"El arquitecto, cuando diseña un proyecto, su primera labor es
imaginarlo en la mente. Cuando alcanza la fase final, el de la construcción,
tendrá la oportunidad de comprobar si su visión inicial tenía algún error. Si
fuese así, es el momento de tomar nota para evitar dichos errores en los nuevos
diseños. Podemos resumir, que la dinámica del 10, nos permite tomar conciencia
de que somos co-creadores del mundo que nos rodea. La pregunta final es: ¿Cuál
es tu realidad?"
De este modo, terminaba el artículo que publiqué el pasado 31 de diciembre
de 2016 y al que titulé: 2017: ¿Cuál es tu realidad?
Qué mejor fecha, que un año después, para reflexionar sobre el contenido de
dicho artículo. Podemos hacerlo a nivel individual y colectivo, lo que nos
permitirá tomar consciencia de la sincronicidad existente entre lo que nos
ocurre en lo personal y lo que ocurre en lo social.
Hace unos días, en una conversación con unos amigos, me sorprendía
expresando una idea, para mí, muy contradictoria. En una apertura emocional,
les confesaba que tenía muchas ganas de que el 2017 llegase a su fin. Esa
declaración, verdaderamente, no procedía de mi cuerpo mental, sino del
emocional, pues albergo la creencia de que las cosas que nos ocurren tiene
siempre un sentido, un por qué y un para qué, que ha de llevarnos a ser
conscientes de que somos co-creadores de nuestras vidas.
Estamos tan acostumbrados a expresarnos en términos de "tópicos" que,
sin darnos cuenta, surgen de nosotros expresiones que "traicionan"
las nuevas creencias. Pensar que un año, en este caso el 2017, tiene el poder
exclusivo de hacer que las cosas te vayan bien o mal, es una apreciación que se
aleja mucho de la visión expresada anteriormente. A pesar de ello, desde la
profundidad de mi inconsciente, fluyó esa expresión que, a pesar de estar
fundamentada por las experiencias vividas durante el año, en verdad lo que
estaba expresando eran esas "heridas de guerras" propias de haber
vivido momentos emocionales de fuerte desarraigo.
Sí, el 2017, nos ha enfrentado a nuestra realidad, y si esa realidad con la
que estamos plenamente identificados es ilusoria, me refiero a la creencia de
que somos lo que percibimos, entonces, es lógico que, durante este año, que
ahora termina, nos hayamos encontrado con nuestros miedos, cara a cara. Para mí
ha tenido varios rostros, a cuál más desagradable. Su fealdad era proporcional
al dolor que ha causado en mi mundo emocional. En verdad, a pesar de la
diferencia de los rostros con los que se haya mostrado en nuestras vidas,
podemos decir, que todos y cada uno de nosotros, habrá experimentado la misma
experiencia: el miedo. Miedo a la pérdida, miedo al dolor, miedo a la soledad,
miedo a la enfermedad, miedo a la pobreza, miedo...
Ya lo decíamos cuando desarrollamos el artículo del pasado año que nos
llevó a hablar de las cualidades del 10, llevándonos al reencuentro con la fase
de recogida de los frutos que hemos sembrado.
Como bien nos revela Un Curso de Milagros, podemos tomar consciencia de dos
tipos de sentimientos. Uno es el Amor, el otro es el miedo. Distinguir uno del
otro es fácil. El Amor une, el miedo separa. El amor es plenitud y felicidad,
el miedo, es escasez y sufrimiento.
Con esas "pistas" sabremos cada uno de nosotros distinguir si el
rostro mostrado por la vida durante el 2017 nos ha llevado a cosechar Amor o
miedo.
Personalmente, debo decir, que la cosecha ha tenido de todo. He podido
gozar de la plenitud de dar y recibir, al tiempo, que me he visto desorientado
y, en ocasiones, perdido, ante vivencias que me han llevado a saborear el
amargo sabor del miedo.
Pero no podemos olvidarnos de la cuestión principal de estas experiencias.
Como decía, anteriormente, todo tiene un para qué. En efecto, la función del
2017, no es tan solo situarnos frente a frente a nuestras cosechas. Su
verdadero objetivo, es ofrecernos la oportunidad de tomar consciencia de lo que
realmente somos. ¿Cuál es tu realidad?
Si mi realidad fuese la que percibo con mis ojos físicos, tendría que
afirmar que somos un cuerpo material y que su pérdida nos produce un profundo
dolor. Ahora bien, si tras las experiencias vividas, llegamos a la conclusión
de que la verdadera vida no encuentra su Causa en el cuerpo, sino en el Ser que
lo anima, nuestro Espíritu, entonces, el final del cuerpo material será vivido
como un proceso de transición hacia una Plenitud de la Consciencia. El dolor de
la pérdida se transforma en Amor hacia lo que somos.
Si analizamos el aspecto colectivo, el social, en España, hemos sido
testigos de manera evidente, de que todos llevamos una porción de
"independentismo" en nuestros deseos, el cual ha tomado cuerpo a
través del conflicto político de Cataluña. Me atrevería a utilizar un
eslogan que ha tomado vida a través de las redes sociales: "Cataluña
somos todos". Es así, todos hemos contribuidos en cierta medida a que un
sector de nuestra nación se manifieste desde el deseo del independentismo.
Cuando sanemos a nivel individual ese deseo, entonces, hablaremos de la calidad
de un nuevo deseo, de una nueva visión, la cual debe tender hacia la unidad de
los seres.
No voy a profundizar más en la idea, pero quiero invitarte a reflexionar
sobre la idea expuesta. Si quieres cambiar el mundo que te rodea, cambia
primero tu manera de ver las cosas. Si quieres paz, conviértete en paz.
Siguiendo con el propósito de analizar desde la visión de la Numerología,
la cifra del nuevo año, 2018, extraeremos el sumatorio de los números que lo
conforman: 2+0+1+8= 11 = 1+1= 2. Lo hemos simplificado y el 2018, nos lleva al
2 cuyo valor potencial es el Amor Universal.
Permitirme que comparta en este espacio, el contenido de un artículo
que escribí con relación al significado espiritual del número 2:
El número 2 representa la dualidad primordial. Por un lado el principio de la división y por otro, el principio de la Complementación a través del Amor.
Con el número 2 abordamos de lleno un importante misterio, el de la dualidad. Si retomamos el origen de la creación del universo, el Génesis, vemos que, en el Segundo Día de este proceso, Elohim, El, los Dioses, el Ser de Seres, llevo a cabo un trabajo de separación en las Aguas, estableciendo las Aguas de Arriba y las de Abajo. A partir de ese magno momento, la expresión de Unidad-Luz-1 se proyecta de sí mismo dando lugar a otra unidad.
Es evidente que para sumar 2 se hace necesario la manifestación doble de la unidad. Sin embargo, a pesar de tratarse de rostros indivisibles -1-, ahora se expresan bajo un nuevo perfil, el 2, que ya si es divisible. Si el 1 - Kether - en términos cabalísticos es el rostro invisible del creador, la voluntad oculta que todo lo mueve -, el 2 - Hochmah -, se manifiesta como el primer rostro visible de Dios, el Amor que todo lo une.
No deja de ser significativo que el mismo principio que separa, sea a la vez la puerta que todo lo une. Si la energía creadora divina se hubiese quedado concentrada en el 1, el mundo no se hubiese multiplicado. A través de su proyección en el 2, nace el principio de la fecundidad. Lo masculino y lo femenino surgen con fuerza como rostros diferentes, cuando en verdad forman parte de un mismo principio creador. Si profundizamos en esto que decimos, tal vez comprendamos lo que quiere revelarnos el Génesis cuando hace referencia a que Eva fue creada de una costilla de Adán, representando Eva el arquetipo de lo femenino y Adán el masculino.
Siempre que se constituye una pareja o asociación, es decir, una relación entre nuestro Yo-1 y otros Yo-1 (los demás), en verdad lo que hacemos es proyectar nuestra voluntad de crear una realidad cuyo único propósito será elevar nuestra propia conciencia a través del aprendizaje.
Cuando actuamos con amor, estamos proyectando nuestra verdadera identidad divina de crear, estamos expresando nuestra naturaleza 2.
¿Qué podemos esperar del mensaje que nos aporta el significado del número
2?
El conflicto actual que vive la humanidad es el efecto de haber elegido la
"separación" de
su Fuente Creadora. Esta decisión nos ha llevado a
crear una identidad temporal que brinda pleitesía a la personalidad del ego y a
sus leyes basada en lo temporal y en el sufrimiento como vía de aprendizaje.
En el 2018, recapitulamos ese "conflicto". Tendremos la
oportunidad de elegir la unidad o la división. Si nos postulamos en nuestro
"1" particular, nuestro encuentro con el "1" de los demás,
nos ofrecerá la posibilidad de complementarnos dando forma a la figura del
equilibrio, del entendimiento, de la fecundidad. Ahora bien, si elegimos que
nuestro "1" prevalecerá sobre el "1" del otro, entonces, la
división mostrará su rostro y lo hará destruyendo todo aquello que esté erigido
en nuestras vidas bajo los pilares de la individualidad y el egoísmo.
Socialmente, seremos testigos de esa dinámica. Tendremos la oportunidad de
dar un paso importante hacia las coaliciones, hacia los acuerdos comunitarios, en
post de un crecimiento como Unidad de Naciones. Lo contrario, favorecería el
protagonismo de los países con afanes individualistas que no dudarán en
hacer uso de su potencial armamentístico, en un intento demente por demostrar
su poder sobre los demás.
¡Feliz Año 2018 y Feliz aliaje del Fuego y del Agua!
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