Nunca más oiría los consejos de los ancianos.
Jamás creería en otra cosa que no fuesen sus propios razonamientos. La vida era
dura con Tarón, el mayor de tres hermanos y en el que recaería toda la
responsabilidad de mantenerlos y educarlos, ya que sus padres acababan de
abandonar el mundo material y de pasar el Umbral de la Vida Eterna.
¿Por qué aquella desgracia? -se preguntaba una y otra vez el joven-.
Con esta duda, fue creciendo nuestro amigo, y
los años no pasarían en balde. Cada día que transcurría era como una lección
que Tarón incorporaba en su vida, y muy pronto, aquel inocente muchacho se
convertiría en un responsable adulto.
Había momentos en los que Tarón desesperaba,
se sentía impotente para seguir hacia adelante. Fueron muchas las ocasiones en
las que el sentimiento de desdicha era tan fuerte que pensaba en abandonarlo
todo y huir lejos de aquella opresión, pero siempre en el último momento
desistía en su intento.
Aquella tarde Tarón había llegado muy
temprano del trabajo y se sentía muy cansado, por lo que no tardó en abandonar
su cuerpo en manos del confortador sueño. Durante la noche el alma de Tarón se
trasladó al Mundo de los Deseos y allí tuvo una interesante experiencia.
- ¡Alto Tarón!, te encuentras delante de la Puerta del Gran Templo del Conocimiento. Tan solo aquellos que sepan desvelar el Enigma Secreto podrán traspasar su velo.
- ¿Cuál es el enigma? -preguntó el joven-.
- Has de contestarme esta pregunta: ¿cuál es la razón del sufrimiento?
Tarón meditó profundamente la pregunta.
Recordó su propia vida y reunió todo el conocimiento que en ella había
aprendido, y vio como aquello que menos quería le era impuesto, y comprendió lo
que con ello debía aprender. Entonces contesto:
- La razón del sufrimiento no puede ser otra que aprender a hacer bien aquello que hicimos mal en otro tiempo.
Con el recuerdo de esa experiencia vivida en
el Mundo del Deseo, Tarón se había convertido en un hombre nuevo. Desde aquel
día ya nunca más volvió a sentir la necesidad de huir de su prueba, y lo que
durante mucho tiempo fue adverso, ya había dejado de serlo.
Fin
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