LA AGONIA DE GETSEMANI
Otro tanto decían todos. 32 Llegaron a
un lugar cuyo nombre era Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí
mientras voy a orar. 33 Tomando consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, comenzó a
sentir temor y angustia, 34 y les decía: Triste está mi alma hasta la muerte;
permaneced aquí y velad. 35 Adelantándose un poco, cayó en tierra y oraba que,
si era posible, pasase de Él aquella hora. 36 Decía: Abba, Padre, todo te es
posible; aleja de mí este cáliz; mas no sea lo que yo quiero, sino lo que
quieras tú.
37 Vino y los encontró dormidos, y dijo
a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? 38 Velad y orad para
que no entréis en tentación; el espíritu está pronto, mas la carne es flaca. 39
De nuevo se retiró y oró haciendo la misma suplica.
40 Viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque estaban sus ojos pesados; y no sabían qué responderle. 41 Llegó por tercera vez y les dijo: Dormid ya y descansad. Basta. Ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de los pecadores. 42 Levantaos; vamos. Ya se acerca el que ha de entregarme.
En este pasaje se encuentra descrito todo un importante
proceso anímico que se produce en nuestra naturaleza psíquica y que sin duda, a
niveles colectivos, también se ha expresado en la manifestación milenaria del
cristianismo.
Veamos en primer lugar el mensaje a niveles individuales.
Tras haber experimentando el alma ese encuentro jubiloso de
Comunión con Dios, se produce una serie de maniobras que nos sitúa directamente
en el centro de la prueba que nos aguarda: el prendimiento y muerte del
MAESTRO.
Hemos visto, en el punto anterior, un anticipo de lo que va a
suceder cuando alcancemos la próxima etapa, el signo de Virgo. Hemos hablado
del tercer decanato de Tauro como de una parcela anticipatoria, cuya
característica, nos lleva a tomar consciencia del Trabajo de
Culminación-Liberación
Ahora en este punto, esos Trabajos de Anticipación,
continúan. Nos situamos en un lugar cuyo nombre es Getsemaní. ¿Qué está
representando esta instancia en el proceso de Liberación de la consciencia?
Tendremos que acudir a la cábala y hacer uso una vez más del
alfabeto hebreo. Getsemaní, viene de la palabra “gat-shemanin” y significa “prensa
de aceite”. Las letras sagradas que componen el nombre son las siguientes:
Guimel-Tau-Shim-Mem-Noun-Yod-Noum Final, que traducidas a sus correspondencias
numéricas, tenemos que su total suma 8. La correspondencia sefirótica de este
número es Hod, centro de la Lógica y de la Razón, atributos del pensamiento que
nos permiten comprender la verdad. El planeta regente de este centro es
Mercurio y de él, se extrae la idea del trabajo que debemos realizar vía
intelectual para alcanzar la comprensión de la mecánica cósmica. Si vinculamos
el número 8 y le atribuimos su correspondencia zodiacal siguiendo la manifestación
de los signos el proceso creador, nos situamos en el signo de Acuario (Aries,
Leo y Sagitario; Cáncer, Escorpio y Piscis; Libra, Acuario y Géminis;
Capricornio, Tauro y Virgo).
Uniendo todos estos
datos, diremos que Getsemaní es ese estado en el que el Alma decide comunicarse
con su Yo Mental, con la intención de ordenar internamente las energías que
tomarán forma una vez nos expresemos en nuestro comportamiento humano.
Cuando Jesús dirigiéndose a sus discípulos les dice: “Sentaos
aquí, mientras voy a orar”, le está indicando, que va a comunicarse con la
fuerza interna de su pensamiento, al objeto de establecer una vía de
comunicación que le permita tener la evidencia interior de lo que debe hacer,
antes de que se cristalice externamente. Es necesario que meditemos, que se
produzca ese encuentro con el Yo Profundo, para que sea éste el que asimile el
nuevo alimento recibido.
Pero mientras nos encontremos en ese estado no debemos bajar
la guardia. Nuestro Yo Espiritual, nuestra personalidad espiritual se debe
retirar a orar. ¿Por qué? Por una sencilla e importante razón, porque si no lo
hacemos, el hedor de los instintos, exhalado en la embrujadora noche, nos
penetrará; y ganando nuestros sentidos, los seducirá, llevándonos a comer de
nuevo del banquete de la “perdición”. Por ello, en esa hora, y no en otra, en
la que el amor ya se encuentra en nuestro ser dispuesto a entregarse a los
demás para que se alimenten de él, es preciso que oremos, que pidamos a nuestro
Padre, a nuestra Voluntad Superior, que nos libre de aquella hora, de caer en
manos de los bajos instintos.
Si nos quedamos dormidos, los deseos nos poseerán de nuevo, y
nuestra consciencia sufrirá una nueva demora para llevarnos a actuar con
verdadero amor liberador.
La hora Tauro, es la hora mas dura de todas, pues es en la
que más fácilmente nos “dormimos”. Cada uno de nosotros se duerme por un
motivo. Lo cierto es, que resulta muy difícil mantenerse en vela en esa hora
crucial.
En el pasaje, se observa como Jesús descubre por dos veces
consecutivas a sus discípulos dormidos, cuando les había pedido que velasen. A
la tercera vez, Jesús, les invita a dormir, pues la hora había llegado. ¿Qué
significado tiene esta especie de comedia?
Las dos primeras etapas, simbolizan los Trabajos del primer y
segundo decanato de Tauro, los correspondientes a Capricornio y Tauro;
igualmente representan los dos primeros milenios del cristianismo, en los que
era necesario estar en vela, pues el Maestro se encontraba en el interior,
creciendo. En la fase Vav, en el tercer milenio, en el tercer decanato de
Tauro, el de Virgo, todo será diferente, pues el Maestro ya ha crecido, tiene
un Cuerpo y una personalidad, y lo que representa, es decir, el Amor, está
dispuesto para extenderse y morir en el mundo.
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