Sol, no recordaba una mañana tan triste como aquella que anunciaba el nuevo amanecer.
Con el rostro apesadumbrado y ojeroso por el llanto, que no cesaba de ahogar su garganta, nuestra pequeña protagonista apenas si podía encontrar una razón para seguir conviviendo en aquel lugar, en el que hasta entonces había crecido feliz.
Aún podía oír como lo estuviera viviendo una y otra vez, la conversación que mantuvieron sus padres. No comprendía muy bien porque motivo discutían tan acaloradamente. Su madre acusaba a su padre de que nunca estaba en casa, y su padre molesto por ese comentario, se quejaba de que ella no podía controlar su vida.
Mal estaban las cosas -pensó Sol-, y buscando una razón, se dijo que tal vez la culpable de que sus padres discutiesen era ella, y lo mejor que podía hacer para ayudarles era marcharse de casa, así no tendrían por qué preocuparse.
Convencida de que hacía lo correcto, escribió una nota a sus padres en la que decía los motivos de su marcha. Aprovechando la oscuridad de la noche, la pequeña Sol se confundió entre las sombras y abandonó su hogar, estaba segura de que era lo mejor para todos, pero no pudo evitar que su única compañera en aquella desesperada aventura fuese la tristeza.
Cuando amaneció a la mañana siguiente, Sol se encontraba muy lejos de su hogar. Había caminado durante toda la noche y ahora se sentía agotada, por lo que busco cobijo entre unos árboles donde quedó profundamente dormida. Durante su sueño, se encontró con un Ángel que la llamó por su nombre:
- Sol, Sol, soy Iezalel, el Ángel de la Fidelidad. He visto que algo te preocupa y quiero ayudarte -le dijo en tono muy dulce-.
Sol que no se sintió muy asombrada, le contestó:
Y diciendo esto, el Ángel le mostró unas imágenes donde pudo comprobar el profundo dolor de sus padres, que abrazados lloraban la pérdida de su hija.
La joven Sol, quedó tan impresionada que se despertó con profunda ansiedad. Debía volver cuanto antes a casa, pues sus padres la necesitaban para ser felices.
Y así fue. Cuando sus padres la vieron regresar, se fundieron con ella en un estrecho abrazo. Sol había reconciliado a sus padres y de paso había aprendido que EL AMOR ES SIEMPRE UN LAZO DE UNION.
Fin
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