miércoles, 20 de marzo de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 80

LECCIÓN 80

Permítaseme reconocer que mis problemas se han resuelto.

1. Si estás dispuesto a reconocer tus problemas, reconocerás que no tienes ninguno. 2Tu problema central se ha resuelto y no tienes ningún otro. 3Por lo tanto, debes sentirte en paz. 4La salvación, pues, depende de que reconozcas que ése es el único problema y de que entiendas que ya se ha resuelto. 5Un solo problema, una sola solución. 6La salvación se ha consumado. 7Se te ha liberado de todo conflicto. 8Acepta este hecho, y estarás listo para ocupar el puesto que te corresponde en el plan de Dios para la salvación.

2. ¡Tu único problema ya se ha resuelto! 2Repite esto hoy para tus adentros una y otra vez a lo largo del día, con gratitud y convic­ción. 3Has reconocido tu único problema, dándole así paso al Espíritu Santo para que te dé la respuesta de Dios. 4Has dejado a un lado las decepciones y has visto la luz de la verdad. 5Has acep­tado la salvación para ti mismo al llevar el problema a la solución. 6Y puedes reconocer la solución porque has identificado el pro­blema.

3. Hoy tienes derecho a la paz. 2Un problema que ya se ha resuelto no te puede perturbar. 3Asegúrate únicamente de no olvi­darte que todos los problemas son uno solo. 4Sus múltiples formas no te podrán engañar, mientras te acuerdes de esto. 5Un solo pro­blema, una sola solución. 6Acepta la paz que te brinda esta sencilla afirmación.

4. En nuestras sesiones de práctica más largas de hoy reivindica­remos la paz que inevitablemente será nuestra una vez que el problema y la solución se hayan reconciliado. 2El problema tiene que haber desaparecido porque la respuesta de Dios no puede fallar. 3Al haber reconocido el problema has reconocido la solu­ción. 4La solución es inherente al problema. 5Se te ha contestado, y tú has aceptado la respuesta. 6Te has salvado.

5. Permite ahora que se te dé la paz que tu aceptación te brinda. 2Cierra los ojos y recibe tu recompensa. 3Reconoce que tus pro­blemas se han resuelto. 4Reconoce que no tienes conflictos, y que estás libre y en paz. 5Sobre todo, recuerda que tienes un solo problema y que el problema tiene una sola solución. 6En esto reside la simplicidad de la salvación. 7Por eso es por lo que su eficacia está garantizada.

6. Afirma hoy con frecuencia que tus problemas ya se han resuelto. 2Repite la idea con absoluta convicción tan a menudo como sea posible. 3Y asegúrate en particular, de aplicar la idea de hoy a cualquier problema concreto que pueda surgir. 4Di de inme­diato:

5Permítaseme reconocer que este problema ya se ha resuelto.

7. Propongámonos no acumular resentimientos hoy. 2Propongá­monos estar libres de problemas que no existen: 3Para lograr esto sólo se requiere honestidad. 4No te engañes con respecto a cuál es el problema, y no podrás sino reconocer que se ha resuelto.

¿Qué me enseña esta lección? 

Se trata de una importante afirmación de la consciencia: el reconocimiento de la verdadera realidad del ser; el reconocimiento de ser una unidad con todo lo creado; el reconocimiento de ser Hijo de Dios, de ser Perfecto; de ser una Entidad Espiritual.

El único problema, la creencia en la separación, deja de serlo, dado que se trata de un error concebido por la mente en un intento de sentirse un ente creador, en un intento de autoconocimiento.

El error concebido por el ego de creerse el creador de sí mismo, negando cualquier otra autoría, da lugar a la percepción de la separación. 

Cuando tomamos consciencia de la imposibilidad de actuar separados de los demás, tendremos la oportunidad de actuar con esa visión de unidad en la que somos parte del Todo. Todo problema se deriva del juicio que emitimos hacia el mundo que nos rodea. Si no soy consciente de que el otro es parte de mí, seguiré juzgando y emitiendo juicios condenatorios que me llevan a vivir cada experiencia como un problema. 

Ser Hijos de Dios significa estar unidos en un mismo Plan Creador, donde debe imperar el pensamiento de Unidad y Filiación.

 

Ejemplo-Guía: "Estoy sin trabajo, mi matrimonio se resiente y vivo en una permanente depresión" 

En la Lección de hoy, continuamos con el ejemplo-guía elegido en el día de ayer. 

Recordemos, que, en el análisis realizado en la lección anterior, nos enfocamos en tomar consciencia de cuál es el problema, para poder resolverlo. Poníamos de manifiesto la importancia de que acostumbramos a ver multitud de problemas, lo que nos lleva a buscar multitud de soluciones, cuando en realidad, tan sólo existe un único problema, lo que significa que tan solo hay una única solución. 

Hoy, vamos a dar un paso más en el propósito de entender cómo debemos ver el problema. La cuestión que nos vamos a plantear como punto de partida es la siguiente: ¿deseamos el problema o la solución? Esta pregunta es lícita que nos la hagamos, pues solo nosotros podemos privarnos a nosotros mismos de la verdad. Según orientemos la fuerza del deseo hacia un lugar u otro, estaremos viendo la verdad o estaremos viendo la ilusión. 

Bien, supongamos que hemos elegido la solución. Un Curso de Milagros nos dice, que, si decidimos por la solución, la tendremos, pues la veremos tal y como es, ya que disponemos de ella. 

Esta afirmación, puede parecernos un poco confusa. La situación es la siguiente. He creído durante mucho tiempo, que tenía muchos tipos de problemas. Ahora, tomo consciencia de que tan sólo existe un único problema y elijo su solución. ¿Con tan sólo haber elegido esa solución, ya la veré, por el simple hecho de que está en mi interior? 

La respuesta es sí. Expresado como lo hemos hecho, parece que lo único que tenemos que hacer es encajar cada pieza del puzle en su lugar correspondiente. Es decir, lo único que tenemos que hacer es cambiar la creencia en la multiplicidad de problemas y tener la certeza de que el único problema es creerme separado del Creador y su Creación. ¿Así de específico? Sí, así de específico. 

Recordemos lo que nos aporta el Curso sobre este particular: 

"Tal vez te quejes de que este curso no es lo suficientemente específico como para poderlo entender y aplicar. Mas tal vez no hayas hecho lo que específicamente propugna. Éste no es un curso de especulación teórica, sino de aplicación práctica. Nada podría ser más específico que el que le digan a uno que si pide recibirá. El Espíritu Santo te dará la respuesta para cada problema específico mientras creas que los problemas son específi­cos. Su respuesta es a la vez una y muchas mientras sigas creyendo que el que es Uno es muchos. Puede que tengas miedo de Su especificidad por temor a lo que crees que ésta pueda exigirte. Mas es únicamente pidiendo como aprenderás que lo que procede de Dios no te exige nada en absoluto. Dios sólo da, nunca quita. Cuando te niegas a pedir, es porque crees que pedir equivale a quitar en vez de a compartir" (T-11.VIII.5:1-10). 

¿Nos está pidiendo el Curso un acto de fe? Sí, ¿cómo debemos entender el término fe? 

No es mi intención extenderme más de lo necesario sobre esta cuestión, pero la considero muy importante y enriquecedora. 

De nuevo recurro a las enseñanzas que nos aporta el Texto del Curso: 

"No hay ningún problema que la fe no pueda resolver. Si trasla­das cualquier aspecto de un problema a otro lugar, ello hará que sea imposible solventarlo. Pues si trasladas parte del problema a otro lugar, el significado del problema inevitablemente se pierde, y la solución del problema radica en su significado. ¿No es posi­ble acaso que todos tus problemas ya se hayan resuelto, pero que tú te hayas excluido a ti mismo de la solución? La fe, no obstante, tiene que estar donde algo se ha consumado, y donde tú ves que se consumó" (T-17.VII.2:1-5). 

Me gustaría compartir en este punto, un artículo escrito en su blog por Emilio Carrillo, donde el autor nos aporta una visión muy interesante sobre el término fe y que sin duda nos ayudará a comprender su verdadero significado. Os dejo el enlace:  

http://emiliocarrillobenito.blogspot.com.es/2010/01/fe-para-mover-montanas-salta-de.html 

No se trata de creer, de lealtad, se trata de "confianza, perseverancia y compromiso".  

Si aplicamos esta "fe" a la enseñanza de esta lección, tenemos que confiar, en que mientras estemos en conflicto, es evidente que no podemos resolver nada en absoluto. Tenemos que confiar, igualmente, que, si Dios nos ha dado una solución, de alguna manera nuestros problemas tienen que haberse resuelto, pues lo que su Voluntad dispone ya se ha realizado.

Para asegurar este hecho, Dios ha tenido que habernos dado una manera de alcanzar otro estado mental en el que se encuentra la solución. Ese estado se conoce en el Curso como el instante santo.  

"Ahí es donde debes llevar y dejar todos tus problemas. Ahí es donde les corresponde estar, pues ahí se encuentra su solución. Y si su solución se encuentra ahí, el problema tiene que ser sim­ple y fácil de resolver. No tiene objeto tratar de resolver un problema donde es imposible que se encuentre su solución. Mas es igualmente seguro que se resolverá si se lleva donde se encuentra la solución” (T-27.IV.2:5-9). 

“No intentes resolver ningún problema excepto desde de la seguridad del instante santo. Pues ahí el problema sí tiene solución y queda resuelto. Fuera de él no habrá solución, pues fuera de él no puede hallarse respuesta alguna" (T-27.IV.3:1-3).  

No vamos a profundizar en el significado del "instante santo" tan sólo os dejo la siguiente aportación: 

“En el instante santo en que te ves a ti mismo resplandeciendo con el fulgor de la libertad, recuerdas a Dios” (T-15.I.10:7).


Reflexión: ¿Cómo sueles actuar cuando tienes un problema?

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