El Reish corresponde a la vigésima letra
fuerza. Ya hemos visto como con el Qof daba comienzo un nuevo ciclo, el
tercero, cuya regencia queda bajo la tutela de Binah. Desde esta perspectiva,
el Reish, situándose debajo de la columna de letras encabezada por el Beith, el
He primordial, se convierte en el 2º He-Yod, es decir, en el resultado de la
manifestación de las fuerzas concentradas en el Beith, que como vimos se
revelaba como la fuerza del Amor a lo superior.
Con el Reish esa Fuerza Amor que en el
Beith era tan solo un impulso del que éramos inconscientes pero que nos llevaba
a ser fieles incondicionales de un valor, se traduce como un fruto con
capacidad potencial de crear nuevas realidades. Ese fruto es el mismo amor que
todo lo regenera. No se trata de un impulso espontáneo, de un principio que nos
anima, se trata de un acto consciente.
Cuando las fuerzas del Reish se expresan
lo hace de una forma regeneradora. Hemos visto que el Reish trabaja para Binah,
pero igualmente lo hace para Hochmah, ya que ejecuta la función He en ese nuevo
ciclo. De esa comunión de fuerza se desprende un trabajo de restitución, ya que
en la etapa inicial de todo acto creador, Binah realizó una labor de renuncia
con objeto de favorecer una zona donde fuese posible la creación. Ahora esa luz
desprendida que fue absorbida por Hochmah provocando un exceso de vibración, es
restituida a su dueño original. El Amor devuelve a la Inteligencia Creadora su
capacidad íntegra de luz, lo que permitirá actuar a niveles concretos con pleno
equilibrio.
Si el Qof es el Yod del tercer ciclo, esto
es, la voluntad creadora de un universo, nuestro propio universo, el Reish será
las circunstancias donde ha de producirse esa creación. Ese marco es nuestra
consciencia, lo que dará lugar a un Amor Creador que permitirá regenerar todo
nuestro entorno vital.
En el Tarot, el Reish está representado
por la lámina número 20 cuyo nombre es el Juicio. En este Arcano vemos como un
Ángel toca la trompeta y tres muertos salen de sus tumbas.
La idea de resurrección, de renacer, de
rejuvenecimiento, de regeneración, de concienciación se recoge en la parte
simbólica de esta carta.
Si el Juicio aparece en nuestro tiraje
debemos esperar que recibamos la llamada de lo espiritual, tal vez nos suene la
trompeta llamándonos al despertar de la conciencia, y cuando esto ocurra,
debemos estar seguros de que todos nuestros valores mundanos desaparecerán. No
se trata de un proceso obligado de desprendimiento de lo material, como ocurría
en el Ayn. Ahora el proceso de abandono está protagonizado por la fuerza del
Amor, por la identificación plena con la realidad espiritual que nos mueve.
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