sábado, 19 de agosto de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 231

LECCIÓN 231

Padre, mi voluntad es únicamente recordarte.

1. ¿Qué puedo buscar, Padre, sino Tu Amor? 2Tal vez crea que lo que busco es otra cosa; algo a lo que le he dado muchos nombres. 3Mas lo único que busco, o jamás busqué, es Tu Amor. 4Pues no hay nada más que jamás quisiera realmente encontrar. 5Quiero recordarte. 6¿Qué otra cosa podría desear sino la verdad acerca de mí mismo?

2. Ésa es tu voluntad, hermano mío. 2Y compartes esa voluntad conmigo así como con Aquel que es nuestro Padre. 3Recordarlo a Él es el Cielo. 4Esto es lo que buscamos. 5Y esto es lo único que nos será dado hallar.


¿Qué me enseña esta lección?

Padre, mi única voluntad, es hacer Tu Voluntad…

¿Acaso Tu Voluntad no es Amar…, pues Amar es Extenderse?

Ese es mi única misión en la Tierra…, Extender el Amor a través de mis acciones creadoras.

Cada uno de mis pensamientos y cada uno de mis sentimientos están inspirados por la Voluntad de mi Padre, por la Fuerza de Su Amor. De esa copulación de fuerzas, surge el acto de Amor, el cual nos lleva a reconocer en el rostro de cada uno de nuestros hermanos, el Rostro de nuestro Creador.

Cuando pensamientos y sentimientos hablan de Amor, visualizo la Unidad como el lazo que nos vincula a Todo lo Creado.

Hoy, Padre, mi voluntad es únicamente Amar.


Ejemplo-Guía: "¿Por qué nos hemos olvidado de Dios?

Olvidar, no es negar. El acto de olvidar encierra en sí una decisión, una elección. No es algo fortuito que ocurre por azar. Olvidamos un pensamiento, cuando otro pensamiento ocupa su lugar. Todo acto de olvido es una experiencia ilusoria, pues ningún pensamiento muere, o lo que es lo mismo, todo pensamiento sigue a su Fuente.

Ya hemos hablado en otras ocasiones, que la creencia en la separación encuentra su causa en un pensamiento ilusorio que nunca ocurrió, pero que en nuestra mente ha adoptado una idea imaginaria a la que le hemos otorgado valor y significado, con la cual la hemos hecho real.

Se suele utilizar el símil del sueño para trata de explicar el estado que actualmente estamos experimentando. Durante el sueño, lo que vivimos en verdad no ocurre, pero para nuestra percepción, le otorgamos el mismo valor que si hubiese sido real.

Si en los planes creadores de Dios hubiese estado contemplado que Su Hijo no pudiese comete errores, lo único que tendría que haber hecho es crearnos diferente a Él, es decir, no habernos dotado con sus Atributos Creadores. De este modo, la conciencia de Su Hijo habría estado siempre guiada de tal modo que nuestra respuesta sería autómata, como la de un robot.

En verdad, nos sentimos como robotizados, cuando en nuestra vida nos ocurren anécdotas a las que llamamos destino, sin que nos sintamos co-partícipes de su diseño. Esta duda existencial, pierde su poder disuasorio, al menos en mi mente, cuando alcanzo a comprender que todo lo que soy capaz de percibir con mis sentidos responde a una causa mental. Si esto es así y toma la forma de una firme certeza en mis creencias, estoy en condiciones de afirmar, de que soy un ser creador.

La identificación con un aspecto irreal de nosotros mismos, nos ha llevado a creer que hemos perdido la conexión con la Fuente, es decir, nos ha llevado a olvidar que formamos parte inseparable de la Mente de Dios. 

El término recordar significa "volver a pasar por el corazón". Y es a nuestro corazón y no a nuestra mente, donde debemos entregar nuestras decisiones. El corazón es unificador, mientras que la mente es selectiva. Preguntemos a nuestro corazón, ¿quiénes somos? Y la respuesta no será razonada, no nos contestará "eres un hombre o una mujer, de nombre tal y de profesión cual". No, la respuesta del corazón será inspirada: "eres un Ser Divino; eres la Vida".

Reflexión: ¿Pueden las imágenes de este mundo recordarnos a Dios?

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