LA LEVADURA DE LOS FARISEOS
14 Se olvidaron de tomar consigo panes,
de modo que no tenían en la barca sino un pan. 15 Y les amonestaba, diciendo:
Mirad de guardaos del fermento de los fariseos y del fermento de Herodes. 16
Ellos iban discurriendo entre si que era por no tener panes, 17 y, conociéndolos
Él, les dijo: ¿Qué caviláis de que no tenéis panes? ¿Aún no entendéis ni caéis
en la cuenta? ¿Tenéis vuestro corazón embotado? 18 ¿Teniendo ojos no veis y
teniendo oídos no oís? ¿Ya no os acordáis de cuando partí los cinco panes a los
cinco mil hombres y cuantos cestos llenos de sobra recogisteis? 19 Dijeronle:
Doce. 20 Cuando los siete a los cuatro mil, ¿Cuántos cestos llenos de
mendrugos recogisteis? Y le dijeron: Siete. 21 Y le dijo: Pues ¿aún no caéis en
la cuenta?
Ocurre frecuentemente, que olvidamos tomar los panes con los
que hemos de alimentarnos y alimentar a los demás. Perdemos con suma facilidad
la consciencia de lo que tenemos y de lo que somos. No de lo que tenemos a
titulo de posesiones materiales, me estoy refiriendo a lo que ha formado parte
de nuestra consciencia.
Hoy nos sentimos pletóricos, felices, profundamente animados,
dispuestos a realizar grandes obras, pues tal vez hemos participado en un
banquete donde un ser de luz nos ha abierto las puertas de la verdad. Pero al
finalizar la jornada, cuando nuestro Cuerpo Emocional, completamente saciado y
repleto de amor, siente nuevamente hambre y no se encuentra a nuestro lado ese
Ser de Luz, entonces nos olvidamos de Él y seguimos alimentándonos de los viejos
alimentos y placeres que nos mantienen presos de la oscuridad.
Puedo testimoniar de ello, porque lo he vivido, lo he
experimentado. Cuando he “estado” junto a Jesús, cuando me he sentido pletórico
de amor, y he oído su voz diciéndome: ¿cuántos panes tienes?, y mi respuesta me
ha hecho consciente del poder que permanece dormido en mi interior, he podido
servir a la luz con ese alimento. Pero reconozco, que cuando me he dirigido a
otras tierras, cuando me he enfrentado a la sociedad, cuando he salido al exterior,
he olvidado tomar esos panes, es decir, he olvidado las obras con las que
he cultivado esos campos de trigo.
Jesús, nos aconseja que nos guardemos de los fermentos de los
fariseos y del fermento de Herodes, es decir, de los frutos de la fría razón y
de la seductora materia. Ahora que nos acercamos al Plano de Formación, a la
Región del Elemento Aire, el amor nos pone sobre aviso para que no olvidemos
alimentarnos del fermento que Él nos ha dispuesto.
En el pasaje, Jesús se remonta a los Trabajos anteriores,
cuando logró despertar la consciencia a la dinámica de Escorpio y de Piscis.
Con ello, lo que está indicando, es que recuperemos nuestras capacidades
anímicas conquistadas y actuemos utilizando el saber adquirido.
Cuando nos enfrentemos a la necesidad de compartir nuestro
pan con los demás, no actuemos egoístamente; no olvidemos dar lo que tenemos,
esa riqueza que forma parte de nuestra consciencia, y que nos permitirá
afrontar el nuevo reto con éxito.
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