jueves, 26 de septiembre de 2024

Capítulo 14. X. La igualdad de los milagros (3ª parte).

X. La igualdad de los milagros (3ª parte).


9. Esto es típico de los juicios del ego. 2Por separado, parecen ser coherentes, pero enlázalos, el sistema de pensamiento que resulta de ese enlace es incoherente y totalmente caótico. 3Pues la forma no es suficiente para impartirle significado, y la falta de contenido subyacente impide la viabilidad de un sistema de pensamiento cohesivo. 4La separación sigue siendo, por lo tanto, la condición, que el ego siempre elegirá. 5Pues por su cuenta nadie puede juzgar al ego correctamente. 6Sin embargo, cuando dos más se unen para ir en busca de la verdad, el ego ya no puede defender por más tiempo su falta de contenido. 7El hecho de que puedan unirse les indica que el sistema de pensamiento del ego es falso.

El sistema de pensamiento característico del ego, fracciona la verdad en tantas partes, que hace imposible reconocerla. El juicio, basado en la interpretación de las formas, impide que la mente descubra el hilo sagrado que mantiene unidas a las mentes, al proceder de la misma Fuente. Dirigir la mirada al exterior en un afán de dar significado a las cosas, nos lleva a interpretar tan sólo el envoltorio, lo que lleva a reafirmar la creencia en la separación.

Tan sólo cuando cambiamos la orientación de nuestra mirada y la dirigimos hacia el interior, podremos descubrir lo esencial, esto es, reconocer la unicidad que nos mantiene unidos a todo lo creado y, fundamentalmente, al resto de la humanidad.

La garantía de que la verdad prevalecerá por encima de la ilusión, es una realidad, por la sencilla razón de que somos el Hijo de Dios, creados de la Esencia del Amor, cuya manifestación en el plano denso da lugar a la fuerza de atracción. La mente reconocerá la verdad, no por su forma, sino por su contenido. La forma cambia permanentemente, por lo que no vibra a la fuerza del Amor, de la verdad, de la realidad. Mientras que el contenido siempre fluye desde el Amor, desde la Unidad.

10. Es imposible recordar a Dios en secreto y a solas. 2Pues recordarle significa que no estás solo y que estás dispuesto a recordar ese hecho. 3No pienses acerca de ti, pues ninguno de los pensamientos que albergas es tuyo únicamente. 4Si quieres recordar a tu Padre, deja que el Espíritu Santo ponga orden en tus pensamientos y te dé la única respuesta con la que Él responde. 5Todo el mundo anda en busca de amor al igual que tú, pero no pueden saberlo a menos que se unan a ti en esa búsqueda. 6Si emprendéis la búsqueda juntos, la luz que os acompañará será tan poderosa que impartirá significado a todo lo que veáis. 7La jornada que se hace en solitario está destinada al fracaso porque ha excluido lo que quiere encontrar.

El ego busca ser especial, pues se siente diferente y separado de los demás. Su existencia adquiere valor, cuando demuestra su superioridad sobre el otro. Confunde la acción de participar con la de competir, y, su vida, se convierte en una alocada carrera por ser el mejor, no importándole lo más mínimo lo que tenga que hacer para conseguir ese objetivo.

El Hijo de Dios es el fruto del Pensamiento Creador emanado de la Mente de Su Hacedor, por tal razón, Padre e Hijo son una misma Mente, donde tan sólo puede imperar la Unidad. 

Sin embargo, el Hijo de Dios, imaginó una realidad diferente dando lugar a la creencia en la separación. 

Como bien se recoge en este punto del Capítulo que estamos analizando, es imposible recordar a Dios en secreto y a solas, o lo que es lo mismo, no podemos reconocer lo que somos, si decidimos mirar hacia el exterior e interpretar que no existe unidad entre lo que somos y lo que percibimos. La salvación solo es posible cuando decidimos ir de la mano con nuestros hermanos de Filiación.

11. De la misma manera en que Dios se comunica con el Espíritu Santo en ti, de igual modo el Espíritu Santo te traduce Su comunicación a través de ti para que puedas entenderla. 2Ninguna comu­nicación de Dios es secreta, pues todo lo que es Suyo está al descubierto y es completamente accesible a todos, puesto que es para todos. 3Nada puede vivir en secreto, y lo que tú quisieras ocultarle al Espíritu Santo no existe. 4Ninguna interpretación que hagas de un hermano tiene sentido. 5Deja que el Espíritu Santo te muestre a tu hermano y te enseñe tanto su amor como sus peticio­nes de amor. 6Ni tu mente ni la de tu hermano albergan otros órdenes de pensamiento que no sean estos dos.

Reconocer en nuestros hermanos su identidad divina, es recordar a Dios. Este reconocimiento no será posible si elegimos como maestro al ego, pues, como ya sabemos, su sistema de pensamiento se basa en la creencia en la separación.

Para recordar a Dios en el reconocimiento de la identidad divina de nuestros hermanos, debemos poner nuestra mente al servicio de la Mente Recta, del Espíritu Santo. Él nos mostrará el lugar santo donde se producirá el reencuentro con la verdad.

12. El milagro es el reconocimiento de que esto es verdad. 2Allí donde hay amor, tu hermano no puede sino ofrecértelo por razón de lo que el amor es. 3Pero donde lo que hay es una petición de amor, tú tienes que dar amor por razón de lo que eres. 4Dije antes que este curso te enseñará a recordar lo que eres y te restituirá tu Identidad. 5Ya hemos aprendido que se trata de una Identidad que compartes. 6El milagro se convierte en el medio a través del cual la compartes. 7Reconocerás tu Identidad al ofrecerla donde­quiera que Ésta no se reconoce. 8Y Dios Mismo, Quien ha dispuesto estar con Su Hijo eternamente, bendecirá cada acto de reconocimiento de Su Hijo con todo el Amor que le profesa. 9El poder de todo Su Amor estará presente en todos los milagros que le ofrezcas a Su Hijo. 10¿Cómo podría ser, entonces, que hubiese grados de dificultad en los milagros?

La vida, debe ser vivida como un milagro, pues, en verdad, el tiempo es trascendido y cada instante, cada presente, nos ofrece la oportunidad de recordar y reconocer lo que somos, el Hijo de Dios, que junto a nuestros hermanos, formamos la Filiación Divina.

Es por ello, que el milagro se convierte en el medio a través del cual, compartimos el reconocimiento de lo que realmente somos.  

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