martes, 19 de marzo de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 79

LECCIÓN 79

Permítaseme reconocer el problema para que pueda ser resuelto.

1. No puedes resolver un problema a menos que sepas de qué se trata. 2Incluso si ya está resuelto, lo seguirás teniendo porque no reconocerás que ya se ha resuelto. 3Ésta es la situación del mundo. 4El problema de la separación, que es en realidad el único pro­blema que hay, ya se ha resuelto. 5No obstante, la solución no se ha reconocido porque no se ha reconocido el problema.

2. En este mundo cada cual parece tener sus propios problemas. 2Mas todos ellos son el mismo problema, y se tiene que reconocer que son el mismo si es que se ha de aceptar la única solución que los resuelve a todos. 3Ahora bien, ¿quién puede darse cuenta de que un problema se ha resuelto si piensa que el problema es otra cosa? 4Aun si se le proporcionara la respuesta, no podría ver su relevancia.

3. Ésta es la situación en la que te encuentras ahora. 2Dispones de la respuesta, pero todavía no estás seguro de cuál es el problema. 3Pareces enfrentarte a una larga serie de problemas, los cuales son todos diferentes entre sí, y cuando uno se resuelve, surge otro y luego otro. 4No parecen tener fin. 5En ningún momento te sientes completamente libre de problemas y en paz.

4. La tentación de considerar que los problemas son múltiples es la tentación de dejar el problema de la separación sin resolver. 2El mundo parece presentarte una multitud de problemas, y cada uno parece requerir una solución distinta. 3Esta percepción te coloca en una posición en la que tu manera de resolver problemas no puede sino ser inadecuada, haciendo así que el fracaso sea inevitable.

5. Nadie podría resolver todos los problemas que el mundo parece tener. 2Éstos parecen manifestarse en tantos niveles, en for­mas tan variadas y con contenidos tan diversos, que crees enfren­tarte a una situación imposible. 3Tal como los percibes, el desaliento y la depresión son inevitables. 4Algunos surgen inesperadamente, justo cuando creías haber resuelto los anteriores. 5Otros permanecen sin resolver bajo una nube de negación, y emergen de vez en cuando para atormentarte, mas sólo para vol­ver a quedar ocultos pero aún sin resolver.

6. Toda esta complejidad no es más que un intento desesperado de no reconocer el problema y, por lo tanto, de no permitir que se resuelva. 2Si pudieses reconocer que, sea cual fuere la forma en que se manifieste, el único problema que tienes es el de la separa­ción, aceptarías la respuesta, puesto que verías su relevancia. 3Si advirtieras el común denominador que subyace a todos los pro­blemas a los que pareces enfrentarte, comprenderías que dispones de los medios para resolverlos todos. 4Y emplearías los medios porque habrías reconocido el problema.

7. En nuestras sesiones de práctica más largas de hoy pregunta­remos cuál es el problema y cuál es su solución. 2No asumiremos que ya lo sabemos. 3Trataremos de liberar a nuestras mentes de las innumerables clases de problemas que creemos tener. 4Trata­remos de darnos cuenta de que sólo tenemos un problema, el cual no hemos reconocido. 5Preguntaremos cuál es ese problema y esperaremos la respuesta. 6Ésta se nos dará. 7Luego pregunta­remos cuál es su solución. 8Y ésta se nos dará también.

8. Los ejercicios de hoy serán fructíferos en la medida en que no insistas en querer definir el problema. 2Quizá no logres abando­nar todas tus ideas preconcebidas, pero eso no es necesario. 3Lo único que es necesario es poner mínimamente en duda la realidad de tu versión de lo que son tus problemas. 4Estás tratando de darte cuenta de que al reconocer el problema se te da la respuesta, de manera que problema y respuesta puedan reconciliarse y tú puedas quedar en paz.

9. Las sesiones de práctica cortas de hoy no estarán regidas por el reloj, sino por la necesidad. 2Hoy verás muchos problemas, y cada uno de ellos parecerá requerir una solución distinta. 3Nues­tros esfuerzos estarán encaminados al reconocimiento de que no hay más que un solo problema y una sola solución. 4Con este reconocimiento se resuelven todos los problemas. 5Con este reco­nocimiento arriba la paz.

9. No te dejes engañar hoy por la forma en que se manifiestan los problemas. 2Cada vez que parezca surgir alguna dificultad, di de inmediato:

3Permítaseme reconocer este problema para que pueda ser resuelto.

4Trata entonces de suspender todo juicio con respecto a lo que el problema es. 5A ser posible, cierra los ojos por un momento y pregunta cuál es el problema. 6Serás escuchado y se te responderá.

¿Qué me enseña esta lección? 

He podido tomar conciencia, de que aquello que llamamos problema es el resultado de aplicar el pensamiento dual. Me siento separado de los demás y cuando recibo un impacto que no consigo asimilar, que se convierte en un conflicto, decido interpretar que me enfrento a un problema, cuando realmente, ese conflicto protagonizado por los demás, son mis mejores maestros, mis espejos, para que aprenda a verme tal y como son mis pensamientos y mis sentimientos. 

Un ejemplo: doy muestra de mi punto de vista y los demás me corrigen. En ese momento, me siento mal, pues, mi estima se ve dañada. Aunque mi reacción fue reconocer el error, de inmediato, internamente, una parte de mí se encuentra afectada.

Cuando me pregunto, para qué he vivido esa experiencia, me doy cuenta de que, en el fondo, mi opinión tenía una intención de demostrar al foro mi valía, a lo cual le presté más atención que al contenido que estaba compartiendo, que en verdad no respondía a mis propios conocimientos. Me doy cuenta, que el otro, al corregirme, me está ayudando a conocer algo que ya se encontraba en mi interior. Ese otro, es mi proyección y debo agradecerle su colaboración. 

Reconocer el problema, que no es otro que el actuar separado de los demás, me permitió resolverlo. 

Detrás de lo que llamamos problemas, desde el punto de vista del ego, encontramos siempre el mecanismo "ganar-perder", otra manera distinta de referirnos al "yo-no yo". 

Cuando abordamos un problema, solemos decir que nos "enfrentamos" a él, con el propósito de vencerlo, lo que significa, que para conseguir lo que deseamos tenemos que vencer a la persona o circunstancias que nos lo impide. Por lo general, detrás de cada problema, siempre encontramos un "cuerpo", es decir, a alguien que lo personifique, individual o colectivamente. Entendemos que hemos vencido un problema cuando en nuestro enfrentamiento con el otro/s, salimos airosos. En el reparto de "puntos", uno ha ganado y el otro ha perdido. 

Un Curso de Milagros nos lo explica de esta manera: 

“Entregarle un problema al Espíritu Santo para que Él lo resuelva por ti, significa que quieres que se resuelva. Mas no entregárselo a fin de resolverlo por tu cuenta y sin Su ayuda, es decidir que el problema siga pendiente y sin resolver, haciendo así que pueda seguir dando lugar a más injusticias y ataques. Nadie puede ser injusto contigo, a menos que tú hayas decidido ser injusto primero. En ese caso, es inevitable que surjan problemas que sean un obstáculo en tu camino, y que la paz se vea disipada por los vientos del odio” (T-25.IX.7:5-8). 

“El mundo resuelve problemas de otra manera. Pues ve la solución a cualquier problema como un estado en el que se ha decidido quién ha de ganar y quién ha de perder; con cuánto se va a quedar uno de ellos y cuánto puede todavía defender el perdedor. Mas el problema sigue sin resol­verse, pues sólo la justicia puede establecer un estado en el que nadie pierde y en el que a nadie se le trata injustamente o se le priva de algo, lo cual le daría motivos para vengarse. Ningún problema se puede resolver mediante la venganza, que en el mejor de los casos no haría sino dar lugar a otro problema, en el que el asesinato no es obvio” (T-25.IX.4:4-7). 

“La forma en que el Espíritu Santo resuelve todo problema es la manera de solventarlo. El problema queda resuelto porque se ha tratado con justicia. Hasta que esto no se haga, seguirá repitiéndose porque aún no se habrá solventado. El principio según el cual la justicia significa que nadie puede perder es crucial para el objetivo de este curso. Pues los milagros dependen de la justicia. Mas no como la ve el mundo, sino como la conoce Dios y como este conocimiento se ve reflejado en la visión que ofrece el Espíritu Santo” (T-25.IX.5:1-6).

Ejemplo-Guía: "Estoy sin trabajo, mi matrimonio se resiente y vivo en una permanente depresión" 

Abordamos como ejemplo-guía un escenario muy frecuente en nuestros días. 

¿Cómo solemos abordar estas situaciones? La mente dual, acostumbrada a ver la vida en partes separadas, como si tratase de un cristal roto en múltiples pedazos, diría que tiene que enfrentarse a tres problemas diferentes: la falta de trabajo, el problema de relaciones de pareja y la depresión. Difícilmente, estaría de acuerdo, si alguien le dijera que, en verdad, esos problemas, responden a una única causa, y que, corrigiendo la causa, todos ellos desaparecerían. 

¿Cómo aplicaríamos las enseñanzas de esta lección a este ejemplo? 

En este punto, me gustaría compartir lo que el Curso nos aporta en el apartado "Muchas clases de error, una sola corrección".

“Es fácil entender las razones por las que no le pides al Espíritu Santo que resuelva todos tus problemas por ti. Para Él no es más difícil resolver unos que otros. Todos los problemas son iguales para Él, puesto que cada uno se resuelve de la misma manera y con el mismo enfoque. Los aspectos que necesitan solución no cambian, sea cual sea la forma que el problema parezca adoptar. Un problema puede manifestarse de muchas maneras, y lo hará mientras el problema persista. De nada sirve intentar resolverlo de una manera especial. Se presentará una y otra vez hasta que haya sido resuelto definitivamente y ya no vuelva a surgir en ninguna forma. Sólo entonces te habrás liberado de él” (T-26.II.1:1-8). 

“El Espíritu Santo te ofrece la liberación de todos los problemas que crees tener. Para Él, todos ellos son el mismo problema por­que cada uno, independientemente de la forma en que parezca manifestarse, exige que alguien pierda y sacrifique algo para que tú puedas ganar. Mas sólo cuando la situación se resuelve de tal manera que nadie pierde desaparece el problema, pues no era más que un error de percepción que ahora ha sido corregido. Para Él no es más difícil llevar un error ante la verdad que otro. Pues sólo hay un error: la idea de que es posible perder y de que alguien puede ganar como resultado de ello. Si eso fuese cierto, entonces Dios sería injusto, el pecado posible, el ataque estaría justificado y la venganza sería merecida” (T-26.II.2:1-6). 

“Para este único error, en cualquiera de sus formas, sólo hay una corrección. Es imposible perder, y creer lo contrario es un error. Tú no tienes problemas, aunque pienses que los tienes. No podrías pensar que los tienes si los vieses desaparecer uno por uno, independientemente de la magnitud, de la complejidad, del lugar, del tiempo, o de cualquier otro atributo que percibas que haga que cada uno de ellos parezca diferente del resto. No pienses que las limitaciones que impones sobre todo lo que ves pueden limitar a Dios en modo alguno” (T-26.II.3:1-5). 

¡Es imposible perder! Para mí, este mensaje resuena mucho y me produce un "subidón" y con esta castiza expresión, lo que quiero expresar es una "revelación", una toma de consciencia que me permite entender que la única y verdadera causa de lo que he llamado “problemas”, se encuentra en la creencia de sentirme separado de mi Creador y de Su Creación, la Filiación. 

No tener trabajo supone una pérdida. Así lo interpreta el ego. Habría que preguntarse el para qué estoy viviendo esa experiencia de escasez. ¿Dónde me lleva esa experiencia? ¿Qué creencias hay en mi para que, estando dispuesto a dar lo que tengo, a compartir mis dones y talentos, no encuentre a nadie con quién compartirlo? El que da, siempre recibe. Entonces, ¿por qué no recibo? La pregunta debemos hacérnosla individualmente, cuando nos encontremos en una situación semejante. ¿Estoy dispuesto a dar, sin miedos? o ¿estoy dispuesto a recibir, sin miedos?. 

Podemos hacer de esa experiencia de escasez, de necesidad, un motivo para recrearnos en el victimismo, para culpar a los que tienen la responsabilidad social de administrar los recursos, pero lo único que estaríamos haciendo con ello, es ocultar, negar, la verdadera causa de lo que llamamos nuestro problema: la separación. Ellos son los culpables y nosotros inocentes, sin que ello nos lleve a tomar consciencia, de que nuestra condena está revelándonos nuestra propia condenación. 

Toma consciencia de tus dones y talentos y ofrécete al mundo. Te sorprenderá cómo tu nueva visión, activará un mundo nuevo que estará dispuesto a recibir lo que tienes que aportarle. 

Es muy probable, que tus problemas de pareja y tu depresión, estén estrechamente relacionado con tu frustración en el terreno laboral. No importa, esa relación no es la que nos interesa. La que verdaderamente debemos encontrar y reconocer, es que, en ambas, sigue existiendo el miedo a perder: perder a tu pareja, perder la autoestima, perder la vida. 

Si corregimos la visión que nos lleva a creer que, en unas relaciones, uno debe ganar y otro perder, y la sustituimos, por la nueva visión de que ambos ganan y nadie pierde, el enfrentamiento cederá su lugar a la comunión y en ese estado de ser, el problema es una ilusión.


Reflexión: ¿Cómo te sientes cuando te enfrentas a un problema?

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