miércoles, 13 de noviembre de 2019

Un homenaje al amor, a través del refranero - 3ª parte


“Amor loco, hoy por ti y mañana por otro”.

La narrativa de la vida nos ha legado un aspecto del amor que, en ocasiones, presenta a la naturaleza humana presa de un aspecto pasional que le lleva a cometer acciones muy cercanas a la locura. Y es que el amor no siempre viene acompañado de la razón.

Este refrán nos indica, que cuando el amor está falto de esa razón, que ha de guiarle por el buen camino, entonces se manifestará de un modo irresponsable, y no sellará su compromiso con la persona amada, no teniendo reparo en el daño que causa a su alrededor, cuando pone en práctica sus conquistas amorosas.

“Amor grande, vence mil dificultades”.

Me gusta este dicho popular, pues dota al alma humana de un gran poder. Quizás mis propias experiencias, sean las que me lleven a comprender su profundo significado, pues es verdad, que cuando se pasan dificultades en la vida, cuando contamos con el amor profundo y sincero de la persona amada, dichas dificultades se afrontan con un espíritu optimista y triunfador.

Es por ello, que la apuesta que hay que hacer en nuestras relaciones, es amar al otro con grandeza, de tal modo, que la persona amada sienta nuestro amor como un sólido pedestal donde apoyarse en los momentos difíciles. Juntos, unidos, no habrá pruebas que no seamos capaces de superar.  

“Amores nuevos olvidan los viejos”.

Otras de las vivencias que acompaña la experiencia del amor, “amores nuevos olvidan los viejos”. El matiz que quiero señalar, eligiendo el análisis de este refrán, es la gran capacidad que tienen las emociones para amoldarse a las circunstancias. Esa propiedad la observamos en el agua, el elemento que está relacionado con las emociones. El agua se amolda a todos los objetos; el amor adquiere esa cualidad, en la medida que lo envuelve todo.

El agua, al mismo tiempo es influenciable, en la medida, en que refleja todo cuanto se proyecta sobre ella, aportando una imagen de lo proyectado. Esa identificación, esa capacidad de empatizar, la encontramos igualmente en el amor.

Las emociones se comportan como un recipiente cuyo fin es contener el elemento líquido. Bebemos de él, y el espacio que deja es susceptible de ser rellenado por nuevo líquido. De este modo, cuando nuestro “recipiente” personal, nuestra capacidad de sentir, de emocionarnos, de amar, se consume, un nuevo sentimiento ocupará su lugar, y lo que amábamos antes con intenso ardor, se sustituye por un nuevo deseo, que nos hará sentir tan vivo como el anterior.

Ya hemos dicho en otra parte de estas reflexiones, que el amor se expresa con múltiples rostros. El aspecto que acabamos de describir responde al rostro del amor que se identifica con el Elemento Agua. Cuando lo hace a través del Elemento Aire, interviene la razón como la fuerza que canalizará la energía afectiva hacia un compromiso responsable de lo que amamos y deseamos. La comprensión es entonces el nuevo rostro del amor y esa capacidad de entendimiento, nos llevará canalizar nuestros sentimientos de un modo más armonioso y estable.

Ahora os dejo, una nueva entrega de refranes que hablan del amor… Los he seleccionado alfabéticamente. Vendrán muchos más.

“Amor irresoluto, mucha flor y poco fruto”.
“Amor no sufre ausencia”.
“Amor sin celos, no lo dan los cielos”.
“Amor trompetero, cuantas veo tantas quiero”.
“Amor y calentura, en la boca se asegura”.
“Amor y dinero nunca fueros compañeros”.
“Amor y fortuna no tienen defensa alguna”.
“Amor y viento, uno se va y vienen ciento”.
“Amor y vino, sin desatino”.
“Amor, amor, malo al principio y al fin peor”.
“Amor, dinero y cuidado, no puede estar disimulado”.
“Amor, tos y dinero, llevan cencerro”.
“Amor, tos, humo y dinero, no se pueden encubrir mucho tiempo”.
“Amor, viento y ventura, poco duran”. 

Continuará…

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