LECCIÓN 88
Hoy repasaremos estas ideas:
1. (75) La luz ha llegado.
2Al elegir la salvación en lugar
del ataque, estoy simplemente eligiendo reconocer lo que ya está ahí. 3La
salvación es una decisión que ya se tomó. 4El ataque y los resentimientos no
existen como opciones. 5Por eso es por lo que siempre elijo entre la
verdad y la ilusión; entre lo que está ahí y lo que no está ahí. 6La
luz ha llegado. 7Solamente puedo elegir la luz porque no hay otra
alternativa. 8La luz ha reemplazado a la oscuridad, y la oscuridad
ha desaparecido.
2. Las siguientes variaciones
pueden ser útiles para las aplicaciones concretas de esta idea:
2Esto no puede mostrarme la
oscuridad, pues la luz ha llegado.
3Tu luz, [nombre] es lo único que
quiero ver.
4No quiero ver en esto más que lo
que hay ahí.
3. (76) No me gobiernan otras leyes que
las de Dios.
2He aquí la perfecta declaración
de mi libertad. 3No me gobiernan otras leyes que las de Dios. 4La
tentación de inventar otras leyes y de permitir que me subyuguen me acecha
constantemente. 5Sufro únicamente porque creo en ellas. 6Pero
en realidad no me afectan en absoluto. 7Estoy perfectamente a salvo
de los efectos de cualquier ley, excepto las de Dios. 8Y las Suyas
son las leyes de la libertad.
4. Para las aplicaciones concretas
de esta idea, las siguientes variaciones pueden resultar útiles:
2Mi percepción de esto me muestra que creo en leyes que no existen.
3Veo únicamente las leyes de Dios operando en esto.
4Permítaseme dejar que sean las leyes de Dios las que operen en esto, y
no las mías.
¿Qué me enseñan estas afirmaciones?
La luz ha
llegado.
Siempre puedo elegir la luz. Ello
significa no percibir un mundo separado de mí. Ver en nuestros hermanos nuestro
propio rostro, es ver la luz en el otro. Pero puedo, igualmente, elegir la
oscuridad. Ello significa percibir un mundo dual, un mundo de separación.
Cuando decido ver de esta manera, creo en el ataque, en la culpa y en la
venganza. Percibo al otro como algo ajeno a mí. Veo en el otro al rival, al
enemigo, al competidor.
¿Qué vas a elegir, ver la luz o la oscuridad?
¿Qué vas a elegir, el ataque o el perdón?
¿Qué vas a elegir, el miedo o el amor?
No me
gobiernan otras leyes que las de Dios.
El ego encuentra su origen en la desvinculación de
las leyes divinas. Cuando decidimos fabricar una realidad no basada en las
leyes de Dios, el ego establece sus propias leyes, por las cuales se deja
gobernar al creer en ellas. A pesar de sentir temor por sus propias leyes; a
pesar de sentir miedo y pánico por las normas establecidas, se identifica con
ellas y no es capaz de ver, que el Amor y el Perdón, dejan obsoleto todos sus
códigos.
¿Hasta cuándo vas a ser prisionero de tus propias creencias, de tus propias leyes?
¿Hasta cuándo vas a creer que tu felicidad te exige poder?
¿Hasta cuándo vas a temer la libertad que te ofrece el verdadero amor?
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