4. Yo soy el único que puede obrar milagros imparcialmente porque yo soy la Expiación. 2Tú tienes un papel en la Expiación que yo te dictaré. 3Pregúntame qué milagros debes llevar a cabo. 4Ello te ahorrará esfuerzos innecesarios porque estarás actuando bajo comunicación directa. 5La naturaleza impersonal del milagro es una característica esencial del mismo, ya que me permite dirigir su aplicación, y bajo mi dirección los milagros conducen a la experiencia altamente personal de la revelación. 6Un guía no controla, pero sí dirige, dejando a tu discreción el que le sigas o no. 7”No nos dejes caer en la tentación” significa: "Reconoce tus errores y elige abandonarlos siguiendo mi dirección."
Nos revela, Jesús, en su mensaje, que tenemos un papel en la Expiación que Él nos dictará. ¿Cuál puede ser el papel que el Maestro nos dictará? Veamos qué nos revela el Texto sobre este particular:
"Cuando aceptas la inocencia de un hermano ves la Expiación en él. Pues al proclamarla en él haces que sea tuya y ves lo que buscabas. Mas no verás el símbolo de la inocencia de tu hermano refulgiendo en él mientras todavía creas que no se encuentra en él. Su inocencia es tu Expiación. Concédesela, y te darás cuenta de la verdad de lo que has reconocido. No obstante, para que la verdad pueda ser recibida, tiene primero que ofrecerse, del mismo modo en que Dios se la dio primero a Su Hijo" (T-14.IV.1:1-6).
Jesús, nos revela en otro punto de Su Enseñanza:
"Mi papel en la Expiación no concluirá hasta que no te unas a ella y se la ofrezcas a otros. Lo que enseñes es lo que aprenderás" (T-5.IV.6:3-4).
"Un guía no controla, pero sí dirige, dejando a tu discreción el que le sigas o no", con esta aportación Jesús nos deja claro el papel del Maestro de Dios. Cada vez que enseñamos, estamos aprendiendo, pues dar es recibir. El acto de dar es un acto creador, un acto de expansión, en sintonía con el Acto Creador de nuestro Hacedor. En la función de dar y de compartir, nos damos a nosotros mismos con el único propósito de "Ser", lo cual se traduce en acciones en las que nos comportamos como luces que iluminan el camino, pero es verdad, que el camino debe ser andado por cada caminante y esta decisión es nuestra elección.
Termina este párrafo con la frase: ”No nos dejes caer en la tentación” significa: "Reconoce tus errores y elige abandonarlos siguiendo mi dirección." Es un mensaje, nuevamente, revelador, como todos los que se recogen en este apartado. El símbolo de la tentación se ha asociado por la religión católica con la figura del diablo, el cual adoptó la forma de la serpiente paradisíaca para seducir a nuestros "progenitores", Adán y Eva. Este mensaje metafórico, exigiría una explicación mucho más detallada, pero me quedaré tan sólo con la idea de que el "diablo", cuya traducción es "dualidad", lo que realmente está expresando, más allá de toda idea tenebrosa vinculada con el infierno, es el uso de nuestra mente de forma errada, dando lugar a la creencia en la separación. No caer en la tentación, por lo tanto, significa, percibir correctamente, esto es, percibir desde la unidad. En definitiva, vencer a la tentación, es lo mismo que la Expiación.
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