sábado, 27 de abril de 2024

Capítulo 8. IV. El regalo de la libertad.

 IV. El regalo de la libertad.

1. Si lo que la Voluntad de Dios dispone para ti es paz y dicha absolutas, y eso no es lo único que experimentas, es que te estás negando a reconocer Su Voluntad. 2Su Voluntad no fluctúa, pues es eternamente inmutable. 3Cuando no estás en paz ello se debe únicamente a que no crees que estás en Él. 4Mas Él es el Todo de todo. 5Su paz es absoluta y tú no puedes sino estar incluido en ella. 6Sus leyes te gobiernan porque lo gobiernan todo. 7No pue­des excluirte a ti mismo de Sus leyes, si bien puedes desobedecer­las. 8Si lo haces, no obstante, y sólo en ese caso, te sentirás solo desamparado porque te estarás negando todo.

Seguro, que, desde el sistema de pensamiento del ego, encontraremos muchos argumentos para negar la afirmación de este punto, pues nos diríamos "si Dios es el Todo de todo, cómo permite que su Hijo experimente el dolor y el sufrimiento". Es evidente, que el razonamiento del ego, sus argumentos, no nos dicen que el dolor y el sufrimiento es el efecto de pensar desde el miedo y desde la creencia en la separación.

La Voluntad de Dios es: "extiende lo que eres". Si somos amor, debemos crear desde el amor, extendiéndolo en la visión del otro. Cuando nuestra mente sirve al Amor, el dolor y el sufrimiento no tienen cabida. El Amor no creó el vehículo corporal, ni creó las leyes que rigen su dimensión.

2. He venido como una luz a un mundo que en verdad se ruega todo a sí mismo. 2Hace eso simplemente al disociarse de todo. 3Dicho mundo es, por lo tanto, una ilusión de aislamiento que se mantiene vigente por miedo a la misma soledad que es su ilusión: 4Os dije que estaría con vosotros siempre, incluso hasta el fin del mundo. 5Por eso es por lo que soy la luz del mundo: 6Si estoy contigo en la soledad del mundo, la soledad desaparece. 7No pue­des mantener la ilusión de soledad si no estás solo. 8Mi propósito, pues, sigue siendo vencer el mundo. 9Yo no lo ataco, pero mi luz no puede sino desvanecerlo por razón de lo que es. 10La luz no ataca a la oscuridad, pero la desvanece con su fulgor. 11Si mi luz va contigo a todas partes, tú desvaneces la oscuridad conmigo. 12La luz se vuelve nuestra, y ya no puedes morar en la oscuridad tal como la oscuridad no puede morar allí donde tú vas. 13Acor­darte de mí es acordarte de ti mismo, así como de Aquel que me envió a, ti.


Luz y Amor tienen la misma Fuente, Dios. El Hijo de Dios, ha olvidado que es luz y que es amor, lo que ha dado lugar a la fabricación de un mundo opuesto a esos Principios. Ha fabricado un mundo donde impera la oscuridad, por la ausencia de luz. Recordar lo que Somos, nos llevará a ser conscientes de que hemos sido creados desde la Luz y desde el Amor, por lo que podemos aprender lo que Somos, creando desde la luz y desde el amor.

3. Estabas en las tinieblas hasta que una parte de la Filiación deci­dió acatar completamente la Voluntad de Dios. 2Una vez que esto se logró, todos lo lograron perfectamente. 3¿De qué otra manera sino habría podido lograrse perfectamente? 4Mi misión consistió simplemente en unir la voluntad de la Filiación con la Voluntad del Padre al ser yo mismo consciente de la Voluntad del Padre. 5Ésta es la conciencia que vine a impartirte, y el problema que tienes en aceptarla es el problema de este mundo. 6Eliminarlo es la salvación, y en ese sentido yo soy la salvación del mundo. 7El mundo, por lo tanto, no puede sino aborrecerme y rechazarme, ya que el mundo es la creencia de que el amor es imposible. 8Si aceptases el hecho de que yo estoy contigo estarías negando al mundo y aceptando a Dios. 9Mi voluntad es la Suya, y tu decisión de escucharme es la decisión de escuchar Su Voz y de hacer Su Voluntad. 10De la misma manera en que Dios me envió a ti, yo te enviaré otros. 11E iré a ellos contigo, para que podamos enseñar­les paz y unión.

Qué hermoso mensaje nos deja Jesús. Sus palabras llegan al corazón y nos ilumina el camino a seguir, para Ser Uno con la Voluntad de Padre. 

Interpretar lo que significa hacer la Voluntad de Padre, es tan sencillo como elegir Amar.

4. ¿No crees que el mundo tiene tanta necesidad de paz como tú? 2¿No te gustaría dársela en la misma medida en que tú deseas recibirla? 3Pues a menos que se la des, no la recibirás. 4Si quieres recibirla de mí, tienes que darla. 5La curación no procede de nadie más. 6Tienes que aceptar dirección interna. 7La dirección que recibas no puede sino ser lo que quieres, pues, de lo contra­rio, no tendría sentido para ti. 8Por eso es por lo que la curación es una empresa de colaboración. 9Yo puedo decirte lo que tienes que hacer, pero tú tienes que colaborar teniendo fe en que yo sé lo que debes hacer. 10Sólo entonces decidirá tu mente seguirme. 11Sin esta decisión no podrías curar porque ello supondría que habrías decidido en contra de la curación, y este rechazo de lo que yo he decidido para ti impediría la curación.

No dice Jesús, que, tan sólo dando la paz, podremos recibirla de Él; que, para curar, tenemos que extender nuestro amor, para que de este modo el amor manifieste su efecto de curación.

5. La curación es un reflejo de nuestra voluntad conjunta. 2Esto resulta obvio cuando se examina el propósito de la curación. 3La curación es la manera de superar la separación. 4La separación se supera mediante la unión. 5No se puede superar separando. 6La decisión de unirse tiene que ser inequívoca, o, de lo contrario, la mente misma estaría dividida e incompleta. 7Tu mente es el medio por el cual determinas tu propia condición, ya que la mente es el mecanismo de decisión. 8Es el poder mediante el que te separas o te unes, y, consecuentemente, experimentas dolor o alegría. 9Mi decisión no puede imperar sobre la tuya porque la tuya es tan poderosa como la mía. 10De no ser así, los Hijos de Dios no goza­rían de perfecta igualdad. 11No hay nada que nuestra voluntad conjunta no pueda lograr, pero la mía sola no puede ayudarte. 12Tu voluntad, es tan libre como la mía, y ni siquiera Dios Mismo se opondría a ella. 13Yo no puedo disponer lo que Dios no dis­pone. 14Puedo ofrecerte mi fuerza para hacer que la tuya sea invencible, pero no puedo oponerme a tu decisión sin rivalizar con ella y, consecuentemente, sin violar lo que la Voluntad de Dios ha dispuesto para ti.

La curación no está fuera de nosotros, ni puede venir de algo externo a nosotros. La curación es el estado sublimado de la creencia en la separación. Para alcanzar ese estado sublimado tan solo podremos hacerlo cuando decidimos poner nuestra voluntad al servicio de la Voluntad de Dios, del Amor. Corregir el error que nos mantiene en la creencia en la separación, es el camino de la Expiación que debemos pedir al Espíritu Santo.

6. Nada que Dios creó puede oponerse a tu decisión, de la misma manera en que nada que Dios creó puede oponerse a Su Volun­tad. 2Dios le dio a tu voluntad el poder que ella posee, y yo no puedo sino respetarlo en honor de Su poder. 3Si quieres ser como yo, te ayudaré, pues sé que somos iguales. 4Si quieres ser dife­rente, aguardaré hasta que cambies de parecer. 5Yo puedo ense­ñarte, pero tú tienes que elegir seguir mis enseñanzas. 6¿Cómo podría ser de otra manera, si el Reino de Dios es libertad? 7Nadie puede aprender lo que es la libertad si está sometido a cualquier clase de tiranía, y la perfecta igualdad de todos los Hijos de Dios no se podría reconocer si una mente ejerciese dominio sobre otra. 8Los Hijos de Dios gozan de perfecta igualdad en lo que respecta a su voluntad, por ser todos ellos la Voluntad del Padre. 9Ésta es la única lección que vine a enseñar.

Al igual que el punto anterior, Jesús nos revela que el Hijo de Dios es libre para utilizar los atributos con los que ha sido creado. Si no fuese así, si no gozase de esa libertad, no hubiese sido creado a imagen y semejanza de Su Creador.

7. Si tu voluntad no fuese la mía tampoco podría ser la de nuestro Padre. 2Esto significaría que habrías aprisionado la tuya, y que no le has permitido ser libre. 3Solo no puedes hacer nada porque solo no eres nada. 4Yo no soy nada sin el Padre y tú no eres nada sin mí porque al negar al Padre te niegas a ti mismo. 5Siempre me acor­daré de ti, y en el hecho de que me acuerde de ti radica el que tú te acuerdes de ti mismo. 6En nuestro mutuo recuerdo radica nuestro recuerdo de Dios. 7Y en ese recuerdo radica tu libertad porque tu libertad está en Él. 8Únete, pues, a mí en alabanza de Él y de ti que fuiste creado por Él. 9Éste es nuestro regalo de gratitud hacia Él, que Él a Su vez compartirá con todas Sus creaciones, a las que da por igual todo lo que es aceptable para Él. 10Por ser aceptable para Él, es el regalo de la libertad, que es lo que Su Voluntad dispone para todos Sus Hijos. 11Al ofrecer libertad te liberarás.

"Al ofrecer libertad te liberarás". Así es, siguiendo la enseñanza de que, dando, recibes. Si quieres ser libre, ofrece libertad. Si Dios no nos hubiese hecho libres, nos estaría revelando que no goza de esa libertad. Al hacernos libres, nos muestra que Su Principio y Su Regalo es la Libertad.

8. La libertad es el único regalo que les puedes ofrecer los Hijos de Dios, ya que es el reconocimiento de lo que ellos son y de lo que Él es. 2La libertad es creación porque es amor. 3No amas a quien tratas de aprisionar. 4Por lo tanto, cuando tratas de aprisio­nar a alguien, incluyéndote a ti mismo, no le amas y no te puedes identificar con él. 5Cuando te aprisionas a ti mismo pierdes de vista tu verdadera identificación conmigo y con el Padre. 6Tu identificación es con el Padre y con el Hijo. 7Es imposible que te identifiques con uno y no con el otro. 8Si eres parte de uno, eres parte del otro, ya que ambos son uno. 9La Santísima Trinidad es santa porque es Una. 10Si te excluyes a ti mismo de esta unión, estás percibiendo a la Santísima Trinidad como desunida. 11Tú no puedes sino estar incluido en ella porque la Santísima Trinidad lo es todo. 12menos que ocupes el lugar que te corresponde en Ella y cumplas la función que por ser parte de Ella te corresponde llevar a cabo, la Santísima Trinidad estará tan desposeída como tú. 13Ninguna de Sus partes puede estar aprisionada si es que su verdad ha de conocerse.

"No amas a quien tratas de aprisionar". Si miramos el modo en cómo manifiesta el amor la humanidad, nos resultará evidente de que no expresa el principio de la libertad, lo que significa que estamos confundiendo el significado del amor.

Las conclusiones a las que nos lleva este punto, es una invitación a que reflexionemos sobre los efectos de nuestro "amor" en el mundo. Descubriremos un aspecto muy peculiar del amor, que nos muestra un rostro de dominio y posesividad sobre los demás y que no nos resultará muy difícil descubrir en nuestra convivencia diaria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario