y resentimientos graves. Todos
ellos tienen una misma causa y se encuentra en nuestra mente errada: el miedo
ha sustituido al amor.
Reflexión: Recordar que el "otro" forma parte de mí, me ayuda a
conocerme.
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