Me gustaría comenzar analizando brevemente cual es la función
de las mamas, pues ello no ayudara a comprender mejor la relación espiritual
entre la enfermedad y el trabajo espiritual relacionada con ella.
Estamos ante una enfermedad, por lo general, propia del sexo
femenino, lo cual nos sitúa ante un aspecto concreto de la naturaleza humana:
las emociones y los sentimientos. Pero este dato por si solo no nos permite
comprender en su amplitud la razón que puede desencadenar el trastorno de las
mamas.
Sin embargo, si seguimos profundizando en las funciones de
estos órganos, veremos rápidamente que realizan una labor primordial para el
crecimiento del ser humano, nada mas y nada menos que la de alimentarlo en su
primera fase de desarrollo físico y anímico.
Es evidente que el arquetipo femenino tiene como factor más
relevante la de nutrir, la de alimentar y asegurar el crecimiento de toda
naturaleza viva. A través de las mamas, la madre aporta a su hijo los
materiales imprescindibles para que asegure su proceso de crecimiento. Pero no
podemos dejar de observar en esta relación, madre/hijo, tan solo un aspecto de
alimento material, pues si nos preocupamos por analizar igualmente la relación
en el plano anímico, descubriremos que en efecto, a través de las mamas no tan
solo existe una corriente de alimento nutritivo físicamente, sino también
psíquico, y quizás esta sea la razón por la cual los científicos hayan llegado
a la conclusión, de que los niños alimentados con leche materna presentan
rasgos de mayor madurez psicológica que los que no la han tomado.
Si hemos dicho que lo femenino es el principio que nutre,
estamos verdaderamente diciendo que lo femenino es el arquetipo del amor.
Cuando este amor se exprese de un modo equilibrado, ordenado, ocurrirá que los
órganos encargados de convertir esa esencia espiritual en alimento, se pondrán
a dar abundante leche y las mamas se convertirán en fuente de vida.
Ahora bien, cuando el miedo sustituye a la seguridad de
sentirse amado, cuando la pasión sustituye a la generosidad, cuando la ansiedad
ocupa el lugar de la paciencia, cuando el apego y los celos, nos lleva a
comportarnos de un modo incoherente y agresivo, entonces esos pechos dejarán de
emanar como fuentes vivas y se convertirán en una zona enferma, en la que en ocasiones,
la única solución pasa por la extirpación. En el fondo estaremos extirpando,
bloqueando nuestra fuente de vida y alimento.
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