RESURRECCION DE LA HIJA DE
JAIRO Y CURACIÓN DE LA HEMORROISA
21 Habiendo Jesús ganado en la barca la
otra ribera, se le reunió una gran muchedumbre. Él estaba junto al mar. 22 Y
llegó uno de los jefes de la sinagoga, Jairo de nombre, el cual, al verlo, cayó
a sus pies, 23 y con muchas palabras le rogaba diciendo: Mi hijita está en las últimas;
ven e imponle las manos para que se salve y viva. 24 Se fue con él, y le seguía
una gran muchedumbre, que le apretaba.
No cabe duda de la situación que ocupa Jesús en su Propósito
de ir recorriendo todas y cada una de las instancias donde ha de penetrar el
nuevo impulso, la Nueva Consciencia. Él ha ganado, en la barca, la otra ribera.
Él estaba junto al mar, o lo que en términos astrológicos se conoce como la
entrada en el Mundo del Deseo a través del signo Cáncer. Una vez más se repiten
los mismos hechos que en etapas anteriores. Cuando la Luz penetra en un sector
de nuestra personalidad, de inmediato, las criaturas que habitan en él, se
acercan a ella, se trata de algo nuevo que les llama la atención, que desean
conocer, y si lo consideran bueno no dudarán en pretender acosarlo para hacerse
con él.
De entre la abundante muchedumbre, representante de las
viejas tendencias, siempre aparece alguien que está enfermo y que necesita
acercarse hasta la Luz, y tocando su túnica, unas veces, o cayendo a sus pies,
otras, como lo hizo Jairo, reciben de Jesús-Amor la respuesta que les salva,
que les eleva de su actual situación
Nos dice la crónica evangélica, que Jairo era uno de los
jefes de la sinagoga, y con ello nos está revelando su identidad espiritual. El
representa la consciencia del Elemento Agua-Cáncer, donde se encuentra Jesús;
una consciencia cuyo fruto-hijo, está enfermo. Debemos entender pues, que se
trata de elevar la consciencia emotiva con la que nos habíamos identificado
antes de que Jesús, el nuevo aliento, penetrase en nuestra naturaleza
emocional. El egoísmo desea ser curado por el amor.
Cuando, en nuestro peregrinaje humano, descubramos que la
calidad de nuestras emociones ya no nos satisface, es porque, sin duda alguna,
hemos desarrollado la personalidad Crística, la cual ha alcanzado esa orilla
donde experimentamos con nuestros deseos. Si esto ocurre en lo más íntimo de
nuestro corazón, debemos permitir que, el jefe que ha guiado hasta ese momento
nuestras iniciativas emocionales, salve a su hijo, a su obra pues, de este modo,
el Cuerpo Emocional logrará elevar su calidad y vibración, habrá evolucionado.
25 Una mujer que padecía flujo de sangre
desde hacía doce años 26 y había sufrido grandemente de muchos médicos,
gastando toda su hacienda sin provecho alguno, antes iba de mal en peor, 27
como hubiese oído lo que se decía de Jesús, vino entre la muchedumbre por
detrás y tocó su vestido; 28 pues se decía: Si tocare siquiera su vestido, seré
sana. 29 Al punto se seco la fuente de la sangre, y sintió en su cuerpo que
estaba curada de su mal. 30 Luego Jesús, sintiendo en si mismo la virtud que
había salido de Él, se volvió a la multitud y dijo: ¿quíen ha tocado mis
vestidos? 31 Los discípulos le contestaron: Ves que la muchedumbre se aprieta,
y dices: ¿quíen me ha tocado? 32 Él echo una mirada en derredor para ver a la
que lo había hecho, 33 y la mujer, llena de temor y temblorosa, conociendo lo
que en ella había sucedido, se llegó y, postrada ante El, declarole toda la
verdad. 34 Y Él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y seas curada
de tu mal.
La secuencia de este pasaje introduce algunos puntos de gran
interés, ya que nos ayudarán a comprender los Trabajos de integración de la
Nueva Consciencia, en la vieja naturaleza emotiva.
En primer lugar, se observa como el autor partiendo de una
situación que podríamos considerar como el guion principal de la escena, la
curación de la hija de Jairo, nos lleva de imprevisto, a otra situación dentro
del mismo contexto, al encuentro con la mujer sangrante. ¿Qué nos quiere decir
el evangelista con la aparición en escena de esta nueva protagonista?
Si prestamos atención, este hecho se produce antes de que Jesús-Amor
hubiese dado respuesta a la llamada de Jairo. Es como si quisiera indicarnos la
ruta que debemos andar para llegar hasta nuestra meta, y en ese itinerario es
preciso encontrarse con esa mujer que padece de flujo de sangre desde hace doce
años.
El Mundo del Agua es el mundo de lo femenino, y de ahí que
aparezca una mujer para describir este mensaje. Su enfermedad nos revela el
estado de vibración del Elemento que representa, las emociones. Ella padece de
pérdida de sangre. ¿Qué quiere decirnos con ello?
Recuerdo, en estos momentos, una anécdota vivida hace poco,
en la que fui requerido por una amiga, la cual me mostraba su preocupación
pues, estaba sufriendo una importante pérdida de flujo sanguíneo. Tras atender
la urgencia del momento, quisimos, ambos, buscar las causas espirituales que le
habían llevado a aquella situación No nos resultó difícil encontrar la
respuesta que buscábamos, pues la situación emocional que estaba viviendo en
esos momentos, la calidad de sus sentimientos, en lo concerniente a su vida de
pareja, la había llevado a vivencias reiterativas en las que, una y otra vez,
se veía incapaz para sustituir su egoísmo por amor; en las que no estaba
dispuesta a poner fin a su rencor, sustituyéndolo por el perdón. Ella se negaba
a aprender a amar, y su propia disposición se vio materializada en su cuerpo
físico. Estaba perdiendo la sangre; ese fluido donde se deposita la vida física
y que es utilizado como vehículo por nuestro Yo Espiritual para inscribir todas
y cada una de las experiencias que vamos adquiriendo, ya sea consciente o
inconscientemente. Podríamos decir, que estaba perdiendo el contenido del
aprendizaje vital; esto es, la posibilidad de grabar las lecciones que han de
elevar nuestra condición humana a la divina.
La sangre esta estrechamente relacionada con el vehículo
emocional. Desde la infancia y hasta que cumplimos catorce años, edad en la que
adquirimos el Cuerpo de Deseos, la sangre nos es administrada casi en su totalidad
por la glándula Timo, la cual es mayor en los primeros años y va disminuyendo
en la medida en que nos vamos haciendo mayores y vamos creando, por nosotros
mismos, corpúsculos sanguíneos.
Cuando, en la pubertad, el niño ha adquirido la facultad de
crear su propia sangre, alcanza igualmente un estado psíquico que le lleva a la
búsqueda de la individualidad. Esta etapa del desarrollo psíquico coincide con
la regencia del Elemento Agua. Si analizamos lo que ocurre cuando tenemos una
etapa de cólera, de ira, de celos, de miedo, de soberbia, es decir, cuando se
produce un descontrol de nuestra naturaleza emotiva, la sangre se agrupa
desmedidamente en aquellas zonas del cuerpo desde donde parte el exceso.
La cólera y la ira, calientan excesivamente el cerebro; en
esos momentos la sangre se agolpa en él y no nos deja pensar con claridad, nos
lleva a situaciones que nos ponen fuera de si y, en verdad, lo que ocurre es
que, el excesivo calor de la sangre, expulsa al Yo Espiritual/Ego de nuestro
vehículo físico, dejándolo a la deriva y sin rumbo.
Si el ataque es de miedo, se nos hiela la sangre; si el
arrebato es sexual, la sangre se concentra en los órganos sexuales; y así,
dependiendo de donde parte el estimulo.
Por lo tanto, la sangre está vinculada con el Cuerpo
Emocional y, aplicando esto que hemos dicho, en nuestro estudio, podemos
entender que, esa mujer enferma, simboliza la naturaleza emocional que, durante
un ciclo de experiencias completo, es decir, durante doce años, se encuentra
padeciendo los desordenes emocionales.
Antes de curar a la hija de Jairo, es decir, al fruto de la
consciencia emotiva, que dirige cada acto e impulso emotivo, es necesario curar
a la propia naturaleza emotiva, a la mujer, pues si así lo hacemos, estaremos
en condiciones de utilizar material nuevo, renovado. Tendremos una calidad más
sublimada del Elemento Agua.
La mujer aparece entre la muchedumbre, forma parte de esa
multitud de tendencias que habitan en nuestro Mundo Emocional. Ella es la que
los representa a todas, y se acerca "por detrás" a Jesús Y con ello
nos esta indicando, que es ese el estadio que ocupa con respecto a lo Superior.
Son emociones que se han quedado "detrás" y que debemos permitirle
que se acerquen hacia nosotros y toquen nuestros vestidos.
Hagamos un esfuerzo, y busquemos en nuestro interior alguna
situación en la que nuestras tendencias emotivas, enfermas, se acerquen a
nuestra consciencia amorosa pidiendo ser curada. Ellas están "detrás",
y si lo de "delante-Jesús" lo hemos reconocido como la consciencia, lo
de "detrás" ha de encontrarse en el inconsciente.
En efecto, nos encontramos identificados con Jesús, y nuestra
voluntad es amar al mundo puesto que todos somos iguales ante Dios. Sin
embargo, desde nuestro inconsciente surge una tendencia que desea elevar su
situación, pues no ha conseguido sublimar su condición y, entonces, sucede que
alcanza con su mano nuestro nuevo vestido, nuestro amor, nuestro perdón, pues
sabe, esta convencida, que si así lo hace, será salvada.
La escena es mágica; y si somos capaces de comprenderla, de
vivirla, experimentaremos una gran dicha, y diremos: ¿quién me ha tocado? En
ese momento veremos postrada a nuestros pies a esa mujer enferma, a esa tendencia
que busca la sublimación que, profundamente arrepentida, nos revela su dolor.
¿Cómo podremos rechazar a esa mujer que ha sido capaz de
abrirse camino entre la muchedumbre a pesar de su enfermedad, para tocar tan
solo la túnica de nuestro perdón? Esa mujer enferma forma parte de nuestro Yo
Emotivo, aunque lo hayamos olvidado relegándola al inconsciente; y ahora, que
ha culminado su ciclo de experiencia, necesita alcanzar el nuevo impulso pues,
de lo contrario, se quedaría rezagada.
Es preciso que desarrollemos esa cualidad anímica que Jesús
testimonió, el perdón, y que lo apliquemos, en primer lugar, con todas nuestras
mujeres enfermas, es decir, que nos auto-perdonemos, que seamos capaces de
reconocer en ellas, a una parte de nuestro Ser Completo, y llenos de amor, le
digamos: "¡Hija, tu fe te ha salvado! Vete en paz y seas curada de tu
mal".
Él la llamó hija, pues reconocía perfectamente, que todo
cuanto ocurría a su alrededor, cada morada que pisaba, cada alma con la que se
cruzaba, formaba parte de Él, pues Él, el Hijo de Dios, representa la Unidad
del Padre, la Unidad de todas sus Criaturas.
La fe es la medicina que la ha curado. ¿Qué poder maravilloso
se oculta tras la fe? Para muchos, la fe no deja de ser una actitud cómoda ante
las muchas cuestiones que nos plantea la vida. Creer en la verdad porque tengo
fe en que es así, no les basta. Sin embargo, Jesús nos revela, en este
episodio, que la fe posee un extraordinario poder curativo.
La mujer enferma ya había sufrido grandemente de muchos
médicos, llegando a gastar toda su hacienda, y en vez de sanar, iba a peor. Al
parecer, existe una enfermedad que, los médicos sin fe, no pueden curar. Por
mucho dinero que tengamos, no será suficiente para pagar el precio de nuestra
salud, cuando la enfermedad que padecemos es de las características que hemos
descrito, una enfermedad del alma, del Cuerpo Emocional, que se niega a llevar
a cabo la Voluntad del Padre.
Ahora bien, cuando aparece el Hijo de Dios en nuestra vida,
en nuestra consciencia se produce un cambio radical. A partir de ese momento,
vemos con claridad que las causas de nuestro mal se encuentran en nuestro modo
de amar, en el uso que hemos hecho de los deseos, y por lo tanto será,
corrigiendo esa causa, como podremos alcanzar la sanación. Jesús-Cristo es el
Arquetipo del Amor Universal, y en Él se encuentra ese poder sanador. El
representa cabalísticamente a Hochmah, Séfira que rige el Elemento Agua. Él es
el portador de la Voluntad del Padre-Fuego, y su amor hacia Él, se manifiesta
en un conocimiento profundo, en una comunión interna con Él, que no se puede
expresar tangiblemente, pues es energía emocional. Ese saber profundo se llama
fe. Por lo tanto, la fe es un atributo del Agua, de Cáncer, y debemos
desarrollar esa cualidad cuando estemos Trabajando en su dinámica.
¡Hija, tu fe te ha curado!, es lo mismo que decirle, tu amor
a Dios, el reconocimiento de Dios en ti, te ha salvado.
35 Aún estaba Él hablando, cuando
llegaron de casa del jefe de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto, ¿por qué
molestar ya al Maestro? 36 Pero oyendo Jesús lo que decían, dice al jefe de la
sinagoga: No temas, ten solo fe. 37 No permitió que nadie le siguiera más que
Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. 38 Llegados a la casa del
arquisinagogo, vio un alboroto y a las lloronas plañideras, 39 y entrando les
dice: ¿a qué ese alboroto y ese llanto? La niña no ha muerto, duerme.
40 Se burlaban de Él, pero Él, echando a
todos fuera, tomó consigo al padre de la niña, a la madre y a los que iban con
Él, y entró donde la niña estaba; 41 y tomándola de la mano, le dijo:
"Talitha, qumi" que quiere decir: Niña, a ti te lo digo, levántate,
42 y al instante se levantó la niña y echo andar, pues tenía doce años,
quedando ellos fuera de si, presos de gran estupor. 43 Recomendoles mucho que
nadie supiera aquello, y mandó que diesen de comer a la niña.
Si al despertar a la Nueva Consciencia Crística, al amor
universal, se produce en nuestra naturaleza emocional, un profundo cambio que
lleva a nuestros deseos a liberarse de los Luciferes, y a nuestra naturaleza
femenina-emocional a curarse de su enfermedad, entonces asistiremos
indudablemente a la muerte aparente de la hija de Jairo, el constructor de la
consciencia a niveles emocionales, la consciencia humana. Ya dijimos que la
hija significaba el fruto. Dado que se ha producido una elevación de nuestros
deseos, las antiguas energías deben morir. Sin embargo, no lo entiende así
Jesús, quien al oír que la niña había muerto, lo primero que hace es pedir al
padre que tuviese fe, "ten sólo fe".
Si el representante de nuestra voluntad emocional, el que
dirige nuestros impulsos emotivos, hubiese tenido fe, es decir, hubiese
aceptado integrar el Fuego en sus deseos amando la Voluntad del Padre, entonces
su obra no hubiese enfermado. Ahora, el amor le dice, recupera tu fe, tu
capacidad creadora. Jesús elige a los obreros que han de movilizarse para
llevar a cabo la presente empresa, salvar el fruto-hija de Jairo, es decir,
salvar la consciencia, volviéndola a la vida, pues había muerto aparentemente.
Jesús, el impulso del amor, necesita que Jairo tenga
descendencia, puesto que cualquier designio, por muy elevado que sea, si no
cuenta con el poder motor de los sentimientos, jamás logrará alcanzar su meta
de liberación. Así pues, Jesús escoge a Pedro, representante de Capricornio; a
Santiago, representante de Sagitario, y a Juan, representante de Piscis, y
llamando a los padres de la niña, les invitó a seguirle.
¿Qué representan estas influencias en el proceso que estamos
estudiando con relación al Arquetipo de Cáncer?
Jesús ha elegido con sabiduría a los representantes de las
Fuerzas que están estrechamente relacionadas con la niña. La hija de Jairo está
revelando el uso que hemos dado a las energías de Cáncer, cuando nuestra
consciencia estaba identificada con la separación con Dios. Ella es el fruto,
el resultado de nuestros deseos, el rumbo que hemos dado a nuestro amor en un
nivel evolutivo anterior a la etapa Crística.
Jesús llamó a los padres de la niña, pues estos deben ser
testigos de su obra, deben recuperar a su hija, que aparentemente duerme; deben
tomar consciencia de cómo el nuevo impulso es capaz de despertar de la muerte a
las energías que estábamos alimentando. Ellos están ahí porque la fe, es decir,
el amor, les ha permitido ver la verdad.
Igualmente, encontramos entre los seguidores a Santiago, el
representante de Sagitario, signo que representa la culminación de los Trabajos
realizados en el Elemento Fuego, es decir, significa los poderes acumulados en
Cristo hasta ese momento, pues su recorrido hasta ese punto en el que se
encuentra, Cáncer, le permite dar testimonio de los poderes del Fuego, de la
Luz de su Padre, del Poder Unificador.
También encontramos a Pedro, la piedra angular de la Obra
Crística, el representante de Capricornio, como ya adelantábamos. Y esto es
así, dado que, cualquier conquista de un Arquetipo, en este caso, el de Cáncer,
debe integrarse con su opuesto, en este caso, el de Capricornio, pues de este
modo se alcanza la unidad en su manifestación.
En otros términos, la presencia de Pedro-Capricornio, en el
proceso de resurrección de la hija de Jairo-Cáncer, le está mostrando el
objetivo donde debe realizar su Obra; o lo que es lo mismo, la diana donde
deben clavarse certeramente sus flechas. El amor debe convertirse en obras
concretas donde pueda crecer, florecer y dar frutos.
Y por ultimo, analicemos la presencia de Juan-Piscis, hermano
de Sagitario-Santiago. Si hemos dicho que en este signo se concentra la
enseñanza del Fuego, llevándonos a su aprendizaje, Juan-Piscis se convierte,
igualmente, en el signo donde se sintetizan los Trabajos del Agua, es decir,
Piscis es el punto de sublimación de este Elemento, es su meta, su punto
cumbre.
Si en Cáncer, la estrategia es descubrir el amor como Fuerza
Universal, en Piscis, ese amor, una vez conquistado, se libera, se expande,
creando un mundo donde todo es amor.
Estos y no otros, fueron testigos del despertar de la hija de
Jairo. Su presencia, en aquel aposento, debía inscribirse en la Nueva
Consciencia en la que iba a renacer. Ellos representaban a las cualidades que
se debían desarrollar, pues ya formaban parte de ella. Ninguna otra tendencia puede
permanecer en aquel lugar, es por lo que Jesús echó a las plañideras pues, como
sucedió en el pasaje, esas tendencias no comprenderán las palabras del Maestro
y se burlarán.
Cuando se adquiere la consciencia Crística, y se ha producido
en nosotros el despertar de nuestra naturaleza emotiva, nuestra visión de la
vida cambia totalmente. Ya no nos vemos como seres separados de Dios; ya no
aprendemos tan solo por vía sensorial; ahora, un nuevo sentido nos conecta con
otras realidades; nuestras creencias han evolucionado, y el mundo que nos
alimentaba ya deja de tener sentido para nosotros. La vida no acaba con la
muerte física, y permanecemos en constante comunicación con los seres que
habitan el Mundo del Deseo.
Aquellas tendencias, aquellas "voces" que aún no
comprenden esta visión, debemos "echarlas" de nuestra naturaleza
emocional no prestándoles atención.
Las Palabras de Jesús, "Talitha qumi", es el
mensaje que debemos hacer llegar a esa consciencia que "duerme" y que
mantiene a nuestra personalidad emotiva estancada. Esa niña se levantará, pues
tiene edad para andar. Doce años, los mismos que llevaba la mujer enferma. Ya
dijimos lo que representa esa edad cósmica. Cuando un propósito nace con la
intención de ser gestado, crecer y dar frutos, es preciso que se ajuste a la
dinámica cósmica, donde todo proceso sigue las leyes divinas -Yod, He, Vav y 2º
He-, y que se recoge en los doce signos del Zodiaco. Doce años suponen realizar
un ciclo completo, lo que nos permite estar maduros para salir andando y tomar
un nuevo camino.
Las emociones, cuando han saciado su apetito, cuando han
agotado su poder creador, necesitan ser renovadas, y esto es lo que hace Jesús
con la hija de Jairo, despertarla y recuperarla para la Nueva Obra. Nosotros
debemos estar dispuestos para saber captar la llamada de los muchos
"Jairos" que se encuentran en nuestro mundo. No me estoy refiriendo
al nuestro personal, sino al que vemos reflejado en los demás. Estos vienen
reclamando amor, perdón, pues si no consiguen encontrarlo, su existencia -su
hija- morirá de verdad. Estos "Jairos" nos parecerán pecadores,
hombres sucios y abandonados, verdaderas escorias sociales, sin embargo, han
completado su ciclo emocional y debemos ofrecerle nuestra mano y decirle:
"a ti te lo digo, levántate".
Nuestro amor, siempre tiene ese poder de convicción que da
motivos al otro para que se levante de su postramiento, de su muerte aparente.
Cristo, conocedor de que nos encontramos en la tierra del
Agua-Cáncer, donde los deseos se exaltan fácilmente dando lugar a respuestas
vanidosas, reuniendo a los allí asistentes, es decir a la naturaleza emotiva,
les pide que no proclamen aquellos hechos. En el Agua-sentimientos, debemos
actuar en silencio; ya llegará el momento para hacer publica la verdad.
Había culminado su labor en aquel lugar, y sabía que su
camino debía continuar, pero no sin antes indicarles algo más: "dad de
comer a la niña". Con este mandato, les anunciaba, que debían seguir
alimentando su naturaleza emotiva pero, aunque el cronista no lo indica, de
seguro que, a partir de ese momento, se saciaría su apetito con un nuevo alimento.
¿Por qué se suele decir que la fe mueve montañas?
ResponderEliminarLa Fe nos acerca a la verdad sin necesidad de utilizar el discernimiento, el análisis, el estudio, lo hace aportándonos la certeza de que aquello que videnciamos internamente es verdad. Desde el punto de vista cabalístico, la Fe es una expresión de Hochmah-Amor, y es a través de este Centro de Conciencia, que podemos conocer la Voluntad de Dios. Por lo tanto, la Fe adquiere una cualidad mística que nos permite tener conocimiento de una cosa por la vía de la inspiración. Para ello, tan sólo un requerimiento, el Amor. La montaña debemos traducirlo como el obstáculo que aparece en nuestra vida y que nos invita a superarlo. Cuando tenemos Fe, esos obstáculos son todos superables, pues existe en nuestro interior esa Fuerza llamada Amor que nos ofrece la posibilidad de Ser Dios y Crear como Dios.
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