"El número seis representa el Equilibrio y la Armonía Interna "
Existe un dicho popular en mi tierra que reza lo siguiente:
"siempre que llovió, escampó"; tal vez recuerden este otro: "no
hay mal que cien años dure".
Tendremos que dar la razón a la sabiduría popular, un saber
que procede del amanecer de los días, de cultivar la observación aplicada a las
experiencias vividas. Cuando investigamos en los procesos acontecidos a lo
largo de la historia de la humanidad, no es difícil observar, cómo los ciclos
naturales de evolución se repiten una y otra vez, de este modo se contempla,
cómo a cada etapa de desolación, destrucción y muerte, le ha sucedido una nueva
fase de plenitud y esplendor.
En la anterior lección, tuvimos ocasión de adentrarnos en el
estudio del número cinco y de su mano descubríamos el mundo llamado por los
cabalistas "de perdición". La fase cuatro nos lleva a experimentar la
experiencia paradisíaca de la plenitud y el poder. Si el uso que hacemos de
esas energías es contrario al orden cósmico establecido por el numero tres, es
decir, a la Ley Divina ,
entonces, la penetración en el número cinco nos llevará a rectificar el
desorden establecido. Con el cinco podemos vivir la experiencia del
"diluvio" y ver como nuestras propias aguas-sentimientos ahogan todo
cuanto hemos construido.
Pero al igual como ocurrió en la odisea protagonizada por
Noé y su familia, que gracias a un pacto con la divinidad consiguió salvarse de
las aguas, de igual modo ocurre cuando abordamos los trabajos del número seis.
En efecto, el número seis esta en correspondencia
cabalística con Tiphereth, Séfira que se sitúa en el corazón del Árbol
Cabalístico, indicándonos que es el Centro de Conciencia que nos lleva al
Equilibrio y a la
Armonía Interna.
Si observamos la disposición de los Séfiras en el Árbol,
veremos que existe un sendero directo que comunica a Kether-Dios con
Tiphereth-hombre. Esta vinculación nos revela el pacto secreto, interno entre
nuestra divinidad interna y nuestra conciencia. Si somos capaces de oír la Voz que nos habla permanentemente
dirigiendo nuestros pasos hacia la
Armonía , nuestra vida verá con alegría cómo luce de nuevo el
Sol, tras largas y duras etapas sumergidos en las más densas tinieblas.
La figura geométrica que representa al número seis contiene
verdaderamente un poder interno importante. No es casual que el pueblo elegido,
el pueblo Judío, haya adoptado este símbolo como emblema sagrado de su
filosofía: la Estrella
de David.
En verdad, ese pueblo elegido no es tan solo la nación
Judía, sino la representación de la humanidad. Esto es verdaderamente lo que
representa la Estrella
de David. El seis es la conquista de la naturaleza humana y el reconocimiento
interno de que somos "chispas divinas emanadas de un mismo Ser
Creador". Por lo tanto, ningún ser humano puede sentirse excluido de ese
pacto, de ese trabajo interno.
En nuestra vida cotidiana, cuando el número seis sea el que
nos guíe, bien porque nuestro domicilio tenga el número seis, o el resultado de
la suma de los números sea seis; bien porque la suma de los números de nuestro
DNI sea seis, o el de nuestro coche nuevo, en verdad lo que nos está indicando
es que abordamos una etapa de conquista personal. Estamos en condiciones de
crear un marco donde la armonía sea la nota predominante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario