LECCIÓN 356
La
enfermedad no es sino otro nombre para el pecado. La curación no es sino otro
nombre para Dios.
El
milagro es, por lo tanto, una invocación que se le hace a Él.
1. Padre, prometiste que jamás dejarías de contestar
cualquier petición que Tu Hijo pudiese hacerte. 2No importa dónde esté, cuál parezca ser su problema
o en qué crea haberse convertido. 3Él es Tu Hijo, y Tú
le contestarás. 4El milagro es un
reflejo de Tu Amor, y, por lo tanto, es la contestación que él recibe. 5Tu
Nombre reemplaza a todo pensamiento de pecado, y aquel que es inocente jamás puede
sufrir dolor alguno. 6Tu Nombre es la
respuesta que le das a Tu Hijo porque al invocar Tu Nombre él invoca el suyo
propio.
¿Qué me enseña esta
lección?
La enfermedad, al igual que el pecado, reclama redención, reclama
castigo, reclama purificación. El sentimiento
que la mueve, es la culpa. Con la manifestación de la enfermedad, se completa
el ciclo de causa-efecto, la ley que impera en el mundo físico y cuyo propósito
no es otro que el hacernos conscientes de la relación existente entre nuestra
mente (causa) y nuestro cuerpo (efecto).
La trascendencia que se oculta en la errónea creencia en el pecado y en
la enfermedad, lleva al Hijo de Dios, a planificar su existencia en base a un
continuo ir y venir al mundo de las formas, donde ha fijado el momento de la
transgresión de la ley y donde debe resolver el instante de la redención. Esta dinámica
ha dado lugar al proceso conocido como reencarnación, donde cada vida, se
interpreta como una nueva oportunidad de corregir los errores cometidos en el
pasado. Desde ese punto de vista, la "reencarnación" es una ilusión, pues forma parte del sistema de pensamiento del ego.
Desde esa visión, el Hijo de Dios, haciendo uso de la mente errada, establece vínculos y
relaciones basados en la necesidad de compensar, de restituir, de pagar deudas contraídas
en el pasado. Así vemos como se consolidan familias donde sus componentes se
ven atraídos por lazos de amor-odio; trabajos que tratan de hacernos
conscientes de la dinámica que debemos restituir socialmente; relaciones de
pareja inspiradas en deudas de amor, etc.
Esa necesidad percibida por el Hijo de Dios, le lleva a configurar un
cuerpo acorde a sus deudas kármicas, es decir, limitado, enfermo,
imposibilitado, con restricciones y débil, cuando el programa que se desea
aprender trata de hacernos conscientes de las limitaciones interpuestas por
nuestra mente.
Hoy, muchas ramas o metodologías de la salud, apuestan por sanar la mente
como vía previa para sanar el cuerpo.
Todo forma parte del sueño que estamos viviendo a nivel de conciencia.
Cuando se produzca el despertar que ha de permitirnos tomar consciencia de lo que
Somos, comenzaremos a practicar la fuerza del Amor y haremos uso del perdón
como expresión de nuestra condición divina. Ya no veremos a un ser pecador, ni
enfermo. Nuestra visión aceptará las limitaciones de nuestro vehículo material
y pondrá al servicio de la mente la Expiación, es decir, la corrección de los
errores que nos han mantenido atado a la falsa creencia en el dolor como vía de
rectificación.
Comprenderemos que el rigor no es la única vía para aprender. Podemos
hacerlo por la vía del Amor, y para ello, repito, es necesario, perdonar,
perdonar como principio de vida.
Hoy decido no ver la enfermedad, no ver el pecado y sí, en cambio,
pasar por alto, todos los errores cometidos en
un pasado, de modo que viva en eterno presente, abierto al milagro que nuestro
Padre nos ofrece al elegir la fuerza del Amor por encima de todas las cosas.
Ejemplo-Guía: "Sobre la reencarnación"
Creer en la reencarnación, es creer en el tiempo, en sus manifestaciones del estado pasado y futuro. Ya sabemos, que la creencia en el tiempo es fruto del aprendizaje adquirido a través del mundo de la percepción y forma parte del sistema de pensamiento del ego.
El tercer Libro del Curso de Milagros, conocido por el Manual del Maestro, dedica un apartado a hablar sobre la reencarnación. Veamos que nos dice:
Ejemplo-Guía: "Sobre la reencarnación"
Creer en la reencarnación, es creer en el tiempo, en sus manifestaciones del estado pasado y futuro. Ya sabemos, que la creencia en el tiempo es fruto del aprendizaje adquirido a través del mundo de la percepción y forma parte del sistema de pensamiento del ego.
El tercer Libro del Curso de Milagros, conocido por el Manual del Maestro, dedica un apartado a hablar sobre la reencarnación. Veamos que nos dice:
¿EXISTE LA REENCARNACIÓN?
1. En última
instancia, la reencarnación es imposible. 2El pasado no existe ni el
futuro tampoco, y la idea de nacer en un cuerpo ya sea una o muchas veces no
tiene sentido. 3La reencarnación, por lo tanto, no puede ser verdad
desde ningún punto de vista. 4Nuestra única pregunta debería ser:
"¿Es un concepto útil?" 5Y eso depende, por supuesto, del uso que se le dé. 6Si se usa
para reforzar el reconocimiento de la naturaleza eterna de la vida, es
ciertamente útil. 7¿Qué otra pregunta con respecto a la reencarnación
podría ser útil para arrojar luz sobre el camino? 8Al igual que
muchas otras creencias, ésta puede usarse desacertadamente. 9En el
mejor de los casos, el mal uso que se hace de ella da lugar a preocupaciones y
tal vez a orgullo por el pasado. 10En el peor de los casos, provoca
inercia en el presente. 11Y entre estos dos extremos, puede dar
lugar a muchísimas insensateces.
2. La reencarnación no sería, en
ningún caso, el problema con el que hay que lidiar ahora. 2Si la reencarnación fuese responsable de algunas de las
dificultades a las que el individuo se enfrenta ahora, la única tarea de éste
seguiría siendo la de escapar de ellas ahora. 3Si lo que está
haciendo es sentando las bases para una vida futura, aun así sólo puede
solventar el asunto de su salvación ahora. 4Puede que algunos hallen
consuelo en el concepto, y si ello los consuela, su valor es evidente. 5Lo cierto es, sin embargo, que tanto los que creen en
la reencarnación como los que no, pueden encontrar el camino que conduce a la
salvación. 6Por lo tanto, no puede considerarse que sea una idea
esencial en el programa de estudios. 7Siempre existe cierto riesgo
en ver el presente en función del pasado. 8Mas siempre hay algo
bueno en cualquier pensamiento que refuerce la idea de que la vida y el cuerpo
no son lo mismo.
3. Para nuestros propósitos, no
sería útil adoptar una postura definitiva al respecto. 2Un maestro
de Dios debe ser igualmente útil para los que creen en la reencarnación como
para los que no. 3Exigirle una postura definitiva simplemente
limitaría su utilidad, así como su propia capacidad de decisión. 4Nuestro
curso no se ocupa de ningún concepto que no sea aceptable para cualquier
persona, independientemente de sus creencias previas. 5Bastante
tendrá con lidiar con su ego, como para añadir controversias sectarias a su
carga. 6Tampoco sería ventajoso que alguien aceptara el curso
prematuramente, solo porque éste apoya una creencia que él ha albergado por
mucho tiempo.
4. No puede hacerse demasiado
hincapié en el hecho de que lo que el curso se propone es una completa inversión
del pensamiento. 2Cuando esto finalmente se logre, cuestiones tales
como la validez de la reencarnación dejarán de tener sentido. 3Hasta
entonces, es probable que sean simplemente motivo de controversia. 4El
maestro de Dios, por lo tanto, hará bien en alejarse de todas esas cuestiones,
ya que aparte de ellas es mucho lo que tiene que enseñar y aprender. 5Debe
aprender y enseñar que las cuestiones teóricas no son más que una pérdida de
tiempo, puesto que desvían al tiempo del propósito que se le asignó. 6Si
un concepto o una creencia tiene aspectos útiles, se le dirá. 7También
se le dirá cómo usarlos. 8¿Qué más necesita saber?
5. ¿Quiere decir esto que el
maestro de Dios no debe creer en la reencarnación, ni discutirla con otros que
sí creen en ella? 2¡Por supuesto que no! 3Si él cree en
la reencarnación, sería un error que renunciase a su creencia a menos que su
Maestro interno así se lo aconsejase. 4Y eso es muy poco probable. 5Es
posible que se le indique que está haciendo un mal uso de la creencia, de tal
manera que ello resulta perjudicial tanto para el progreso de su alumno como
para el suyo propio. 6En ese caso se le recomendaría una
re-interpretación, puesto que ésta sería necesaria. 7Lo único que se
tiene que reconocer, no obstante, es que el nacimiento no fue el principio y
que la muerte no es el final. 8Mas ni siquiera esto se requiere del
principiante. 9Él sólo necesita aceptar la idea de que lo que sabe
no es necesariamente todo lo que es posible aprender. 10Su jornada
habrá comenzado.
6. El énfasis de este curso es
siempre el mismo: en este momento es cuando se te ofrece total salvación, y en
este momento es cuando puedes aceptarla. 2Ésa sigue siendo tu única
responsabilidad. 3La Expiación se puede equiparar a la escapatoria
total del pasado y a la total falta de interés por el futuro. 4El
Cielo está aquí. 5No existe ningún
otro lugar. 6El Cielo es ahora. 7No existe ningún otro
tiempo. 8Los maestros de Dios no se interesan por ninguna otra
enseñanza que no conduzca a esto. 9Todas las creencias apuntan a
ello si han sido interpretadas correctamente. 10En este sentido, se
puede decir que su verdad está determinada por el provecho que resulte de
ellas. 11Todas las creencias que facilitan el progreso se deben
respetar. 12Éste es el único criterio que este curso requiere. 13No
se requiere nada más.
Reflexión: El perdón pone fin a la necesidad del tiempo para lograr el aprendizaje del amor.
Reflexión: El perdón pone fin a la necesidad del tiempo para lograr el aprendizaje del amor.
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