miércoles, 20 de diciembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 354

LECCIÓN 354

Cristo y yo nos encontramos unidos en paz y seguros de nuestro propósito. Su Creador reside en Él, tal como Él reside en mí.


1. Mi unidad con el Cristo me establece como Tu Hijo, más allá del alcance del tiempo y libre de toda ley, salvo de la Tuya. 2No tengo otro ser que el Cristo que vive en mí. 3No tengo otro propósito que el Suyo. 4Y Él es como Su Padre. 5Por lo tanto, no puedo sino ser uno Contigo, así como con Él. 6Pues, ¿quién es Cristo sino Tu Hijo tal como Tú lo creaste? 7¿Y qué soy yo sino el Cristo en mí?

¿Qué me enseña esta lección? 

Esta lección da continuidad a la de ayer, en la que veíamos lo que representa el Espíritu Crístico, la puerta que nos conduce a la Liberación, a la Salvación, a través del Arquetipo del Amor Incondicional.

Ese Espíritu de Amor, es nuestra verdadera Esencia, ya que nuestro Padre nos ha creado a Su Imagen y Semejanza, es decir, Somos portadores, potencialmente, de sus Atributos, de la Esencia que emana permanentemente de su Mente Creadora.

La Tradición Esotérica nos enseña que Dios se manifiesta en su aspecto Trino, o lo que es lo mismo, como Padre, Hijo y Espíritu Santo. El aspecto Padre está en analogía con el Principio de la Voluntad. El aspecto Hijo, está en analogía con el Principio del Amor y de la Sabiduría y representa como Arquetipo al Cristo. El aspecto Espíritu Santo, está en analogía con el Principio de la Inteligencia Creadora y representa como Arquetipo a Jehová.

Como vemos, el aspecto Hijo y la Esencia Crística se encuentran estrechamente relacionados y podemos decir, que forman una misma Unidad. Con ello, quiero decir, que el Hijo de Dios es realmente, en esencia, el Espíritu de Cristo, pues ambos son el fruto del Amor del Padre.

Cuando nuestra conciencia trascienda su identificación con el mundo de la ilusión, con el mundo de la división, con el mundo irreal y temporal, despertará su verdadera esencia, la misma que ha permanecido oculta en espera de que se tome consciencia de su única realidad. Esa realidad es que Somos Seres de Luz y Amor, más allá de los límites del tiempo y más allá de toda ley, salvo la Ley Verdadera que nos hace Eternos.

Ejemplo-Guía: "Hermano, veo en ti al Cristo que hay en mi"

¿Te imaginas ese mundo? Un mundo en el veamos, en cada uno de nuestros hermanos, el Rostro de Cristo, esto es, la Esencia del Amor.

¿Puedes hacer un esfuerzo de imaginación y ver la Inocencia y la Impecabilidad en cada uno de los  hombres?

Sin duda alguna, ese mundo es el añorado por todos los Hijos de Dios. Es un mundo donde reina la Paz y la Felicidad. Donde el único propósito que nos mueve, es extender el Amor que nos anima.

Si juntos, somos capaces de compartir el fruto de ese acto de imaginación, estaremos creando un vínculo muy cercano a la percepción verdadera. Estaremos creando un canal a través del cual podamos experimentar la ilimitada fuerza del Amor.

Esa es mi invitación.

Reflexión: Soy Cristo, el Hijo de Dios.

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