jueves, 14 de marzo de 2024

Capítulo 3. IV. El error y el ego

 

IV. El error y el ego

1.  Las capacidades que ahora posees no son sino sombras de tu verdadera fuerza. 2Todas las funciones que ahora tienes están divididas y son susceptibles de ser cuestionadas y puestas en duda. 3Esto se debe a que no tienes certeza acerca de cómo vas a usarlas, y, por consiguiente, el conocimiento queda vedado para ti. 4Y éste te está asimismo vedado porque todavía percibes sin amor. 5Antes de que la separación introdujese las nociones de gra­dos, aspectos e intervalos, la percepción no existía. 6El espíritu no tiene niveles, y todo conflicto surge como consecuencia del con­cepto de niveles. 7Sólo los Niveles de la Trinidad gozan de Uni­dad. 8Los niveles creados por la separación no pueden sino estar en conflicto. 9Ello se debe a que ninguno de ellos significa nada para los demás.

Si Dios nos ha creado a Su Imagen y Semejanza, y en Su Mente Todo es Uno, esa Unidad debe formar parte, igualmente, de nuestra Mente. En ese Estado Uno no existen niveles, por esa razón, este punto nos dice que el Espíritu no tiene niveles.
Muchas enseñanzas esotéricas, cuando hacen referencia a la constitución del ser, aluden a Un Triple Espíritu (Espíritu Divino, Espíritu de Vida y Espíritu Humano), un Triple Alma (Alma consciente, Alma Intelectual y Alma Emocional) y un Triple Cuerpo (Cuerpo Denso, Cuerpo Vital y Cuerpo de Deseos). En lo que se refiere al Espíritu, su clasificación es la única que expresa una sola Unidad. En el cristianismo, queda representado por la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo (tres Personas distintas y un solo Dios verdadero).

Sólo los niveles de la Trinidad gozan de Unidad, nos expresa este punto, por lo que podríamos concluir que el Triple Espíritu goza de esa Unidad.
Tan sólo el Espíritu goza de Conocimiento, mientras que Alma y el Cuerpo, con sus distintos niveles, surgidos de la mente dividida, son temporales y por tal motivo no forman parte de la Verdad.


2. La conciencia -el nivel de la percepción- fue la primera divi­sión que se introdujo en la mente después de la separación, con­virtiendo a la mente de esta manera en un instrumento preceptor en vez de en un instrumento creador. 2La conciencia ha sido correc­tamente identificada como perteneciente al ámbito del ego. 3El ego es un intento erróneo de la mente de percibirte tal como deseas ser, en vez de como realmente eres. 4Sin embargo, sólo te puedes conocer a ti mismo como realmente eres, ya que de eso es de lo único que puedes estar seguro. 5Todo lo demás es cuestionable.

Comprender la información que nos aporta este punto, lo considero de gran importancia. Si la conciencia o percepción del yo, pertenece al ámbito del ego, y como recoge el Curso, el ego no es real, no es verdadero, entonces, la conciencia no es el canal adecuado de aprendizaje. La conciencia del yo o canal de percepción, tan sólo nos puede conducir a la antesala de la consciencia verdadera del Yo, o lo que es lo mismo, a la percepción verdadera. Es en ese proceso de reconocimiento de la Verdad en el que nos presta una valiosísima ayuda el Espíritu Santo y la Expiación.


Nuestra mente está al servicio del ego, o lo que es lo mismo, nuestra mente está al servicio del deseo de ser diferentes a lo que somos. Esa orientación de nuestro pensamiento, de servir al deseo individual, es lo que ha ocasionado la visión separadora y dual, la cual ha dado lugar a la creencia de que existen diferentes niveles y grados.


3.  El ego es el aspecto inquisitivo del ser que surgió después de la separación, el cual fue fabricado en vez de creado. 2Es capaz de hacer preguntas, pero no de percibir respuestas significativas, ya que éstas entrañan conocimiento y no se pueden percibir. 3La mente está, por consiguiente, confusa porque sólo la Mentalidad­-Uno está exenta de confusión. 4Una mente separada o dividida no puede sino estar confundida. 5Tiene necesariamente que sentirse incierta acerca de lo que es. 6Y no puede sino estar en conflicto, puesto que está en desacuerdo consigo misma. 7Esto hace que sus aspectos sean extraños entre sí, y ésta es la esencia de la condición propensa al miedo en la que el ataque siempre tiene cabida. 8Tal como te percibes tienes todas las razones del mundo para sentirte atemorizado. 9De ahí que no te puedas liberar del miedo hasta que no te des cuenta, no sólo de que no te creaste a ti mismo, sino de que tampoco habrías podido hacerlo. 10Nunca podrás hacer que tus percepciones falsas sean verdaderas, y tu creación no se ve afectada en modo alguno por tu error. 11Por eso es por lo que, en última instancia, tienes que optar por subsanar la separación.

El Espíritu crea cuando su Mente se expresa desde el Amor, desde la Unidad. Cuando se expresa desde el deseo, la capacidad de crear se desvincula del Conocimiento y da lugar a la capacidad de fabricar, y todo cuanto surge de ello es falso e irreal, pues no sirve a la Verdad.

4.  No se debe confundir a la mente que goza de conocimiento con la mentalidad recta, ya que sólo esta última está vinculada a la percepción verdadera. 2Puedes tener una mentalidad recta o una mentalidad errada, y aun esto es cuestión de grados, lo cual demuestra claramente que ninguna de ellas tiene nada que ver con el conocimiento. 3El término "mentalidad recta" se debe entender como aquello que corrige la "mentalidad errada", y se refiere al estado mental que induce a una percepción fidedigna. 4Es un estado de mentalidad milagrosa porque sana la percep­ción errónea, lo cual es ciertamente un milagro en vista de como te percibes a ti mismo.

Mientras que nuestra mente perciba el mundo físico y le otorgue la condición de hogar, podemos hablar de una mentalidad errada y de una percepción falsa. Cuando, aun estando en el mundo físico, reconocemos que no es nuestro hogar y que el cuerpo físico no es nuestra identidad, hablaremos de mentalidad recta y de percepción verdadera. A ese proceso de transformación muchas Escuelas Esotéricas le llaman el Camino o Despertar.

5.  La percepción siempre entraña algún uso inadecuado de la mente, puesto que la lleva a áreas de incertidumbre. 2La mente es muy activa. 3Cuando elige estar separada, elige percibir. 4Hasta ese momento su voluntad es únicamente gozar de conocimiento. 5Una vez que ha elegido percibir, no puede sino elegir ambigua­mente, y la única forma de escaparse de la ambigüedad es me­diante una percepción clara. 6La mente retorna a su verdadera función únicamente cuando su voluntad es gozar de conoci­miento. 7Esto la pone al servicio del espíritu, donde la percepción cambia. 8La mente elige dividirse a sí misma cuando elige inven­tar sus propios niveles. 9Pero no puede separarse completamente del espíritu, ya que de éste es de donde deriva todo su poder para fabricar o para crear. 10Aun en la creación falsa la mente está afir­mando su Origen, pues, de otro modo, simplemente dejaría de existir. 11Esto último, no obstante, es imposible, ya que la mente le pertenece al espíritu que Dios creó, y que, por lo tanto, es eterno.

No deja de ser un profundo misterio, para la mente que sirve a la percepción, el
hecho causal que la ha llevado a desconectarse de la Fuente del Conocimiento, su Estado Original.  

La reflexión puede ser planteada así: Dios, en Su Expresión Creadora emana de Sí Mismo, a Su Hijo, el cual es creado a Imagen y Semejanza del Padre, es decir, es de Su Misma Condición y Cualidad. Si Dios es Mente Creadora, Su Hijo lo es igual. 
El Estado Natural de Dios es Conocimiento, por lo que Su Hijo también goza de ese Estado Natural. La cuestión es, ¿por qué el Hijo decide desconectarse de ese Estado de Plenitud y fabrica un estado perecedero y efímero. Dicho de otro modo, si Dios es Perfecto, Su Hijo también goza de esa Perfección, entonces, ¿por qué fabrica un estado que le lleva a percibir la escasez, la necesidad, el sufrimiento?

Por establecer un símil, tan propio del marco perceptivo que experimentamos, se me ocurre el estado del que goza una criatura en el proceso de gestación en el vientre de su madre. En ese proceso, se observa cómo la criatura se alimenta directamente de su creador y mientras que esto es así, goza de plenitud y no experimenta necesidad. Sin embargo, el proceso natural de su propia naturaleza le exige desconectarse (separarse) de la madre para poder así desarrollar plenamente su propio potencial. Mientras que ha estado conectado por el cordón umbilical con su hacedor, esa criatura es una prolongación de su madre. Podríamos decir, que su Mente es la Mente de su madre. Potencialmente, esa criatura, ha sido creada a Imagen y Semejanza de su progenitora. La clave está en el término "potencialmente", ya que nos revela un estado condicionado, es decir, esa criatura es de la misma condición que su creador, pero debe desarrollar ese potencial.

El Hijo de Dios, cuenta con los mismos poderes creadores que Su Padre, y en el libre uso de los mismos, con el propósito de desarrollar su "potencial divino" decide ver las cosas a su manera dando lugar, es decir, fabricando una "realidad" paralela basada y sustentada en la percepción de una dimensión, donde la realidad es perecedera y temporal.

En ese camino de ida, el Hijo de Dios, ha quedado sumido en un profundo sueño del cual está llamado a despertar, pues su identificación con el mundo de la percepción y con la dimensión física es temporal y transitoria.


6. La capacidad de percibir hizo que el cuerpo fuese posible, ya que tienes que percibir algo y percibirlo con algo. 2Por eso es por lo que la percepción siempre entraña un intercambio o interpreta­ción que el conocimiento no requiere. 3La función interpretativa de la percepción, que es una forma de creación distorsionada, te permitió entonces llegar a la conclusión de que tú eres tu cuerpo, en un intento de escapar del conflicto que tú mismo habías provo­cado. 4El espíritu, que goza de absoluto conocimiento, no pudo avenirse a esta pérdida de poder, ya que es incapaz de albergar oscuridad. 5Esto hizo que el espíritu fuese casi inaccesible a la mente y completamente inaccesible al cuerpo. 6A partir de ahí, se percibió al espíritu como una amenaza, puesto que la luz disipa la oscuridad al mostrarte simplemente que ésta no se encuentra ahí. 7La verdad siempre prevalecerá sobre el error de este modo. 8No puede ser éste un proceso activo de corrección porque, como ya he puesto de relieve, el conocimiento no hace nada. 9Puede ser percibido como un agresor, pero no puede atacar. 10Lo que tú per­cibes como su ataque es tu propio vago reconocimiento de que el conocimiento siempre se puede recordar, al no haber sido jamás destruido.

El Curso nos enseña que Dios se expresa en la Trinidad-Una, y que ese Estado no da lugar a la clasificación de niveles. Tal hecho, lleva a mi mente a vincular esa Manifestación Trina con los Tres Rostros de la Divinidad -Padre, Hijo y Espíritu Santo-, y con los Tres Principios Divinos -Voluntad, Amor y Conocimiento-.

Soy consciente, que lo que está haciendo mi mente es intentar establecer un canal de conexión, en un plano donde imperan las leyes de la percepción y que por tal motivo está muy lejos de lo que es Real. Aun así, creo que me ayuda a comprender vínculos que considero están en sintonía con el Verdadero Conocimiento.

Considero importante comprender el potencial del que es portador el Hijo de Dios. La vinculación anteriormente establecida me lleva a creer que somos portadores del Poder de la Voluntad, del Amor y del Conocimiento. En base a ese potencial, y por inercia de las Leyes de la Creación que inspira a hacer uso del potencial con el que se cuenta, sentimos la llamada a desplegar nuestro potencial. Esta situación, la asemejo, con el sembrador que cuenta con una semilla y es su voluntad sembrarla. Pero en este juego imaginativo me falta una pieza que considero esencial. Todo sembrador para poder sembrar su semilla debe contar con la tierra en la cual poder sembrarla. Esta cuestión, me lleva a plantearme, ¿en que "tierra" sembró el Hijo de Dios su semilla para que de su unión surgiese el mundo que percibe?

Hoy, gracias a las investigaciones realizadas en el ámbito de la Física Cuántica, se postulan hipótesis muy reveladoras. Se habla de un concepto, al que han denominado "Campo", para definir un estado invisible y potencial de la energía dotada de infinitas posibilidades. Esta teoría se da la mano con conceptos esotéricos donde nos hablan de una dimensión invisible llamada “Mundo de los Arquetipos”, y aunque lo del nombre es lo de menos, el mensaje sí que encierra una aproximación real de lo que es la "materia no visible"  o lo que lo mismo, la "tierra potencial virtual" donde el Hijo de Dios siembra su semilla creadora, dando lugar a la fabricación del mundo que percibimos.

Esta composición de ideas, me permite afirmar una de las aportaciones más enriquecedoras que he encontrado en las enseñanzas de UCDM, la que nos revela que Dios no es el creador del mundo que percibimos. Pienso, que el Hijo de Dios, haciendo uso de su Potencial Divino, ha utilizado ese "Campo de infinitas posibilidades", que está al servicio de la Mente, y ha fabricado el Universo que percibimos.


7.  Dios y Sus creaciones permanecen a salvo, y saben, por lo tanto, que no existe ninguna creación falsa. 2La verdad no puede lidiar con los errores que tú deseas conservar. 3Yo fui un hombre que recordó al espíritu y su conocimiento. 4Como hombre no traté de contrarrestar los errores con el conocimiento, sino de corregir el error de raíz. 5Demostré tanto la impotencia del cuerpo como el poder de la mente. 6Al unir mi voluntad con la de mi Creador, recordé naturalmente al espíritu y su verdadero propósito. 7Yo no puedo unir tu voluntad a la de Dios por ti, pero puedo borrar todas las percepciones falsas de tu mente si la pones bajo mi tutela. 8Sólo tus percepciones falsas se interponen en tu camino. 9Sin ellas, no hay duda de la alternativa que elegirías. 10Pues una percepción sana induce a una elección sana. 11No puedo elegir por ti, pero puedo ayudarte a que elijas correctamente. 12"Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos" debería rezar: "Todos son llamados, pero son pocos los que eligen escuchar." 13Por lo tanto, no eligen correctamente. 14Los "escogidos" son sencillamente los que eligen correctamente más pronto. 15Las mentes sanas pueden hacer esto ahora, y al hacerlo hallarán descanso para sus almas. 16Dios te conoce sólo en paz, y ésa es tu única realidad.

De lo expuesto en el punto anterior no podemos deducir que la acción llevada a cabo por el Hijo de Dios sea negativa y por la que debamos sentirnos culpables. El error que debemos corregir es la identificación postulada con los resultados de su acción. Dejar de ser Dios para convertirse en un cuerpo, es lo que nos ha llevado a olvidarnos de nuestra estirpe, de nuestra herencia. Recuperar la visión correcta es una invitación a despertar del sueño profundo de nuestra mente.

Este punto establece la pauta de corrección que ha de permitirnos retornar a nuestro Estado de Plenitud: Unir nuestra voluntad con la de nuestro Creador, hará posible el despertar de la consciencia a lo que realmente somos.

Ese "despertar" tendrá una característica esencial. Seremos conscientes de nuestro potencial creador. Podemos utilizar el símil que hemos empleado más arriba, y decir, que ese despertar supone que la criatura que ha sido gestada en el vientre materno, adquiere la mayoría de edad y asume conscientemente que es un ente creador, al igual que su progenitor.

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