V. La voluntad indivisa de la Filiación.
El ego forja su identidad en la creencia errónea de que la mente es indivisa, es decir, en que puede crear una realidad fuera de la Verdadera Realidad de Dios.
Si somos Hijos de Dios, creados a Su Imagen y Semejanza, nuestra mente no puede estar separada de Su Mente. Si ello fuese posible, nuestra identidad sería distinta a la de Él. Esta visión forma parte de la ilusión fabricada por el ego y, en ella, permanecemos dormidos y embelesados.
Tan solo una mente unida puede crear paz y unidad. Tan solo una mente amorosa, verá al otro como parte de sí mismo. Tan solo una mente unida a la de Su Creador, puede crear Eternidad.
Nuestra mente permanecerá dormida mientras que albergue pensamientos de separación. Una mente enferma fabrica un mundo enfermo. Una mente separada inventa un mundo caótico y dividido.
No podremos alcanzar la paz albergando pensamientos de separación. No podremos gozar de la plenitud alimentando la creencia de que el otro es alguien ajeno a nosotros.
La Voluntad de Dios, que es Plenitud, nos invita a poner nuestra voluntad al servicio de la unidad y, desde esa visión, amar al prójimo como a nosotros mismos.
3. La Unicidad de Dios y la nuestra no están separadas porque Su Unicidad incluye la nuestra. 2Unirte a mí es restituir Su poder en ti toda vez que es algo que compartimos. 3Te ofrezco únicamente el reconocimiento de Su poder en ti, pero en eso radica toda la verdad. 4A medida que tú y yo nos unimos, nos unimos a Él. 5¡Gloria a la unión de Dios con Sus santos Hijos! 6Toda gloria reside en ellos porque están unidos. 7Los milagros que obramos dan testimonio de lo que la Voluntad del Padre dispone para Su Hijo, y de nuestro gozo al unirnos a lo que Su Voluntad dispone para nosotros.
El mensaje que nos ha legado Jesús, es un mensaje de verdadero Amor. Muchos hemos podido interpretar en su mensaje, una enseñanza basada en el sacrificio, sin embargo, el Amor de Cristo no puede albergar el mensaje del sacrificio, pues no está basado en la escasez, sino en la Plenitud. Amar es el acto creador de expandir la Mente Una. La unión con el mundo, con la Filiación, está exenta de la idea del sacrificio, pues está exenta del pensamiento de separación.
4. Cuando te unes a mí lo haces sin el ego porque yo he renunciado al ego en mí y, por lo tanto, no puedo unirme al tuyo. 2Nuestra unión es, por consiguiente, la manera de renunciar al ego en ti. 3La verdad en nosotros dos está más allá del ego. 4Que transcenderemos el ego está garantizado por Dios, y yo comparto Su certeza con respecto a nosotros dos y a todos nosotros. 5Yo les devuelvo la paz de Dios a todos Sus Hijos porque la recibí de Él para todos nosotros. 6Nada puede prevalecer contra nuestras voluntades unidas porque nada puede prevalecer contra la Voluntad de Dios.
Visualizar un mundo donde las mentes estén unidas, donde el Amor sea la única moneda de cambio en todas nuestras obras, debe ser una realidad muy cercana al arquetipo del "Paraíso", donde la humanidad ha gozado de la unión con Su Creador.
Estoy seguro, que, si nos invitaran a ofrecer nuestra visión de un mundo unido en el Amor, se nos ocurrirían muchas iniciativas, todas ellas enfocadas en un fin único, alimentar los lazos de unidad que hacen realidad la Unicidad con el Creador.
Muchas son las voces que se elevan en nuestros días, anunciando el despertar de la consciencia y la visión unificada de un mundo basado en el Amor y no en el miedo.
Paralelo a esas voces, también estamos siendo testigos de devenires que nos recuerdan a tiempos apocalípticos, y que nos alientan a caer presas de pensamientos sombríos y temerosos, como consecuencia de la percepción del miedo. Se trata del lenguaje del ego para hacernos sucumbir en nuestro empeño por recordar nuestra verdadera identidad. Su estrategia está bien definida y persigue un claro objetivo, mantenernos dormidos en la pesadilla que ha diseñado, donde el sufrimiento, el dolor, la escasez, intentarán hacernos olvidar nuestra condición divina.
6. El camino del ego no es mi camino, pero tampoco es el tuyo. 2El Espíritu Santo les ofrece una sola dirección a todas las mentes, y la que me enseñó a mí es la que te enseña a ti. 3No perdamos de vista la dirección que Él nos señala por razón de las ilusiones, pues sólo la ilusión de que, existe otra dirección puede nublar aquella a favor de la cual la Voz de Dios habla en todos nosotros. 4Nunca le concedas al ego el poder de interferir en la jornada. 5El ego no tiene ningún poder porque la jornada es el camino que conduce a lo que es verdad. 6Deja atrás todas las ilusiones, y ve más allá de todos los intentos del ego de demorarte. 7Yo voy delante de ti porque he transcendido el ego. 8Dame, por lo tanto, la mano, puesto que tu deseo es transcenderlo también. 9Mi fortaleza estará siempre disponible y si eliges compartirla dispondrás de ella. 10Te la doy gustosamente y de todo corazón porque te necesito tanto como tú me necesitas a mí.
Así es. El Espíritu Santo utiliza el lenguaje de la ilusión al que estamos acostumbrados a usar, para, desde esa dimensión, hacernos conscientes de que podemos elegir ver otra opción. Si nuestra conciencia no percibiera la dualidad de la ilusión, la mediación del Espíritu Santo no sería necesaria. Pero esto no es así, nuestra percepción errada nos mantiene dormidos en un plano transitorio y es preciso que un estado de Consciencia Superior nos recuerde que lo percibido forma parte del sueño y que para despertar debemos elegir abrir los ojos.
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