2Dar y recibir son en verdad lo mismo.
3Recibiré lo que estoy dando ahora.
¿Qué me enseña esta lección?
El pensamiento del ego, identificado con el mundo terrenal, con la separación, es dual. Su visión del mundo físico no es ilusoria, sino real, lo que le lleva a interpretar lo externo como la verdad en la que edifica su fortaleza.
Cuando las experiencias que vive las interpreta bajo el código, “bueno-malo”, está decidiendo poner en manos de los demás, la causa que da origen a sus fluctuantes estados emocionales. La felicidad, la dicha, la paz, tan sólo son posibles si la respuesta que recibo del exterior me lleva a esos estados.
Ignora, que nada externo a él, puede estar separado de su mundo interno. Ignora que lo interno y lo externo son una misma cosa. Ignora que recibir y dar forma parte de una misma verdad.
Los valores en los que el ego basa sus creencias, desaparecen cuando el velo de lo ilusorio cae de sus ojos y le permite ver la única verdad: la Unidad.
Aquello que recibimos es la respuesta a lo que hemos dado. Es un mismo
acto, unido por la manifestación de la Ley de la Unidad que impera en Todo el
Universo.
Ejemplo-Guía: "Los opuestos, son complementarios y no enemigos"
Implícita en esta
Lección, se encuentra una importante enseñanza de las leyes de la metafísica: "lo
opuesto se complementa".
¿A qué llamamos opuestos? Para simplificarlo, pondré un ejemplo extraído del conocimiento astrológico. La astrología se fundamenta en el estudio de los Cuatro Elementos: Fuego, Agua, Aire y Tierra. No vamos a entrar en su estudio, pero sí voy a utilizar el mándala que se dibuja al establecer el orden de los signos por Elementos. Así vemos, que los signos de Fuego, se oponen a los signos de Aire y los signos de Agua se oponen a los signos de Tierra.
Si aplicamos la ley metafísica que hemos anunciado, dichos signos que forman oposición se complementan. ¿Y esto qué quiere decir? Pues si analizamos las generalidades de cada Elemento, vemos que el Fuego depende de su opuesto el Aire para su existencia. Un fuego sin aire (oxígeno) se extingue. De igual modo, el Elemento Agua opuesto a la Tierra, depende de ésta, para lograr que el elemento líquido tenga unos límites físicos donde poder contenerse. Esto que decimos, si lo aplicamos a las connotaciones y significados de cada Elemento le sacamos un gran jugo. Pero ese no es el objetivo de este análisis.
Hemos visto que lo que llamamos opuesto, se complementan, y con ello, lo que hemos aprendido es que su trabajo conjunto hace posible la vida, lo que, traducido a otra terminología, haría posible la consciencia.
Si nos llevamos esta ley a las relaciones humanas, podemos igualmente aplicarla con un gran beneficio para nuestro estado conciencial y evolutivo. Por ejemplo, en las relaciones especiales de pareja. Hombre y mujer se complementan, pero dicho trabajo de complementación exige una importante reflexión. ¿Qué pasa cuando el Elemento Fuego se manifiesta en exceso? ¿Qué ocurre cuando el Elemento Agua se expresa en exceso? Ocurre que el Fuego lo devora todo y el Agua inunda a la Tierra.
Lo mismo ocurre con las relaciones de pareja. Hemos dicho que su aparente
oposición es una llamada a la complementación, pero también es cierto, que se
requiere que ambas partes se expresen en su justa medida, es decir, sin excesos
de ego, pues si así lo hacen, la relación, una oportunidad de unificación, no
llegará a buen puerto.
¿Qué debemos hacer para que esto no suceda? Desaprender lo aprendido, lo que
significa que debemos cambiar la creencia basada en la separación, y, en su
lugar, fortalecer la creencia en la unidad. Si afrontamos la experiencia de
relación con esta visión, ya no creeremos que el otro es un ser separado a
nosotros, sino que es nuestro propio espejo.
En la experiencia de dar y recibir, ocurre lo mismo. Si creemos que el mundo
que nos rodea está fuera de nosotros; si creemos que el otro es alguien
separado, entonces justificaremos nuestra errónea creencia de que cuando damos,
estamos perdiendo lo que damos. Seremos incapaces de establecer ese vínculo
estrecho que hace que una vivencia dual se complemente en la unicidad, o lo que
es lo mismo, que tenga la certeza de que dar y recibir forman parte de un mismo
eje. Al igual como ocurre con la manifestación de los Elementos, es preciso que
tanto el acto de dar como el de recibir se expresen armoniosamente, sin
excesos, pues de lo contrario, el que da de manera arbitraria persigue
intereses egoístas y el que busca recibir de manera descontrolada, no entiende
que es preciso sembrar para cosechar.
Reflexión: ¿Has tenido alguna experiencia en la que hayas comprobado la
afirmación "dar es recibir"?
No hay comentarios:
Publicar un comentario