El día 20 de marzo de 2021,
a las 10:27 hora peninsular en España, el Sol penetró en el signo Cardinal de Fuego, Aries, y
con ello, nos anunció la entrada de la estación Primaveral.
Al margen de los efectos meteorológicos
característicos de esta época del año, el estudiante de esoterismo y de metafísica extrae de este evento una información de vital importancia, pues reconoce que,
la dinámica del signo Aries, nos permite tomar consciencia de los mensajes que
la Divinidad nos dispensa en orden a que nuestro comportamiento se ajuste a su
dinámica. Podemos asegurar, que mientras que se produce el tránsito del Sol por
el signo de Aries, recibiremos un aporte de energía tan especial que si la
utilizamos convenientemente, nos llevará a iniciar empresas innovadoras o,
simplemente, nos ayudará a movilizar nuestra voluntad para salir de
situaciones, aparentemente, estancadas. La razón de que esto sea así, responde
a que a través de Aries, el Padre, nos insufla
su Aliento, el Principio de la Voluntad, para que en nosotros se produzca la
experiencia del re-nacer.
Debo confesaros, que en
estos momentos estoy aprovechando ese conocimiento que me permite sincronizarme
con las fuerzas estelares, para acometer una nueva iniciativa, en total
sintonía con la dinámica Ariana. En el “ahora” que estoy escribiendo estas líneas,
el propósito que me mueve, me lleva a hablar de un concepto espiritual que
considero esencial y que viene a unirse a otras voces, que de manera intuitiva
e inspirada, ya han escrito sobre él, me estoy refiriendo a la realidad “Reino
del Padre” o “Reino de los Cielos”.
Podríamos pensar que dichos
términos no tienen nada de nuevo. Y estaríamos en lo cierto, pero, la
interpretación que nos han enseñado de ellos, debe ser reconsiderada si en
verdad nos sentimos llamados por la Voz del Espíritu.
La religión ha seguido una
evolución paralela a la de las Eras Astrológicas. Así vemos, que mientras el Sol por precesión de Equinoccios, atravesaba el
signo de Tauro, en el mundo floreció la religión de la vaca, cuyos vestigios
aún permanecen en la India. Cuando más tarde atravesó el signo de Aries, advino
la religión del cordero, que desarrollaron los israelitas. Cristo inauguró la
religión de los peces y ahora el mundo espera la religión de Acuario, era en
que la humanidad estará a partir del año dos mil ciento sesenta, pero cuya
influencia se deja sentir ya en el día de hoy. Durante los dos milenios en que
el Sol se encuentre, por precesión, en Acuario, en el mundo se desarrollará la
religión del Padre.
La figura de Cristo,
durante la Era de Piscis, ha activado y purificado el Cuerpo Emocional de la
Humanidad y a nivel particular, su enseñanza, ha elevado nuestra conciencia
emotiva llevándonos a aprender que debemos “Amar al enemigo, como a nosotros
mismos”. Cristo, a través de su enseñanza, nos ha revelado que el verdadero “hogar”
del hombre, no se encuentra en el mundo material, si no en el “Reino de los
Cielos”, donde El Padre, lo aguarda para que goce de la abundancia y plenitud
de ese Reino.
Dedicaré parte de
este escrito a aportar información que nos permita conocer y comprender el
significado de ese mítico “reino”. Si es la meta que Dios, nuestro Creador, ha
dispuesto para nosotros, entiendo que todos deberíamos tener la inquietud de
saber lo que debemos hacer para alcanzar la meta deseada.
Recuerdo, que cuando impartía clases sobre Astrología Cabalística, y el tema trataba sobre el signo de Aries y la Casa I o Ascendente, me esforzaba por ir más allá de la típica interpretación asignada a este sector astrológico. Entonces, dirigiéndome a los asistentes, les hacía una pregunta muy directa: ¿Tú quién eres? La primera vez que puse en práctica esta técnica, todas las respuestas me definieron la identidad particular de cada uno:
- Me llamo Juan. Tengo 32 años. Estoy casado y tengo dos hijos. Vivo en….
Me describían aspectos que
respondían a su identidad consciente. Por supuesto, su parte inconsciente
permanecía intacta. Pero yo, con la pregunta, no buscaba que me aportasen una
respuesta integral de su personalidad mundana. Lo que estaba intentando de
despertar en ellos, era que fuesen conscientes de que la versión que me estaban
dando era relativa a su rostro material, cuando su verdadera identidad, su
verdadera realidad, como bien expresa Un Curso de Milagros, es que Somos
Espíritu; Somos Hijos de Dios. Lo que estaba tratando de enseñarles, es que
nuestra verdadera identidad, no es la que nos muestra la Casa I, sino la que
nos muestra el signo de Aries, es decir, somos Espíritus, emanados de la Mente
Divina.
Desde entonces, los
estudiantes que seguían los cursos, cuando abordábamos este tema, ya sí
aportaban la respuesta desde el punto de vista espiritual: Soy un Ser de Luz
Espiritual.
Esto es sumamente importante
que tomemos consciencia de ello. Y este es el Propósito que me anima, en este “ahora”
que coincide sincrónicamente con la entrada de la Primavera. Lo vivo como una
aportación a las fuerzas cósmicas que están activas en el día de hoy. Soy
consciente de que cuando actuamos en sintonía con la Divinidad, aquello que
emprendemos cuenta con la protección de las Entidades Espirituales que velan
por nuestra evolución.
Para poner fin a esta introducción, me
gustaría analizar el término “reino” y aclarar que El "Reino de Dios" es usado indistintamente con el de "Reino
de los Cielos". En el Evangelio según Mateo se utiliza esta
última, mientras que en Lucas, Marcos y Juan se
utiliza "Reino de Dios". La explicación habitual es que el evangelio
de Mateo está destinado a los judíos, quienes prefieren evitar el uso directo
del nombre de Dios. Marcos y Lucas están dirigidos a una audiencia más general
y menos familiarizada con el término "Reino de los Cielos".
La frase
“El Reino de Dios” ocurre 68 veces en 10 diferentes libros del Nuevo
Testamento, mientras que “El Reino de los Cielos” ocurre 32 veces, y solo en el
Evangelio de Mateo.
Reino:
En hebreo, Malkut (מלכות),
«reino; reinado; gobierno». El vocablo Malkut aparece 91 veces en el Antiguo
Testamento hebreo y parece corresponder al hebreo bíblico tardío. Se menciona por
primera vez en Nm 24.7: «El agua correrá de sus baldes; su simiente tendrá agua
en abundancia. Su rey será más grande que Agag; su reino será enaltecido».
El vocablo Malkut denota:
(1) el territorio de un reino: «Para mostrar él las riquezas de la gloria de su
reino, el brillo y la magnificencia de su poder, por muchos días, ciento
ochenta días» (Est 1.4); (2) acceso al trono: «Si te quedas callada en este
tiempo, el alivio y la liberación de los judíos surgirán de otro lugar; pero tú
y la casa de tu padre pereceréis. ¡Y quién sabe si para un tiempo como este has
llegado al reino!» (Est 4.14); (3) año de gobierno: «Ester fue llevada al rey
Asuero, a su palacio real en el mes décimo, el mes de Tebet, del séptimo año de
su reinado» (Est 2.16); y (4) cualquier cosa relacionada con un rey: trono (Est
1.2), vino (Est 1.7), corona (Est 1.11), decreto (Est 1.19), vestimenta (Est
6.8), casa real (Est 1.9), cetro (Sal 45.6) y gloria (Sal 145.11–12).
Las traducciones de Malkut
en la Septuaginta son: basileia («realeza; reino; poder real») y basileus
(«rey»).
Malkut (reino) es el nombre
con el que se conoce el décimo Séfira del Árbol Cabalístico, la estructura
organizativa donde se recogen los Diez Centros
de Conciencia de la Divinidad. Dicho Centro, constituye el Plano de Acción y da
vida al Mundo Material. Por lo tanto, dicho Plano de Manifestación se muestra
como uno de los Escenarios donde el Ser Espiritual debe expresar su condición
divina, esto es su condición creadora (el hombre ha sido creado a Imagen y
Semejanza de su Creador). Esa es la razón por la que no debemos concebir la
falsa creencia de que el Mundo Material es el mundo de perdición. Cada uno de
nosotros, como legítimos herederos de nuestro Padre, tenemos la misión de tomar
consciencia de las Leyes que rigen el Plano Material y con ese bagaje de
experiencias y sabiduría, extraído de las vivencias creadoras adquiridas en el
transitar por el mundo físico, podremos avanzar hacia nuestra meta final,
alcanzar la condición de Dioses Creadores. Nuestro tránsito actual por el mundo
físico, nos permite espiritualizar la materia y elevarla de tono vibratorio.
Ahora bien, la identificación excesiva con dicho plano produce un estancamiento
en la conciencia, un estado semejante a estar “dormido” pues, en realidad,
hemos olvidado nuestra verdadera identidad y el Plan que nuestro Padre nos ha
encomendado.
Si traducimos cada una de
las letras que componen el nombre de Malkut al lenguaje numérico, obtenemos la
siguiente información: Mem (13) – Lamed (12) – Khaf (11) – Yod (10) – Tau (22).
Si sumamos cada uno de estos valores, obtenemos la cifra: 68 = 14. La Letra que
se corresponde con el valor obtenido es el Noum (Nun), que astrológicamente
está representado al signo de Tauro, cuya dinámica nos sitúa en la experiencia
de interiorizar los valores del mundo material, y en esta tentadora labor, el
alma queda identificada con el mundo de la percepción de los sentidos. Es
fácil, en esta fase del proceso del crecimiento anímico, exclamar: ¡Esto es el
Paraíso y gozaré eternamente de él!
Podríamos hablar largo y
tendido de los trabajos espirituales que nos aguardan en la dinámica de Tauro,
pero no es el objeto de este análisis. Me conformo con haber vinculado el
sentido del término Malkut (reino) con el arquetipo astrológico que sintetiza
su significado espiritual. Nosotros, cada uno de nosotros, cuando vivimos anímicamente
la etapa Noum-Tauro, proclamamos nuestro sentido de “reino”. Es lógico que lo
hagamos, pues Tauro se manifiesta al
final del camino, cuando ya hemos recorrido un largo trayecto y se nos presenta
la oportunidad de “gozar” de lo construido. Creemos que tenemos el derecho de
proclamar nuestro “reino” y ello se traduce, en que nuestro reino son las
posesiones que hemos ido adquiriendo, hasta tal punto que nos identificamos con
ellas y nos decimos: “este es el final del recorrido”.
Sin embargo, la etapa de los frutos, cuando se manifiesta en la sabia naturaleza, nos lleva a
corregir esa creencia errónea de estancamiento. Cada fruto, lleva implícito en
sí mismo una nueva semilla, pues de este modo garantiza su renacer, su resurrección.
Sí, ese es el verdadero sentido del término Reino. Completar el proceso de
aprendizaje; convertirse en fruto para los demás y volver a resucitar,
convertidos en nuevas semillas. ¿Acaso no fue esa la Enseñanza que nos dejó el
Maestro Jesús?
Para ampliar información sobre la Letra Fuerza Noum:
http://nuevosarquetipos.blogspot.com.es/2012/02/el-tarot-la-templanza-el-noum.html
http://nuevosarquetipos.blogspot.com.es/2012/02/el-tarot-la-templanza-el-noum.html
Para ampliar información sobre el arquetipo Tauro:
http://nuevosarquetipos.blogspot.com.es/2012/02/astrologia-cabalistica-tauro-el-toro.html
http://nuevosarquetipos.blogspot.com.es/2012/02/astrologia-cabalistica-tauro-el-toro.html
Continuará
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