El Shim corresponde a la vigesimoprimera letra fuerza. Su
situación debajo de la columna encabezada por el Vav primordial, el Guimel, y
secundada más abajo por el Lamed, nos advierte que el papel que le toca
ejecutar queda bajo la tutela del Séfira Binah-Inteligencia Activa. Cuando
estudiamos el Guimel, veíamos que el hombre es utilizado como una marioneta
inconsciente, moviendo los hilos la divinidad. En esa dinámica, nos movilizamos
para llevar a cabo empresas e iniciativas, movidos por un impulso interno del
que no somos consciente, pero que nos lleva a realizar acciones externamente.
Cuando pisamos tierra del Lamed, fuerza que actúa como 2º He-Yod
del Guimel, descubríamos como la experiencia nos llevaba a poner en práctica lo
que hasta ese momento ha formado parte de nuestro pensamiento.
Ahora, con el Shim, aparece la fase He, es decir, estamos en la
tierra que ha de dar cobijo al hombre nuevo. El alma ha recorrido un largo
camino, ha bregado en el mundo material y ha aprendido a actuar convirtiéndose
en un ser creador potencial. En el Qof, esa conciencia nos llevaba a iniciar
nuestra andadura creadora y nos manifestamos como lo hace el Sol, dando vida a
un universo que surge de nuestro interior. En el Reish se produce la circunstancia
propicia para que esa creación tenga lugar y para ello se desarrollaba todo un
proceso de purificación. En el Shim, por un lado se manifiesta como la facultad
de crear, o lo que es lo mismo, la etapa en la que lo humano y lo divino se dan
la mano para realizar una misma obra, y por otro lado, es la tierra virgen
donde ha de nacer el hombre-dios hecho realidad.
El hombre en su andadura espiritual recorre un largo camino
desligado de su verdadera esencia. De este modo comprobamos que se produce un
proceso de oscurecimiento de la conciencia, de identificación con el plano
material, de donde ha de resurgir un nuevo estado de conciencia. Cuando esto se
produce, podemos decir que nace el niño-dios.
La figura de Jesús, personifica perfectamente lo que digo. Según
las Escrituras su nacimiento fue consecuencia de la Obra del Espíritu Santo.
Binah es el Séfira que se corresponde con este Rostro Divino. El Shim expresa
doblemente la influencia de este Séfira. Quizás si entendemos en profundidad
las claves de este Centro comprendamos el Misterio de la Encarnación.
El nombre de Jesús, cuando se traduce al hebreo obtenemos lo
siguiente:
- Joshua = Yod - He - Shim - Vav - He. Si lo comparamos con Jehová.
- Jehovah = Yod - He - Vav - He.
La diferencia se encuentra en la incorporación de la letra fuerza
Shim, indicándonos que el sello de la conciencia crística es una conquista lo
que permitirá recibir el bautismo del Padre, en reconocimiento de nuestra
esencia divina.
En el Tarot, el Shim se corresponde con el Arcano número 21 cuyo
nombre es el Loco. Muchos autores han querido ver simbolizado en esta lámina la
descripción de un estado mental caótico, sin embargo, el comportamiento del
hombre cuando ya no responde a las leyes de los hombres, sino que se ajusta a
las leyes divinas, puede ser causa de juicios de incomprensión.
Cuando el Loco aparece en el tiraje debemos esperar que nuestro
comportamiento difiera de los cánones establecidos, pero podemos estar seguros
de que nuestras acciones llevarán el sello de lo perdurable, pues su energía
está basada en las leyes del cielo.
Ese hombre que camina con un hatillo sobre el hombre, y cuyos pies
son mordidos por un perro sin que ello parezca preocuparle, nos dibuja la presencia
de un hombre que ha conquistado el mundo material y los valores que de él ha
atesorado son los que caben en un hatillo. No le teme a las pasiones del bajo
mundo, ya no queda seducido por ellas, ni teme caer en el abismo, pues sus
pasos son firmes y ligero al mismo tiempo. Es el hombre liberado, que actúa de
acuerdo con las leyes cósmicas y al que debemos seguir si queremos encontrar la
ruta de la liberación.
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