LA PARÁBOLA DE LA SEMILLA
QUE CRECE
26 Decía: El reino de Dios es como un
hombre que arroja la semilla en la tierra, 27 y ya duerma, ya vele, de noche y
de día, la semilla germina y crece, sin que él sepa como. 28 De si misma da
fruto la tierra, primero la hierba, luego la espiga, enseguida el trigo que
llena la espiga; 29 y cuando el fruto está maduro, se mete la hoz, porque la
mies esta en sazón.
Difícilmente podríamos explicar de un modo tan sencillo el funcionamiento de las
leyes cósmicas, como lo hace Jesús con esta parábola. La Voluntad del Padre,
como ya hemos dicho en otros puntos de esta obra, tiene como Propósito que su
Creación, el Hombre, crezca, evolucione y alcance como fruto su propia
condición creadora. A partir de esa conquista, Él seguirá ascendiendo en la
escalera evolutiva, y la humanidad, convertida en Dios, podrá desarrollar un
nuevo Proceso Creador.
Todo el misterio del reino del Padre se resume en sembrar; es
decir, es preciso que hagamos uso de nuestra voluntad pues, de este modo,
estaremos utilizando a nivel humano, el potencial divino. A partir de ese
momento, una vez que hemos sembrado, que hemos movilizado nuestra voluntad, no
importa si nuestra consciencia está dormida o, en cambio, está velando pues, la
propia dinámica creadora, dirigida por la Gracia y la Inteligencia Divina
(Hochmah y Binah), se encargarán de que esa semilla germine, crezca y de
frutos. Puede ocurrir que, nuestra Voluntad-semilla, esté en malas condiciones
y, cuando germine y crezca, nos encontremos con que el fruto es amargo. No
importa pues, el proceso de evolución, nos llevará a sembrar de nuevo, buscando
mejorar nuestra anterior cosecha.
Es importante que comprendamos por qué aparece este mensaje
en la dinámica Sagitario-Cáncer. Con el Fuego, la semilla-voluntad ha sido
movilizada; al penetrar en la fase del Agua-Cáncer, esa semilla deberá
enraizar. Si nuestras emociones-deseos duermen, es probable que esa semilla crezca
en nosotros sin que sepamos lo que está ocurriendo verdaderamente; seremos
inconscientes y, dado que no nos hemos identificado con ella, cuando aparezca
como fruto en nuestra Tierra-vida, tal vez no reconozcamos que se trata de la
semilla que hemos sembrado.
Recuerdo el caso de una chica cuyo Programa Divino le
demandaba que se proyectase en desarrollar una actitud donde poder poner de
manifiesto su capacidad de servicio, enfocado en el sector de la marginación y
el mundo del necesitado. En cierto momento de su vida, sintió la necesidad de
estudiar, y sus deseos le llevaban a orientarse hacia la profesión de ATS.
Cuando fue a presentar la solicitud de admisión, una amiga que la acompañaba,
le sugirió que se presentara también para estudiar Trabajo Social. Ella no lo
veía claro, pues lo que le gustaba en verdad era ser ATS. No obstante, se dejó llevar por la sugerencia de su amiga y también solicitó para Trabajo Social.
Paso el tiempo, y salieron las listas de admitidos para
llevar a cabo los estudios en cada una de las universidades. Ella no fue
admitida en ATS, por no tener suficiente nota, y aquella desilusión la llevó a
olvidarse de su otra solicitud. Ocurrió, mientras tanto, que sus compañeros la
animaban para que se informara en la Escuela de Trabajo Social, pues todavía
era posible que fuese admitida, pero a ella no le seducía la idea. Sin embargo,
aquella voluntad-semilla sembrada en su momento, fue gestándose y, aunque ella "dormía", la semilla germinó y creció hasta que llegó el día en que se convirtió
en fruto, pues recibió una notificación de admisión a su solicitud de iniciar
estudios de Trabajo Social.
El impulso del Arquetipo Crístico ha sido sembrado y, seamos
o no conscientes de ello, llegará el día en que germine y de frutos. Dos mil años
han transcurrido desde que Jesús nos dejara su semilla en nuestra tierra
humana. Ahora que nos encontramos en los comienzo del tercer milenio, la fase Vav
del proceso Crístico se activará, y lo que hasta ahora ha sido un impulso que
ha despertado nuestra naturaleza interna, se convertirá en obra externa. El
amor formará parte de nuestro poder ejecutivo, de nuestros actos.
Exteriorizaremos amor, conviviremos en amor, compartiremos el amor. La semilla
del amor será conocida por todos, y la igualdad pondrá fin a las diferencias
existentes entre los hombres.
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