CURACION EN SABADO DEL HOMBRE DE LA MANO SECA
1 Entró de nuevo en la sinagoga, donde había un hombre
con una mano seca 2 y le observaban a ver si le curaba en Sábado para poder
acusarle. 3 Y dice al hombre de la mano seca: Levántate y sal al medio. 4 Y les
dice: ¿Es lícito en Sábado hacer bien o mal, salvar una vida o matarla? Y ellos
callaban, 5 y dirigiéndoles una mirada airada, entristecido por la dureza de su
corazón, dice al hombre: Extiende tu mano. La extendió y fuele restituida la
mano. 6 Saliendo los fariseos, luego se concertaron con los herodianos contra
El para perderle.
Con
el capitulo III de Marcos, abordamos los Trabajos correspondiente al signo de
Sagitario, tercero del Elemento Fuego. En cábala, toda fuerza que se manifieste
en tercer lugar, la exteriorizadora, está bajo la regencia de Binah-Ley. Por lo
tanto, tenemos que adelantar que, la enseñanza propia de Sagitario, tiene como
propósito exteriorizar la ley del Fuego, la moral, la consciencia. El Sagitario
tiene como misión revelar al mundo el camino de la unidad, el cual se expresa
en el mundo actual, donde prevalece la conciencia de división y separación,
como el camino del bien y el camino del mal.
En
el pasaje evangélico, Marcos sitúa a Jesús entrando de nuevo en la sinagoga
que, como hemos visto a lo largo de esta obra, simboliza la consciencia.
Diremos pues que, la naturaleza del Amor, alcanza el nivel de la consciencia,
siempre con el propósito de curar y enseñar. En la sinagoga-consciencia, en
este caso hace referencia a la consciencia de Sagitario, se encuentra con un
hombre con una mano seca. El hombre representa la tendencia activa que está en
analogía con el impulso motor de la voluntad. Así, podríamos traducir este
encuentro como el descubrimiento de una voluntad, cuyo poder ejecutivo, la mano
con la que actúa, está seca, carece de ella. No es una situación que debamos
eludir si en verdad queremos que nuestra consciencia Crística, tras haber
conquistado nuestra consciencia moral, se convierta en Obra.
No
podemos permitir que la fuerza masculina, encargada de movilizar nuestra
consciencia, permanezca imposibilitada de hacerlo.
Desde
la lógica del mundo del rigor y la ley, desde la
Columna de la
Izquierda , la morada de los fariseos y escribas, el Sábado, es
decir, la ley, no puede consentir que ese hombre con una mano seca -que aunque
el autor no lo diga, seguramente seria la izquierda- que se encuentra pagando
su karma por haber violado las leyes naturales, sea curado en ese día. Esto
mismo tiene una interpretación más fácil de entender. Si hemos cometido un
error debemos pagar, y ningún perdón nos liberará de ello. Esa es la lógica de
la ley antigua.
Sin
embargo, Jesús, el nuevo soplo, la
Nueva Consciencia , profundamente conmovido, plantea una cuestión
que resume maravillosamente los Trabajos que el Alma debe realizar cuando se
encuentre en la consciencia de Sagitario:
¿Es
lícito en Sábado hacer bien o mal, salvar una vida o matarla? En efecto,
Sagitario debe preguntarse, ¿seguiré la voz de Binah, que por su regencia en la
dinámica VAV del Sagitario me lleva a practicar la ley con el propósito de
velar por el cumplimiento del bien y del mal? o, ¿seguiré esa otra voz que ha
sido conquistada en la etapa anterior -Leo-Hochmah-Amor, y que me impulsa a
practicar el perdón?
Los
fariseos callaron y no reconocieron que es más importante salvar una vida,
aunque con ello no estemos respetando la ley del Sábado.
Viene
a mi mente el recuerdo de una experiencia que me lleva a reflexionar sobre este
complejo tema. He sido testigo en el hospital donde trabajo, cómo enfermos que
requerían una transfusión de sangre con urgencia, se han negado a ello
argumentando su filiación religiosa. Muchos de estos casos, llegan a las
tribunas judiciales pues, el médico se ve impotente para ayudar a salvar la
vida de estos pacientes.
La
cuestión que se plantea a niveles de consciencia, es la siguiente. ¿Debemos
aplicar la ley inscrita en la religión y dejar morir a un ser humano, o por el
contrario, debemos dejar a un lado esos preceptos prohibitivos y, dejándonos
llevar por el amor, salvar la vida de ese ser?
Jesús,
viendo la dureza de corazón en los representantes de la ley, dice al hombre, es
decir, a nuestra voluntad activa en la consciencia: "extiende tu
mano"; esto es, actúa con amor y perdona tus propias culpas.
La
extendió, actuó, practicó el perdón y, entonces, le fue restituida la mano, la
capacidad de movilizar la
Nueva Consciencia en obras.
Los
fariseos, cuando son testigos de que su antigua ley, sus creencias, se
tambalean haciendo peligrar su situación social, es decir, cuando nuestra
antigua consciencia deja de tener sentido, deja de tener seguidores, entonces
recurren a los argumentos herodianos, para ir contra la
Nueva Consciencia y perderla. Estos herodianos son las tendencias
que siguen a la autoridad reinante en nuestra naturaleza material desde mucho
antes de que se produjera en nosotros el nacimiento de la consciencia Crística.
Habría
que hablar mucho de esa autoridad herodiana con relación a nuestra personalidad
física pero, en este punto, tocamos un aspecto de interés: las dos
personalidades del ser, la herodiana y la de Jesús, la material y la
espiritual, hablan diferentes idiomas. La primera persigue con extremo celo su
perpetuidad, y su propósito es el apego y la posición pues, ambos aspectos, le
aportan seguridad. Sin embargo, la dinámica de la vida nos enseña, que el
aspecto material de la vida no es eterno, y sí, en cambio, esta sujeto a la ley
natural del Yod-He-Vav-2º He; es decir, del mismo modo que nace, debe morir.
Ahora bien, la personalidad espiritual no persigue la perpetuidad, pues ella
sabe que es eterna. Su propósito no es poseer, sino dar; no es apegarse, sino la
libertad. Su crecimiento y desarrollo no están sujetos a la ley material
-JEHOVÁ-; el Espíritu tiene principio, pero no tiene fin.
Cuando,
en nuestra evolución, decidimos conquistar la consciencia Crística, es lógico
que vayamos igualmente desligándonos de la
Ley de Jehová -Yod, He, Vav, 2º He-, al tiempo que nos hacemos más
participes de nuestra eternidad. Dejamos de alimentar las necesidades del
Cuerpo Material, abandonamos antiguos hábitos, y los obreros que habían
construido ese mundo se ven de pronto amenazados de perder sus empleos. Es por
ello que buscamos a los seguidores de la autoridad que ha gobernado esa
personalidad, la herodiana, y le pedimos recursos para que no desaparezca su
mundo.
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