¿Qué me enseña esta lección?
Ningún regalo, ninguna promesa del ego, puede aportarnos dicha y felicidad. Desde unaconciencia basada en la carencia, el ego siente la necesidad de llenar esos vacíos y se entrega a la conquista de objetivos que, ilusoriamente, le lleva a obtener riquezas que atesora guiado por el miedo a perderlo si lo comparte. El ego adora los múltiples ídolos que fabrica e instala su seguridad en los valores efímeros de los mismos.
Cuanto más atesora, mayor es su inseguridad, su temor a la pérdida. Su demencia llega a extremos inimaginables y el sufrimiento permanente, le impide gozar de uno sólo instante de dicha y felicidad.
Es imposible ese encuentro, cuando en nuestra mente se dan cita el miedo,
la culpa, el castigo, la carencia y la separación. Tan sólo cuando conseguimos
despertar al Amor, a la Unidad, al Perdón, a la Abundancia, tan sólo entonces,
conseguiremos que se produzca el encuentro con lo que verdaderamente nos
pertenece, la dicha y la felicidad.
Ejemplo-Guía: "¿Estás dispuesto a vivir en el Gozo?
Si tu respuesta es afirmativa, lo que realmente estás manifestando es tu certeza de saber quién eres en realidad, tu certeza de que te encuentras provisionalmente experimentando el sueño de la ilusión, tu certeza de que tuviste un pensamiento errado y ahora reconoces cuál es tu verdadera función.
La experiencia del Gozo siempre nos ha estado aguardando, pues fue el regalo con el que nuestro Creador nos obsequió al expandirnos de Su Fuente. No podemos ser diferente a Su Esencia, pues hemos sido emanados de Ella.
Pero, nuestra capacidad de elección, nos llevó a depositar otros regalos procedentes de la proyección de la mente dividida, la cual fabricó nuevas creencias que ocuparon el lugar donde anteriormente se encontraba la condición natural del Gozo.
Gozar, tan solo es posible cuando experimentamos la Comunión con nuestro Creador y vivimos desde Su Unidad. El Gozo es una experiencia inefable de Paz interior que nos lleva a vivir la vida con la plena aceptación, con la plena certeza de que somos el Hijo de Dios.
Si nos acercamos al Gozo desde la visión dual del ego, emitiremos argumentos
que traten de justificar nuestra creencia en que el gozo está basado en la
experiencia de posesión, de bien-estar. Desde ese punto de vista, estaremos
dispuestos a emprender cualquier acción con el único propósito de hacer
realidad la experiencia del gozo, es decir, de asegurar que nada ni nadie puede
arrebatarnos nuestras posesiones, las cuales la hemos convertido en el ídolo de
nuestra felicidad.
El Gozo, no tiene nada que ver con lo que recibimos desde fuera, no tiene nada que ver con el deseo y la experiencia de posesión, no tiene nada que ver con los matices que nos aportan las experiencias de nuestras vidas.
¿Qué quiere decir esto? ¿Qué podemos sentir Gozo aun estando enfermos? ¿Qué podemos sentirnos felices aun habiendo perdido a un ser querido? ¿Qué disfrutaremos de la paz, aun cuando hemos sido ultrajados injustamente?
Lo que puedo compartir con todos vosotros, desde el corazón, es mi propia
experiencia. Mis aportaciones no pretenden despertar admiración, ni complicidad
alguna. No estoy en posesión de la verdad, ni es mi intención ganar seguidores.
Por favor, es importante que se interprete, simplemente, como un acto de
compartir desde la experiencia.
Hecha esta aclaración, os puedo decir que es fácil confundir la experiencia del
goce con la del Gozo. El goce es el efecto que se persigue cuando movilizamos
nuestros deseos de poseer. Este deseo responde a la creencia del ego basada en
la escasez y en la necesidad y por muchas experiencias de goce que
experimentemos, nunca tendremos la sensación final de estar satisfecho. Ese
goce es temporal y efímero.
En cambio, cuando se vive la experiencia del verdadero Gozo, es el resultado de haber elegido al verdadero guía, al Espíritu, lo que significa el recordatorio de lo que realmente somos. Este reconocimiento se traduce, de forma inmediata, en el propósito de ver las cosas de otra manera, de poner fin a las viejas creencias de separación, de pecado, de culpa, de sufrimiento y en su lugar, depositar la única creencia verdadera, la que siempre ha estado ahí aguardando que la integrásemos, la que nos lleva a la certeza de lo que somos: Hijo de Dios.
Con esa consciencia, viviremos la vida, aportando siempre la misma respuesta,
la del Gozo, independientemente de que llueva o luzca el Sol.
Reflexión: ¿Existe algo en el mundo que conoces que te pueda ofrecer un
gozo permanente? ¿Por qué?
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