El
Reino en el judaísmo:
El Reino de Dios es mencionado frecuentemente
en el Tanaj. Está unido al entendimiento judío de que Dios habría de intervenir
directamente para restaurar la nacionalidad de Israel y luego regir sobre ella.
El Reino de Dios fue expresamente prometido
al Rey David, haciendo pacto entre él y Dios, prometiéndole que reinaría
siempre alguien en el trono de su "casa" (la de David.)
Esto fue luego interpretado como que de la
descendencia de David saldría el Mesías de Israel, que se sentaría en el trono
de David y gobernaría por la eternidad. Por lo tanto era de esperarse que los judíos
esperaran la intervención divina, tanto en lo político como en lo espiritual.
El
Reino en el cristianismo:
La idea del Reino de Dios se encuentra
predominantemente en el Nuevo Testamento, específicamente en los Evangelios.
El "Reino de Dios" es un término
usado indistintamente con el de "Reino de los Cielos". En el
Evangelio según Mateo se utiliza esta última, mientras que en Lucas, Marcos y
Juan se utiliza "Reino de Dios". La explicación habitual es que el
evangelio de Mateo está destinado a los judíos, quienes prefieren evitar el uso
directo del nombre de Dios. Marcos y Lucas están dirigidos a una audiencia más
general y menos familiarizada con el término "Reino de los Cielos".
Algunos intérpretes premilenaristas piensan que el "Reino de los
Cielos" se refiere al reino milenario de Dios, mientras que el "Reino
de Dios" se refiere a Su reinado universal. Otros opinan que no hay base para
tal distinción.
El historiador H. G. Wells escribió: “Esta
doctrina del Reino de los Cielos, que es la enseñanza principal de Jesús aun
cuando represente tan pequeña parte en el credo cristiano, es ciertamente una
de las doctrinas más revolucionarias que alguna vez haya revolucionado y
transformado el pensamiento humano.”
El pensamiento cristiano del Reino de Dios
agrupa varias ideas, entre las que destacan las siguientes.
El Reino de Dios es un gobierno único
celestial que regirá en toda la tierra después de Armagedón, cuando todas las
personas inicuas hayan sido destruidas. El rey de este reino es Jesucristo, de
acuerdo con el pacto del que leímos que hizo Dios con David. Él nos habla
muchas veces del Reino de Dios, que está cerca y la manera de explicarlo es con
parábolas que son comparaciones que expresan una enseñanza.
Aspecto
presente:
Los evangelios describen a Jesús proclamando
el Reino como algo que ya está cerca, que está llegando en el presente, no como
una realidad futura. Las actividades reportadas de Jesús, al sanar
enfermedades, expulsar demonios, enseñar una nueva ética de vida y ofrecer una
nueva esperanza en Dios al más pobre, se entienden como una demostración que el
Reino está en acción. Tener al Mesías, el Rey de los judíos, entre ellos, es un
aspecto de este Reino: el Rey había llegado para representar Su Reino. Por su
vida sin pecado y mediante sus milagros estaba demostrando a los judíos como
era el Reino.
"El Reino de Dios" es un genitivo,
el cual nos indica que es Dios mismo desde un punto de vista concreto, su
actuación en este mundo y en nuestra historia. La cuestión planteada a los
contemporáneos de Jesús (especialmente a los imbuidos en la mentalidad
apocalíptica) es si Dios actúa en este mundo y en esta historia, o no; y si actúa,
cuándo lo hace o lo va a hacer y bajo qué condiciones. Jesús nos predica que
esto es inminente, y que la esperada acción de Dios en este mundo empieza ya.
Jesús dio mucha importancia a este tema, como
se puede ver en el Padrenuestro, donde es el segundo asunto más importante en
esa oración.
El Reino de Dios también se refiere al cambio
de corazón o mente (metanoia) por parte de los cristianos, dando énfasis a la
naturaleza espiritual de su Reino al decir "El Reino de los Cielos está
dentro vuestro". Esta frase puede también traducirse, sin embargo,
"el reino de los cielos está en medio de vosotros."
Jesús usó el lenguaje del "Reino de
Dios" de una forma que se contrapone con los revolucionarios judíos del
siglo I, llamados zelotes, que creían que el Reino era una realidad política
que llegaría con una revuelta violenta contra la dominación romana, reemplazada
por una teocracia judía.
En la teología católica, Jesús invita a todos
los hombres a entrar en el Reino de Dios; aún el peor de los pecadores es llamado
a convertirse y aceptar la infinita misericordia del Padre. El Reino pertenece,
ya aquí en la tierra, a quienes lo acogen con corazón humilde. A ellos les son
revelados los misterios del Reino de Dios. La Iglesia (católica) se considera a
sí misma como "el inicio sobre la tierra" del Reino de Dios y que la
plenitud de éste se alcanzará después del juicio final, cuando el universo
entero, liberado de la esclavitud de la corrupción, participará de la gloria de
Cristo, inaugurando «los nuevos cielos y la tierra nueva» (2 P 3, 13). Así se
alcanzará el Reino de Dios pleno, es decir, la realización definitiva del
designio salvífico de Dios de «hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que
está en los cielos y lo que está en la tierra» (Ef 1, 10). Dios será entonces
«todo en todos» (1 Co 15, 28), en la vida eterna.
Los protestantes, por otra parte, tienden a
creer que la Iglesia es el instrumento en el cual el Reino se manifiesta, no un
sinónimo del Reino en sí.
Según el teólogo protestante Dietrich Bonhoeffer
el Reino de Dios en la tierra se configura en dos aspectos, en los que se
manifiesta escindido: milagro y orden. “El aspecto bajo el cual el Reino de
Dios se manifiesta como milagro lo llamamos iglesia; y el aspecto bajo el cual
el Reino de Dios se manifiesta como orden lo llamamos estado. El Reino de Dios
en nuestro mundo no es otra cosa que la dualidad de iglesia y estado… El Reino
de Dios se configura en la iglesia en la medida en que ésta da testimonio del
milagro de Dios… El Reino de Dios se configura en el estado en la medida en que
éste reconoce y preserva el orden del mantenimiento de la vida…”.
Aspecto
futuro:
La manifestación presente del Reino fue
expresada por Jesús como evidencia provisional de una realidad más amplia en un
futuro inminente.
Este aspecto futuro del Reino es la creencia
en una implementación post-apocalíptica del gobierno de Dios, (teocracia),
especialmente en la interpretación premilenarista del protestantismo
fundamentalista.
La tensión entre los aspectos futuros y
presentes del Reino se han llamado "el ahora y el no todavía" del
Reino de Dios.
Típicamente, en el Catolicismo, el
protestantismo liberal y entre los pentecostales, entre otros, se ha enfatizado
el aspecto presente, mientras que protestantes fundamentalistas y evangélicos
han enfatizado el aspecto futuro.
El
Reino en el budismo:
La enseñanza budista no reconoce a un Dios ni
a una Persona, acentúa la naturaleza no individualizada de la Deidad y se niega
a personalizar a la Divinidad. Buda preservó en el pensamiento humano el
concepto de la Deidad trascendente, separada de la triplicidad, dualidad y
multiplicidad de la manifestación. Para él sólo existía la vida amorfa sin
individualidad y desconocida. En la
enseñanza occidental fue preservado el concepto de un Dios inmanente, Dios
presente en todas las formas. En la síntesis de las enseñanzas de oriente y
occidente y en la fusión de las dos grandes escuelas de pensamiento, de la
filosofía kantiana, puede comprenderse algo de ese quinto reino. El Concepto de
Dios aparece trascendente para la razón pura e inmanente para la razón práctica.
Para el Judaísmo, el Reino del Padre, aglutina
la idea de la hegemonía divina tanto en los asuntos espirituales como
materiales. Desde este enfoque, Israel es la legítima heredera del Reino.
Ya hemos tenido ocasión de decir en la
introducción de estos escritos, que la religión ha ido acompasando su ritmo al
de la evolución de la conciencia y a las vibraciones emanadas de los Grandes
Arquetipos Astrológicos. Cuando analizamos la Biblia, observamos una clara
división entre las enseñanzas recogidas en el Antiguo Testamento, donde
imperaba la Ley de Jehová, y las recogidas en el Nuevo Testamento, donde imperaba
la Ley del Amor Crítico.
La creencia en que el “Pueblo Elegido” es el
pueblo Israelita, se ha quedado antiguada, cuando observamos las enseñanzas
transmitidas por Cristo. Desde el punto de vista Crístico, el “Pueblo Elegido”,
es la Humanidad, pues no podemos avanzar en la senda espiritual dejando a
nuestros hermanos detrás. La Salvación debe ser completa, pues no podemos
percibirnos como seres separados unos de otros.
Para los cristianos, el Reino del Padre, va
más allá de un reinado físico. Su creencia sobre el Reino, la enfoca Jesús
anunciando que el Reino está dentro de cada uno de nosotros. Adquirir ese
estado de conciencia conlleva un trabajo de transformación interna; un trabajo iniciático,
donde el amor ocupa el lugar del rigor. Se respeta la Ley Antigua, pero se va
más allá de ésta, queriendo determinar con ese mensaje, que el Amor está por
encima de la Ley en el camino que nos conduce directamente al Reino de la
Unidad, al Reino del Padre.
EL REINO DE DIOS:
El término “reino” como era usado por los
judíos acentuaba la idea abstracta de “reinado” o “dominio”, no de alguna área
geográfica rodeada por fronteras físicas. Posiblemente esta fue la forma usada
por Jesús en Luc 17:21
“21No podrá decirse: Helo aquí o allí, porque
el reino de Dios está dentro de vosotros”.
Es usada de esta manera por Jesús en Mateo
6:10
“10venga tu reino, hágase tu voluntad, como
en el cielo, así en la tierra”.
Entonces, el “reino de los cielos” (o el
“reino de Dios”) es ya sea el REINO o DOMINIO de Dios (el cual está en los
cielos) es manifestado.
En un sentido, el reino de Dios siempre ha
existido (ver Sal 47:2; 103:19)
“2 Porque Jehová el Altísimo es temible; Rey
grande sobre toda la tierra”.
“19Ha establecido Yavé en los cielos su
trono, y su reino domina todo (el universo)”.
Pero en forma especial era el gobierno o
reino de Dios para ser manifestado con la venida de Cristo. Como fue
profetizado en el tiempo de Daniel (500 A.C) – Dan 2:44-45
44 Y en los días de estos reyes el Dios del
cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a
otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá
para siempre, 45 de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra,
no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el
oro. El gran
Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es
verdadero, y fiel su interpretación.
Como fue proclamado por Juan el Bautista (Mt
3:1-3)
Mt 3 1En aquellos días se presentó Juan el
Bautista predicando en el desierto de Judea, 2diciendo: Arrepentíos, porque el
reino de los cielos está cerca. 3Este es aquel de quien habló el profeta Isaías
cuando dijo:
“Voz del que clama en el desierto: Preparad
el camino del Señor, haced rectas sus sendas”.
Como fue predicado por Jesús (Mt 4:17; Mr
1:14-15)
Mt 4 17Desde entonces comenzó Jesús a
predicar y a decir: Arrepentíos, porque se acerca el reino de Dios.
Mr 1 14Después que Juan fue preso, vino Jesús
a Galilea predicando el Evangelio de Dios 15y diciendo: Cumplido es el tiempo,
y el reino de Dios está cercano; arrepentíos y creed en el Evangelio.
En efecto, es en la persona de Jesucristo que
“el reino de Dios” está siendo expresamente manifestado hoy (1 Cor 15:23-26; Ef
1:20-22; 1 Ped 3:22; Apoc 1:5)
1 Cor 15 23Pero cada uno en su propio rango;
las primicias Cristo; luego los de Cristo, cuando Él venga. 24Después será el
fin, cuando entregue a Dios Padre el reino, cuando haya destruido todo
principado, toda potestad y todo poder. 25Pues preciso es que Él reine hasta
poner a todos sus enemigos bajo sus pies. 26El último enemigo destruido será la
muerte…
Ef 1 20que Él ejerció en Cristo,
resucitándole de entre los muertos y sentándole a su diestra en los cielos,
21por encima de todo principado, potestad, poder y dominación y de todo cuanto
tiene nombre, no sólo en este siglo, sino también en el venidero. 22A Él sujetó
todas las cosas bajo sus pies y le puso por cabeza de todas las cosas en la
Iglesia…
1 Ped 3 22quien está a la diestra de Dios,
después de haber ido al cielo, una vez sometidos a Él ángeles, potestades y
poderes.
Apoc 1 5y de Jesucristo, el testigo veraz, el
primogénito de los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos
ama y nos ha absuelto de nuestros pecados por la virtud de su sangre…
Naturaleza
Espiritual del Reino:
El reino (o reino de Dios) no sería
encontrado en la forma de un reino físico (Jn 18:36)
Jn 18 36Jesús respondió: Mi reino no es de
este mundo; si de este mundo fuera mi reino, mis ministros habrían luchado para
que no fuese entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.
Sería manifestado por sí mismo en forma
espiritual (Rom 14:17)
Rom 14 17porque el reino de Dios no es comida
ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo.
El Reino
como manifestación visible, hoy, de la Iglesia del Señor:
¿Qué es la iglesia del Señor? Es una comunidad de almas, en cuyos corazones
Dios es reconocido como soberano. Entonces la iglesia puede ser referida
apropiadamente como el Reino de Dios hoy.
Los términos “iglesia” y “reino” pueden ser
usados en forma intercambiada. Veamos, como “iglesia” y “reino” fueron usados
por Jesús (Mt 16:18)
Mt 16 18Y yo te digo a ti que tú eres Pedro,
y sobre esta piedra edificaré yo mi iglesia, y las puertas del infierno no
prevalecerán contra ella.
Los comentarios hechos por aquellos que
estaban en la iglesia (Col 1:13; 1 Tes 2:12)
Col 1 13El Padre nos libró del poder de las
tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor…
1 Tes 2 12os exhortábamos y alentábamos, y os
conjurábamos a andar de modo digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria.
La descripción de aquellos que estaban en las
iglesias de Asia (Apoc 1:4,6,9)
Apoc 1 4Juan, a las siete Iglesias que hay en
Asia: con vosotros sean la gracia y la paz, de parte del que era y del que
viene, y de los siete espíritus, que están delante de su trono… 6y nos ha hecho
reyes y sacerdotes de Dios, su Padre, a Él la gloria y el imperio por los
siglos de los siglos, Amén… 9Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la
tribulación, en el reino y en la paciencia en Jesús, hallándome en la isla
llamada Patmos, por la palabra de Dios y por el testimonio de Jesús…
El “Reino de los Cielos” tiene un elemento
futuro tanto como un elemento presente.
Jesús en Mt 25:34:
Entonces dirá el Rey a los que están a su
derecha: Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para
vosotros desde la creación del mundo.
Pablo en 1 Cor 15:50; 2 Tim 4:18:
1 Cor 15 50Pero yo os digo, hermanos, que la
carne y la sangre no pueden poseer el reino de Dios, ni la corrupción heredará
la incorrupción.
2 Tim 4 18El Señor me librará de todo mal y
me guardará para su reino celestial. A Él sea la gloria por los siglos de los
siglos. Amén.
Pedro en 2 Ped 1:10-11:
2 Ped 1 10Por lo cual, hermanos, tanto más
procurad asegurar vuestra vocación y elección cuanto que, haciendo así, jamás
tropezaréis, 11y se os otorgará ampliamente la entrada al reino eterno de
nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Pedro describió la venida en su estado futuro
en 2 Ped 3:10-13:
2 Ped 3 10Pero vendrá el día del Señor como
ladrón, y en él pasarán con estrépito los cielos, y los elementos, abrasados,
se disolverán, y asimismo la tierra con las obras que en ella hay. 11Pues si
todo de este modo ha de disolverse, ¿cuáles debéis ser vosotros en vuestra
santa conducta y en vuestra piedad, 12esperando y acelerando el advenimiento
del día de Dios, cuando los cielos, abrasados, se disolverán, y los elementos,
en llamas, se derretirán? 13Pero nosotros esperamos otros cielos nuevos y otra
tierra nueva, en que tiene su morada la justicia, según la promesa del Señor…
Resumen:
En el sentido presente, es encontrado en todo
lugar en donde La Soberanía de Dios es aceptada en los corazones de los hombres.
Es un Reino Espiritual, porque Dios gobierna
en los corazones de los hombres.
Su manifestación externa hoy es la Iglesia
del Señor.
El reino fue “inaugurado” en el día de Pentecostés
como es registrado en Hechos 2:36:
Hech 2 36Tenga, pues, por cierto toda la casa
de Israel que Dios le ha hecho Señor y Mesías a este Jesús, a quien vosotros
habéis crucificado.
En el sentido futuro, el Reino será “culminado”
con la venida del Señor. Cuando Jesús “entregue el Reino al Dios y Padre” (1
Cor 15:24):
1 Cor 15Seremos falsos testigos de Dios,
porque contra Dios testificamos que ha resucitado a Cristo, a quien no
resucitó, si en verdad que los muertos no resucitan. 16Porque si los muertos no
resucitan, ni Cristo resucitó; 17y si Cristo no resucitó, vana es vuestra fe,
aún estáis en vuestros pecados. 18Y hasta los que murieron en Cristo
perecieron. 19Si sólo mirando a esta vida tenemos la esperanza puesta en
Cristo, somos los más miserables de todos los hombres.
20Pero no, Cristo ha resucitado de entre los
muertos, como primicias de los que duermen. 21Porque, como por un hombre vino
la muerte, también por un hombre vino la resurrección de los muertos. 22Y como
en Adán hemos muerto todos, así también en Cristo serán todos vivificados.
23Pero cada uno en su propio rango; las primicias Cristo; luego los de Cristo,
cuando Él venga. 24Después será el fin, cuando entregue a Dios Padre el reino,
cuando haya destruido todo principado, toda potestad y todo poder.
Entonces los justos resplandecerán como el
sol en el reino de su Padre (Mt 13:43):
Mt 13 43Entonces los justos brillarán como el
sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.
Estarán esos “Nuevos Cielos y Nuevas Tierras”
descritos por Pedro y por Juan, en los cuales mora la justicia (2 Ped 3:13):
2 Ped 3 13Pero nosotros esperamos otros
cielos nuevos y otra tierra nueva, en que tiene su morada la justicia, según la
promesa del Señor…
En los cuales:
Apoc 21 3Oí una voz grande, que del trono
decía: He aquí el tabernáculo de Dios entre los hombres, y erigirá su
tabernáculo entre ellos, y serán su pueblo y el mismo Dios será con ellos…
Será experimentado solo por aquellos que
hacen la Voluntad del Padre que está en los cielos (Mt 7:21-23):
Mt 7 21No todo el que dice: ¡Señor, Señor!
entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre,
que está en los cielos.
Aquellos que son “diligentes en ser hallados
por Él en paz” (2 Ped 3:13-15):
2 Ped 3 13Pero nosotros esperamos otros
cielos nuevos y otra tierra nueva, en que tiene su morada la justicia, según la
promesa del Señor, 14Por esto, carísimos, esperando estas cosas, procurad con
diligencia ser hallados en paz, limpios e irreprochables ante Él, 15y
considerad la longanimidad de nuestro Señor como salvación, según que nuestro
amado hermano Pablo os escribió conforme a la sabiduría que a él le fue
concedida.
Para terminar este capítulo, me gustaría
dejaros un pasaje que, para mí, es sumamente revelador para comprender el
sentido espiritual del Reino de los Cielos, del Reino del Padre:
Jn 3 1Había un fariseo de nombre Nicodemo,
principal entre los judíos, 2que vino de noche a Jesús y le dijo: Rabí, sabemos
que has venido como maestro de parte de Dios, pues nadie puede hacer esos
milagros que tú haces si Dios no está con él. 3Respondió Jesús y le dijo: En
verdad te digo que quien no naciere de arriba no podrá entrar en el reino de
Dios. 4Díjole Nicodemo: ¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo?
¿Acaso puede entrar de nuevo en el seno de su madre y volver a nacer?
5Respondió Jesús: En verdad, en verdad te digo que quien no naciere del agua y del
Espíritu no puede entrar en el reino de los cielos. 6Lo que nace de la carne,
carne es, pero lo que nace del Espíritu, es espíritu.
Revelador, ¿no creéis? No os traslada este
pasaje, a lo ocurrido en el 2º Día de la Creación, cuando El Creador, proyectó
su Luz-Fuego, sobre las Aguas, separando las “aguas de arriba” de las “aguas de
abajo”. Hay que nacer de arriba, nos dice Jesús. Ese “arriba” es el Elemento
Fuego, o lo que es lo mismo, el Espíritu. Nos indica que hay que nacer del agua
y del Espíritu, y con ello nos indica el verdadero trabajo que debemos realizar
para entrar en el reino de los cielos. Mientras que actuemos como Nicodemos,
identificados con los valores y enseñanzas del mundo material: “tanto poseo,
tanto valgo”, seguiremos estancados y dormidos.
El Reino de los Cielos está en nosotros pues,
en verdad, Somos Seres Espirituales y es nuestro verdadero hogar.
Fuente consultada: Wikipedia.
Continuará...
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