"El numero 10, formado por la adicción de los cuatro
primeros y que contiene al precedente, es el numero perfecto por excelencia,
puesto que representa todos los principios de la divinidad evolucionados y
reunidos en una nueva divinidad"
"Pitágoras iba mucho más lejos en la enseñanza de
los números. En cada uno de ellos definía un principio, una ley, una fuerza
activa del universo. Los principios esenciales están contenidos en los cuatro
primeros números, porque adicionándolos o multiplicándolos se encuentran todos
los demás". (Los Grandes Iniciados - Edward Schure).
No he podido evitar
acudir a Pitágoras para hacer esta introducción, pues él mejor que nadie supo
darle a los números la dimensión espiritual que poseen.
La numerología es la
ciencia del valor cualitativo de los números, es decir, de su valor simbólico y
de las energías y estructuras que cada número encierra en sí, y produce en el
cosmos y en el hombre mismo. Así, por ejemplo, el número 3 da lugar a la forma
triangular, al compás ternario en música, a la familia celular: padre, madre e
hijo/a, a la filosofía dialéctica: tesis-antítesis-síntesis, al triángulo
cromático, ...
Pitágoras, a partir
de la tradición mistérica oriental y su propio genio, desarrolló toda la teoría
metafísica de los números de la que la numerología es parte resultante
importante. La numerología, a lo largo de la historia, se fue nutriendo de
diversas disciplinas trascendentes: cábala, astrología, tarot, simbología
alquímica, psicología jungiana... y entrelazándose con ellas en el llamado
saber trascendente. De ese modo, aunando tradición, sentido de analogía e
intuición, se fueron desarrollando las correspondencias, significados y métodos
de análisis de la numerología, ciencia espiritual que hoy en día se nos
presenta como un instrumento válido para conocernos a nosotros mismos.
Como bien definió
Edward Schure, los principios esenciales están contenidos en los cuatro
primeros números, porque adicionándolos o multiplicándolos se encuentran todos
los demás. Pero, ¿por qué los cuatro primeros números?, ¿por qué el número
cuatro se nos presenta como un símbolo indiscutiblemente revelador desde el
punto de vista del proceso de la creación?.
Tendremos que
utilizar el Génesis como fuente original donde se narra la gran odisea de la
Creación, para encontrar la información necesaria que nos permitirá comprender
el significado de las Fuerzas que participaron en esa magna Obra.
Podemos leer en el
texto sagrado del Génesis, cómo se hace referencia a la entidad creadora -Dios-
con el nombre de Jehová, el guía y protector del "pueblo elegido".
Si traducimos este
término al lenguaje sagrado por excelencia, el hebreo, tendremos las siguientes
letras sagradas: Yod, He, Vav y 2º He.
Si como en el Génesis
se afirma, Jehová (rostro de la divinidad representante del Centro de
Conciencia Binah) fue quien llevó a cabo el proceso organizativo de la
creación, es lícito pensar que en Jehová deben encontrarse las Fuerzas que
constituyeron dicha creación, es decir, lo que nosotros llamamos las Fuerzas de
la Naturaleza.
Diremos que cada una
de las letras que forman el nombre de Jehová representa una fuerza activa en un
determinado periodo, ya sea en relación a la creación o en nuestros propios
asuntos particulares.
El Yod, está en
relación simbólica con lo que representa la semilla, es decir, estamos ante la
fuerza primigenia, totalmente imprescindible para que cualquier trabajo de
creación se lleve a cabo. Representa en el Árbol Cabalístico a Kether, el
Padre, y se convierte en el estado germen de toda energía. Representa la
voluntad, la fuerza de empuje.
El He, es la fuerza
pasiva, adoptando la misma condición que la tierra que se ofrece dispuesta a
ser penetrada por la semilla del Yod. Se trata de una fase puramente interiorizadora,
de gestación. Está en analogía con la madre como arquetipo de la facultad de
gestar. Los trabajos de esta fase se llevan a cabo internamente.
El Vav, es la fase de
exteriorización. Cuando la semilla penetra en la tierra se produce un proceso
de transformación de esa semilla, la cual llega a manifestarse externamente,
dando lugar a la planta. En el proceso generativo, se trata del nacimiento del
hijo, tras la fusión del esperma (Yod) y el óvulo (He). Con el Vav entramos en
una dinámica de actividad externa, de relación, es decir, la potencialidad del
Yod se traduce en acciones.
El 2º He, es la etapa
de los frutos. La planta desarrolla de sí misma el potencial que lleva
implícito, dando lugar al resultado, el cual a su vez, al igual que el fruto,
lleva en sí mismo la semilla de un nuevo ciclo, permitiendo y asegurando la
perpetuidad del proceso evolutivo. Es igualmente el fruto que da el hijo,
superando la situación en la que partió el Yod-Padre. En esta dinámica se
encuentra oculta la rivalidad de principios entre padre e hijos.
Si hemos entendido la
manifestación del Nombre Sagrado, estaremos en condiciones de comprender la
razón por la cual, todos los números, es decir, la organización cósmica,
responde a la combinación de estas cuatro fases.
Con la etapa
final-4-2º He, que como hemos dicho está en analogía con la fase de los frutos,
no finaliza el proceso creador. Sabemos que todo fruto encierra en sí mismo una
nueva semilla, y será ese potencial encerrado quien al manifestarse dará lugar
a una realidad, aunque como bien podremos intuir, esa nueva realidad se
expresará en un nivel distinto.
A nadie se le escapa,
que de lo anteriormente expuesto se deduce el misterio de la evolución. Siendo
así, estamos en condiciones de penetrar en el significado de los números que
compone el Nombre Sagrado, pues de su revelación extraeremos un conocimiento
muy valioso que nos ayudará a comprender los 22 Estados de Energía o Arcanos
Mayores del Tarot.
Si tomamos los cuatro
números primarios y los sumamos entre sí, extraeremos otro número que nos
sintetizará la clave del Proceso Creador, veámoslo:
1 + 2 + 3 + 4 = 10.
Es el número 10 el que nos representa las fases del Proceso Creador una vez
manifestadas todas sus potencialidades. Podemos entender, que los números
primarios son estados potenciales que al manifestarse en plenitud pone de
manifiesto la ruta definitiva que debemos seguir para alcanzar el estado de
madurez y de perfección. No deja de ser curioso que el Árbol Cabalístico esté
formado por 10 centros de consciencia llamados Séfiras.
Por lo tanto, podemos
decir, que el resto de los números primarios (5, 6, 7, 8 y 9) son la
manifestación de los cuatro primeros. Aunque si nos fijamos bien, en verdad, el
nombre Sagrado JEHOVÁ o lo que es lo mismo Yod, He, Vav y 2º He, está compuesto
por tres letras sagradas, ya que el He se repite. Esto es así, ya que la fase
de los frutos, 2º He, debe interpretarse como el resultado del proceso creador
que da lugar a uno nuevo.
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