DESPUÉS DE LA FLAGELACION
16 Los soldados le llevaron dentro del atrio, esto es, al pretorio, y convocaron a toda la cohorte, 17 y le vistieron una púrpura y le ciñeron una corona tejida de espinas, 18 y comenzaron a saludarle: Salve, rey de los judíos. 19 Y le herían en la cabeza con una caña y le escupían, e hincando la rodilla, le hacían reverencias. 20 Después de haberse burlado de Él, le quitaron la púrpura y le vistieron sus propios vestidos.
Cada vez que actuemos, debemos ser conscientes de que aquello que hacemos realidad en el mundo material, no es otra cosa que el contenido de nuestros ideales, de nuestros sentimientos, de nuestras creencias. El propósito de la existencia, en este Plano de Acción, es precisamente hacernos conscientes de las energías que nos mueven, de la esencia que nos da la vida, en definitiva, debemos tomar consciencia de nuestros poderes internos, creadores, de nuestra verdadera naturaleza divina.
Si como hemos dicho en otra parte de estas enseñanzas, Dios se manifiesta en tres Principios Creadores Primordiales, a los que en Cábala se les conoce como Kether-Voluntad, Hochmah-Amor y Binah-Inteligencia Activa-Ley, el hombre, Obra creadora de Dios, o mejor dicho, extensión de Dios, deberá hacer consciente esos tres Principios en el Plano de Acción. Así pues, todos y cada unos de nuestros actos lleva como Propósito el expresar la Voluntad , el Amor y la Ley Divina. En la medida en que no realizamos este Propósito, podemos decir que desnudamos el cuerpo de la Verdad , y lo cubrimos con nuestros ropajes, unos ropajes que nos hemos elaborado y con los que nos hemos identificado, pero que sin embargo, no son el verdadero vestido con el que hemos de cubrir el cuerpo de la Verdad.
Jesús-Cristo es el Arquetipo del Amor Universal. Él representa un aspecto que debemos integrar en nuestra consciencia. Amar es esencial para convertirnos en seres con capacidad creadora. Amar es descubrir nuestra propia esencia, nuestra unidad integral, nuestra divinidad.
No dar expresión al amor, significará tener que integrarlo por la vía del rigor. Actuamos, entonces, de modo que atrapamos esas energías y la ponemos a disposición de los representantes de nuestros prejuicios, las fuerzas que nos atenazan, que nos atemorizan, que nos oprimen. Estos, en cumplimiento de su deber, se mofan del amor, le abofetean, le azotan, le escupen y le colocan sus ropajes, la púrpura del poder, para de este modo integrarla por la puerta falsa.
La burla, es símbolo de que no comprendemos algo. La verdad que se nos presenta es tan elevada que no sabemos reconocerla. La risa nos conectará con la verdad, pues al igual como el odio es el otro extremo del amor, la burla es el rostro de la ignorancia, el otro extremo de la sabiduría.
Nosotros debemos aprender de este pasaje, que en la medida en que nos mofamos de alguien o de algo, lo que estamos haciendo es caer en nuestra propia ignorancia, pues en definitiva, no estamos comprendiendo que todos somos Hijos de Dios, y como tales, somos iguales en esencia.
Si nos reímos de la verdad, lo que estamos haciendo es negar nuestra propia verdad, ignorándola...
En la manifestación de las energías de Virgo, es característico distinguir la crítica burlona. Pensar que lo sabemos todo, que somos verdaderos expertos y sabios, nos lleva a reírnos de las verdades nuevas, nos reímos de la expresión externa de los demás, sin entrar en valoraciones más profundas. En la medida en que con nuestras criticas, despreciamos y actuamos con cinismo ante los demás, estamos creando las circunstancias en las que nos veremos en su misma situación pues, el no comprender lo que esta enfrente de nosotros, nos llevará a vivirlo personalmente.
Vemos que otras de nuestras acciones cuando nos enfrentamos a una verdad que rechazamos, es coronarla con una corona de espinas. Con este gesto, lo que hacemos es desprendernos de todo lo que nos ha llevado a experimentar el sufrimiento y el dolor. Esas espinas simbolizan la distancia de separación que hemos puesto entre la verdad y nuestra consciencia. El elevarles a “corona” está indicándonos que ese dolor ha gobernado nuestra vida, ha sido nuestro rey, ha dirigido nuestros pensamientos.
Así pues, vestimos de púrpura el cuerpo de la verdad y le coronamos como rey, con la corona de espinas. Este maniobrar es como decir inconscientemente: Carga tú con nuestras culpas y conviértete en nuestro príncipe. En verdad, eso es lo que hace Jesús-Cristo. El amor nos libera del sentimiento de culpabilidad que tanto pesa en nosotros, y su autoridad, nos llevará a seguir un nuevo poder, el poder del amor.
Tras la burla, tras haber elaborado un plan para poder en un nuevo presente, formar parte de los seguidores del Maestro, le visten con sus propios vestidos, y con ello, reconocen el cuerpo de la verdad al que todos deben seguir.
No podemos olvidar que nos encontramos en la dinámica de Virgo, donde se culmina el ciclo, es decir, nos hallamos en una fase terminal, donde la liberación se convierte en un proceso inevitable y natural.
Ya hemos visto, en el pasaje anterior, como podemos seguir dos guiones distintos, uno llamado Barrabás y el otro Jesús-Cristo. Si decidimos protagonizar a Virgo-Barrabás, sin darnos cuenta, estamos sentenciando a Jesús a morir; es decir, damos muerte a un modo de actuar, a un modo de aprender, a un estado de consciencia, para salvar nuestro mundo, el que hemos construido y tememos perder. Sin embargo, dando muerte a ese nuevo mundo que tanto pánico nos da, lo único que estamos haciendo es retardar nuestro despertar.
En la medida en que vivimos internamente la dinámica de Virgo, sentimos la imperiosa necesidad de liberarnos de todo aquello que nos impide quedar limpio, purificado, perfecto. Esta necesidad, adquiere trazos de sufrimiento y de dolor para todos aquellos que se encuentran apegados a lo que poseen y no quieren trascender. Cuando alguien con su comportamiento ejemplariza una noble acción, una acción que juzgamos como una locura, y criticamos su modo de actuar, simplemente porque somos incapaces de realizar dicho gesto, entonces, decidimos burlarnos de él, lo entronizamos para descargar nuestro afán de poder y le obsequiamos con toda nuestra energía negativa, coronándolo con nuestras espinas.
Recuerdo una película, titulada “Te puede pasar a ti”, y cuyo guión nos presenta a un policía de una gran generosidad y nobleza, querido por todo el mundo. Cierto día, este policía, quiso dejar una propina a una camarera cuando fue a pagar el desayuno, pero no tenía dinero suficiente, tan sólo tenía un recibo de la “loto”, lo que le llevó a tener una idea, le ofrecería la mitad de la participación de la “loto”. Si le tocaba, compartiría con ella el premio. El azar le sonrió, y cumpliendo con su promesa, aquel generoso policía se presentó de nuevo en el bar, llevando con él, el premio obtenido, cuatro millones de dólares.
Aquel gesto le hizo famoso, pero se ganó el odio de su esposa, que no veía justo su proceder. Al final, el egoísmo de la esposa le llevó a denunciar a su marido a los tribunales y ganó el proceso. Dejó sin premio al policía y a la camarera, que por otro lado, se habían enamorado ambos de sus elevados valores, lo que les llevó a trascender el dinero. La ciudad, al conocer las bondadosas acciones de la pareja, se solidarizó con ellos, y entre todos reunieron una gran suma de dinero, con la cual les sorprendieron. La egoísta esposa, no tardó en recibir los efectos de sus acciones, y al poco tiempo, quedó totalmente arruinada.
En esta película, se pone de manifiesto cómo el obrar con amor desinteresado, inmediatamente suscitar la tendencia que se opondrá a que ejecutemos dichas acciones. Esa tendencia tiene tanto poder, o cree tenerlo, que puede hacernos perder -provisionalmente- todo nuestro dinero-potencial, sin embargo, la energía-amor ya se ha puesto en marcha, y de su muerte, surgirá con un nuevo cuerpo, el cual, ganará las simpatías de toda la “muchedumbre”.
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