PRIMER
DIA DE LA CREACION: EL FUEGO
ARIES-LEO-SAGITARIO
Es ampliamente conocido por
aquellos estudiantes que han dedicado grandes esfuerzos en la comprensión de
las Escrituras Sagradas, que éstas, han sufrido serias e importantes censuras e
interpolaciones que dificultan notablemente cualquier intento por escudriñar el
Origen de la Vida, así como su futuro desarrollo evolutivo. La gran dificultad
para leer e interpretar la Lengua Sagrada: el Hebreo original, junto al
reducido número de traductores que bien se veían obligados por la censura a
evitar verdades que pudieran poner en peligro la hegemonía política, son
motivos suficiente para ver la realidad con la que nos enfrentamos.
A las dificultades
anteriormente mencionadas, debemos añadir otra no menos importante. El
desconocimiento de las leyes ocultas, hizo que la verdad no fuese comprendida.
Los grandes ocultistas cabalistas que escribieron el Zohar son categóricos en
este punto: "los secretos del Thorah no podían ser comprendidos por todos".
Muchos pasajes están
velados, en cambio otros deben entenderse al pie de la letra, por lo que nadie
que no estuviese en posesión de las claves ocultas puede descifrar las
profundas verdades.
La Biblia judía fue escrita
originalmente en hebreo, pero lamentablemente no se posee ni una sola línea de
escritura original.
Ante todos estos obstáculos,
hemos preferido confiar en uno de los únicos autores de nuestro tiempo que ha
dedicado su vida al estudio en profundidad de los Textos Sagrados, contando
para ello, con la intuición y el conocimiento de las claves herméticas, que sin
duda, le han llevado a desvelar grandes e importantes misterios. Este hombre es
Fabre d ´Olivet, quien en su obra "La Lengua Hebraica Restituida" nos
permite extraer información que sin duda nos ayudará.
Él nos indica en sus
escritos, que los textos sagrados se pueden leer de tres maneras, adoptando el
sistema egipcio:
- En sentido Propio.
- En sentido Figurado.
- En sentido Jeroglífico.
Será siguiendo estas
instrucciones que trataremos de interpretare la parte el Génesis que nos
interesa.
"BERESCHIT BARA
ELOHIM"
Con estas palabras Moisés
inicia el relato de la creación. Su traducción convencional -Biblia- es:
"Al principio creó Dios los Cielos y la Tierra".
- En el sentido Propio: "En el Principio, antes de todo..."
- En el sentido Figurado: "En principio, en potencia de ser..."
- En sentido Jeroglífico: "El Principio motor del Universo es la voluntad".
En esta primera frase, vemos
como Moisés da al Creador el nombre de Elohim (Aleph-Lamed-He-Yod-Mem), cuya
traducción es El-los dioses, expresando de manera perfecta la unidad divina y
su pluralidad (las diferentes Oleadas de vida que "pariría" al mundo
en evolución). La traducción de Fabret d´Olivet de este primer punto, es la
siguiente:
"En el Principio,
El-los dioses, el Ser de Seres, creó en Principio lo que constituye la
existencia de los Cielos y de la Tierra".
En esta versión, hay un punto
muy importante a tener en cuenta. "Creó en Principio". Debemos
entender, que Elohim estaba dando los trazos de una futura creación, es decir,
esta describiendo un "proyecto", en el que elaboraba los principios
que más tarde se desarrollarían. De esta primera idea podemos concretar que los
signos de Fuego, son energías que nos hablan de un estado potencial, que aún
está por desarrollar. Es por ello, que resulta de vital importancia saber qué
uso hacemos de nuestra voluntad en la primera etapa de cualquier proyecto, idea
o propósito. Aprendemos que la clave de cualquier manifestación futura -en el
plano de las formas- encuentra su origen en el Fuego, es el propósito, es la
idea, es la voluntad.
"Al principio creó Dios
los Cielos y la Tierra. La Tierra estaba confusa y vacía y las tinieblas
cubrían la haz del abismo, pero el espíritu de dios se cernía sobre las
superficies de las aguas. Dijo Dios "haya Luz"; y hubo luz, y las
separó de las tinieblas; y a la luz llamó día, y a las tinieblas noche, y hubo
tarde y mañana, día primero".
Esta es la traducción
convencional, sin embargo, la de Fabre d´olivet nos resulta mucho más
aclaratoria.
"En el Principio,
Elohim, El-los dioses, el Ser de Seres, creó, en Principio, lo que constituye
la existencia de los Cielos y de la Tierra. Pero la tierra no era más que una
potencia contingente de ser dentro de una potencia de ser; la Oscuridad, fuerza
astringente y comprensiva, envolvía el Abismo, fuente infinita de la existencia
potencial; y el Espíritu divino, soplo expansivo y vivificante, ejercía aún su
acción generadora por encima de las Aguas, imagen de la universal pasividad de
las cosas. Manifestando su voluntad, dijo Dios: "La Luz será", y la
Luz (elementización inteligible) fue. Y considerando esta esencia luminosa como
buena, determinó una forma de separación entre la luz y la oscuridad.
Designando, El-los Dioses, esta Luz -elemento inteligible- bajo el nombre de
Día, manifestación fenoménica universal, y esta oscuridad, existencia sensible
y material, bajo el nombre de Noche, manifestación negativa y mutación
(oscilación, movimiento) de las cosas: y tal había sido el occidente y tal
había sido el oriente, el objetivo y el medio, el término y el arranque de la
primera manifestación fenoménica".
La traducción de Fabre
d´Olivet nos revela, que el universo no ha sido creado de la "Nada".
El nos indica, que la "Tierra no era mas que una potencia contingente de
ser", es evidente que no se refiere a la Tierra que hoy conocemos, sino
que está aludiendo a la Tierra que formaban los Zodiacales, y en la cual Elohim
pudo derramar su simiente creadora. Por lo tanto, el universo tuvo su origen en
esa Tierra Macrocósmica.
La primera acción que se
extrae del Primer Día de Manifestación, fue la creación de la
"elementización inteligible", esto es, la Luz. Estamos ante el
Elemento que aportaría la comprensión del Caos Primordial, la energía que
debería dar sentido a la Obra Divina.
Siguiendo la redacción del
Texto, leemos: "la oscuridad envolvía el Abismo".
¿Qué debemos entender por Abismo
y por Oscuridad?. La palabra Abismo significa "el estado incomprensible de
una cosa cuando aún no existe, pero que sin embargo se encuentra en potencia de
existir". En cuanto al término Oscuridad, su significado nos indica:
"un combate, una oposición violenta entre principios contrarios, del frío
y del calor". Esta oposición la encontramos oculta en el significado de
las dos raíces que forman la palabra. Una nos sugiere la idea de ardor interno
que se distiende, y la otra, la contracción y estrechamiento que centraliza.
Estaremos en lo cierto, si
pensamos que el sentido profundo del término Oscuridad, o es ni mucho menos el
que normalmente conocemos, sino que se está refiriendo a este estado de
vibración característico que se produce en circunstancias de confusión y lucha
de elementos contrarios. Esta era la situación de los Elementos Zodiacales. Por
lo tanto con la creación de la Luz, la Oscuridad quedaría disipada.
Otro de los datos
significativos que nos revela Fabre d´olivet con su interpretación, queda
recogido en la siguiente frase: "En el Abismo, Dios ejercía su acción
generadora por encima de las Aguas".
¿A qué Aguas se refiere el
autor, si hemos dicho anteriormente que la Tierra aún no existía, que era una
contingencia de ser?.
El autor se refiere a las
Aguas Zodiacales, y con ellos, nos está dando una importante clave hermética,
ya que está estableciendo el Elemento Fuego por encima del Elemento Agua. Esas
Aguas son las constituidas por los signos Cáncer, Escorpio y Piscis, mientras
que los signos de Fuego, en los que Elohim se situó para realizar su Obra, son Aries,
Leo y Sagitario.
Podemos concluir por lo
tanto, que los signos de Fuego son portadores de designio divino en estado
potencial, es decir, de ellos, el hombre recibe la voluntad divina, su inspiración,
su verdad, su propósito creador.
El término Luz y Fuego se
escriben de la misma manera: AUR (Aleph-Vav-Reish), por lo que no nos queda
menor duda de cuál es el trabajo propio de los signos del elemento Fuego:
"hacer inteligible el Designio Divino, la Obra Cósmica".
Continúa el texto divino
diciéndonos que "considerando esa esencia luminosa como buena, Dios
determinó una forma de separación entre luz y oscuridad". De este punto
deducimos algo muy importante. A Dios debemos adjudicarle la creación de la
Luz, pero no de la Oscuridad-Tinieblas, ya que este último estado ya existía en
el Caos Primordial, en la confusión de energías de los Zodiacales.
A la "esencia
luminosa" le dio el nombre de Día, término que significa
"conglomerado de luz"; concentración del elemento inteligible".
No en vano, los signos de Fuego, rigen sobre las seis primeras horas de luz
solar, y debemos entender, que en esta regencia, la divinidad se hace más
inteligible a la comprensión de la naturaleza humana, o lo que es lo mismo,
estamos alimentándonos del elemento volitivo que nos conducirá a la comprensión
de nuestro programa espiritual.
"Y dio a la oscuridad
el nombre de noche", palabra que en el lenguaje hebreo está constituido
por las letras, Lamed, Yod, Lamed, He. Nos dice Fabre d´Olivet que en ella
debemos ver la manifestación de dos fuerzas que se oponen, pero que se ligan y
se buscan, una atrayendo hacia el centro y la otra tendiendo alejarse de él.
Imagen de lo contrario encadenado, formando un solo cuerpo.
Podemos finalizar este
punto, añadiendo un factor trascendente que no aparece en la enseñanza
transmitida por Moisés, pero que sí nos aporta los estudios revelados por los
Hermanos Mayores a Max Heindel, fundador de la Escuela Rosacruz y uno de los
últimos instructores y difusores sobre filosofía oculta de esta época. En sus
trabajos sobre cosmogénesis, Max Heindel, nos indica que en el Primer Día de la
Evolución, él lo llama Periodo de Saturno, Elohim diferenció de sí mismo la
primera Oleada de vida que comenzaría su evolución. Esa Oleada, llamada
Espíritus Virginales, es la que nosotros formamos, es decir, la humanidad.
Debemos conocer, que la
aparición de una Oleada de Vida es la consecuencia natural de la creación de un
Elemento. El hombre está en analogía con el Fuego, o lo que es lo mismo, si en
el Fuego está la Morada de Dios, en el hombre está la Morada del Ego, el Yo
Creador, o dicho de otro modo, somos Hijos de la Luz.
Expresándonos en términos
cabalísticos, diremos que fue Kether quien llevó a cabo los trabajos del Primer
Día de la Creación, por lo que los tres signos de Fuego, están bajo su regencia
primordial.
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