Todos en la escuela le temían, y si tenía amigos era porque
nadie se atrevía a contrariarle. Lo que él decía debía hacerse y si alguien no
estaba de acuerdo que se preparase para vérselas con él.
Ya comprenderéis que Pahaliah "el temido", como
muchos le llamaban, no tenía en verdad ni un amigo, pues éstos se veían
obligados a serlo si no querían ser víctimas de su rabia.
Cuando deseaba algo lo cogía, sin importarle lo más mínimo
quién fuese su dueño. Y si alguno se le ocurría traicionarlo, ese recibiría un
duro castigo.
Pahaliah parecía no tenerle temor a nada ni a nadie, su indiferencia por el peligro era asombrosa y disfrutaba haciendo sufrir a los demás.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgGL61D0JqLn_OqMTx25py4nbwn1Esb_NnREGeOErAoAzSnG8WXh30aIp9sZ8Xf0kdkmrFIt45-DuY8OUcTGtEraGiT8nGFZzTc4c0F8bdkH97Hlqgz0JZDT7Yk5iTjjq-nDFp_kf3G8PQ/s200/ni%C3%B1oagresivo.jpg)
Pero tanto va el cántaro a la fuente hasta que se rompe, y un buen día, todos empezaron a echarle de menos. Durante toda la semana no había ido a la escuela y nadie lo había visto rondando el barrio.
Pahaliah se encontraba enfermo, gravemente enfermo. Un misterioso
mal se había apoderado de él y a pesar
de que los médicos estudiaron su caso, no consiguieron diagnosticar su
enfermedad, la cual cada vez lo consumía más.
El temido Pahaliah yacía ahora débil y frágil, apenas si podía mantener abierto los ojos. A pesar de que no se lo merecía, sus compañeros no faltaron ni un sólo día, ayudando a sus padres a cuidarle.
Cada día que pasaba las esperanzas se reducían, ya casi no
comía y la respiración se hacia cada vez más difícil.
Pahaliah se encontraba en el umbral de la muerte física, y sería en esta puerta del más allá, donde recibió una visita inesperada.
- Pahaliah, Pahaliah ¡despierta! -exclamó una voz profunda llamando su atención -.
- ¿Quién eres? ¿Cómo es posible que seas igual que yo? -preguntó el sorprendido joven-
- Soy tu yo profundo que he permanecido prisionero durante
mucho tiempo en tu interior sin que oyeras jamás mi voz, ahora que estás a
punto de abandonar el mundo físico, he venido a revelarte tus errores. Tuviste
la oportunidad de ser un muchacho ejemplar, y decidiste por el contrario ser
una calamidad, tu enfermedad la has causado con tu mal obrar.
- Dadme otra oportunidad, dejadme que rectifique mis errores, dejadme que pueda cambiar -rogó con fe el joven Pahaliah.
Fin
No hay comentarios:
Publicar un comentario