Decimocuarto año del tercer milenio. ¿Cómo debemos
interpretar esta información desde el punto
de vista numerológico? Digo esto, pues este mensaje sugiere muchas versiones
interpretativas. ¿Interpretamos el valor integral del año? ¿Interpretamos los
dos últimos dígitos? ¿Interpretamos el último valor?
Son mayoría los que apuestan por interpretar el valor
integral del año, el cual se extrae de la suma de todos sus dígitos. En este
sentido, podemos decir que con el nuevo año 2014 entramos bajo la tutela del
número 7, el cual, cabalísticamente, expresa la dinámica del Séfira Netzah,
cuyo significado es “Victoria”.
Cuando anunciamos que nos encontramos en el tercer milenio, estamos
reconociendo algo de suma importancia. Los 1.000 años que durará este periodo
del tiempo material, nos está anunciando que representa una fase de continuidad
a los procesos anteriores -los dos milenios previos- y si lo vinculamos con las
fases que gobiernan todo proceso creador, diremos que la tercera fase es la
exteriorizadora, es decir, en la que la semilla sembrada en la primera e
interiorizada en la segunda, alcanza su expresión visible, y ya nada ni nadie
tendrá duda de su identidad.
Esta es una de las razones por las que, si analizamos los
movimientos sociales y en especial, el espiritual, diremos que en el tercer
milenio, experimentaremos externamente un profundo y evidente cambio. A nadie
se le escapa, que los protagonistas de este cambio han debido de gestarlo
internamente, pues nadie puede dar lo que no tiene.
La fase tercera de
todo proceso creador está regida por Binah, el Rostro de la Divinidad que se
hace visible a través de las Leyes Universales. La especialidad de Binah es
fortalecer nuestra Mente para que comprendamos la dinámica cósmica; para que
conozcamos cuál es nuestra verdadera identidad y cuál es nuestro papel estelar
en el proceso de la creación. Binah, nos enseña que somos Hijos de Dios y que
hemos sido creados a “imagen y semejanza” de nuestro Creador, lo que significa
que tenemos su misma mente creadora. Decir esto, en la actualidad, en el tercer
milenio, nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre nuestra verdadera
esencia. Hace unos cientos de años, me hubiese supuesto morir en las hogueras
como un hereje. A esto me refiero cuando digo que durante este tercer milenio,
experimentaremos la visión de lo que debe ser, y tendremos la oportunidad de
reconocer el aspecto dual con el que nos hemos identificado.
Pues bien, en esta línea de pensamiento, todos y cada uno de
los años que se vayan sumando al 2.000, aportará su propia pincelada, su color
particular. Serán como “lecciones concentradas” que perseguirán un fin común,
llevarnos a la comprensión de las Leyes Cósmicas, o lo que es lo mismo, a
nuestra propia comprensión, pues ¿acaso no somos la expresión creadora de Dios?
Si es así, tendremos que dar cumplimiento a su Ley Creadora.
Con el 2014, alcanzamos la esfera de Netzah, cuyo atributo
principal, decíamos, es “Victoria”. El pasado año, al referirnos al 2013,
tuvimos ocasión de estudiar los valores del número 6 y decíamos que su lección
particular nos llevaría al equilibrio y a la armonía, tras llevar a cabo un
trabajo de concienciación. Sin duda alguna, la influencia del Sol, regente del
número 6, en esta dinámica, iba a favorecer que nuestros asuntos “salieran a la
luz” con la intención de que tomásemos conciencia de nuestra propia creación.
Esa circunstancia, a nivel particular, puede vivirse como una experiencia
íntima en la que se produce un despertar de las fuerzas que anidaban latentes
en nuestro interior y que ahora, nos impulsa hacia una nueva realidad. En ese
encuentro, lo que realmente se ha producido es una importante toma de
conciencia que nos permite tener la evidencia de cuál es nuestro “programa”, de
lo que realmente debemos hacer. Ese hecho trascendental nos aportará equilibrio
y armonía, nos aportará coherencia.
A nivel colectivo, la sociedad vivirá ese mismo “despertar”.
La luz del Sol, cada amanecer, hace visible nuestras realidades. El 2013, en
este sentido, ha experimentado esta dinámica y han sido muchos los asuntos
“sucios” que han aflorado a la luz pública para que tomemos conciencia de lo
que es correcto y de lo que no lo es. No se trata de juzgar condenatoriamente a
los que nos representan socialmente. Estas circunstancias que despiertan
nuestro repudio, tienen como fin, el hacer de “espejos” para que todos y cada
uno de nosotros seamos capaces de “ver” el resultado de nuestros pensamientos,
de nuestros sentimientos. Como dijo el Maestro: “el que esté libre de pecados
que tire la primera piedra”.
Esos “espejos” sociales, están ahí con una difícil e ingrata
misión: servirnos de recordatorio de lo que no deberíamos seguir alimentando en
nuestro interior. Las acciones están precedidas de pensamientos y de
sentimientos. Cuando reflexiono sobre el papel de un asesino, yo me pregunto,
¿cómo he contribuido a su creación? y tal vez, descubra que verdaderamente he
tenido un impulso descontrolado que bien, unido a otros impulsos similares, han
encontrado a la mano ejecutora que le ha dado vida… Diremos, “pero no es igual,
yo tan sólo, en un momento de acaloramiento, expresé o sentí un odio tan grande
y justificado que…” Y olvidamos que la energía busca su afinidad. Por eso el
año 2013 ha sido tan importante, pues nos ha llevado a tomar conciencia de
muchas cosas. ¿Pero nos basta con tomar conciencia? ¿Es suficiente con que
amanezca cada día?
Cada amanecer es una nueva oportunidad. Cada toma de
conciencia, se convierte en un modo distinto de ver las cosas, y es ahí, donde
aparece el 2014, ofreciéndonos una nueva “lección concentrada”, en esta
ocasión, alcanzar la “Victoria”, o lo que es lo mismo, percibir de otra manera,
lo que nos llevará a compartir con los demás nuestra propia visión. Si hemos
conseguido despertar nuestra conciencia y ser capaces de ver que todos somos
uno, entonces, hagamos realidad esa nueva percepción: compartamos esa unidad. A
pesar de los diferentes disfraces con los que nos mostramos en el mundo
material, detrás de cada uno de estos envoltorios temporales, encontramos al Ser
Real. Esta visión nos llevará a reconocer la inocencia en el otro, pues
habremos reconocido nuestra propia inocencia. La culpabilidad es patrimonio del
ego, del ser dual y divisorio. La Victoria a la que se refiere Netzah, es una
victoria sobre nosotros mismos. Al fin hemos recuperado nuestra verdadera
identidad espiritual; al fin se ha producido nuestro despertar. Ahora estamos
en condiciones de ver las cosas de otra manera; a cada nuevo instante podemos
hacerlo. Recuperamos nuestra condición natural, el Amor, y ese elevado
sentimiento nos acercará a los demás para contagiarlo con su esencia.
La verdadera “Victoria” es la integración de los opuestos;
del pensamiento dual. Ver al otro como una Unidad. Esa es la lección para el
nuevo año 2014. No se trata de cambiar al otro, si así lo hacemos estaremos
dando continuidad al error de percibirlo como separado de nosotros. Se trata de
cambiar nuestra visión al interpretar al otro. Este año tendremos la
oportunidad de aprender a través de la experiencia de relación. A nivel
particular, aquellas relaciones que no estén cimentadas firmemente en el amor,
se tambalearán. El objetivo no es otro que buscar la integración.
A nivel social, serán los acuerdos, los pactos, los
convenios, los que se verán más distanciados que nunca. Todo este panorama, nos
invita a todos a reflexionar sobre cómo aceptamos a los demás en nuestras
vidas.
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