lunes, 2 de diciembre de 2024

Capítulo 16. III. Las recompensas que se derivan de enseñar (3ª parte).

III. Las recompensas que se derivan de enseñar (3ª parte).

7. Este año comenzarás a aprender y a hacer que lo que aprendas sea comparable a lo que enseñas. 2Has elegido esto al estar dis­puesto a enseñar. 3Aunque enseñar parecía ocasionarte dolor, dis­pondrás del gozo que se deriva de ello. 4Pues dicho gozo reside en el alumno, que se lo ofrece al maestro con gratitud y lo comparte con él. 5A medida que sigas aprendiendo, tu gratitud hacia tu Ser, que te enseña lo que Él es, aumentará y te ayudará a honrarlo. 6Y te darás cuenta de Su poder, de Su fuerza y de Su pureza, y lo amarás como Su Padre lo ama. 7Su Reino no tiene límites ni fin, ni hay nada en Él que no sea perfecto y eterno. 8Tú eres todo esto, y no hay nada aparte de esto que pueda ser lo que tú eres.

Cuando lo que se aprende es comparable a lo que se enseña, nos revela que somos conscientes de la unión de las mentes que conforman la Filiación Divina. La Visión de Cristo nos muestra que compartimos con el resto de la humanidad la misma realidad: ser Hijos de Dios. Cuando enseñamos, sabemos que vamos a aprender aquello que estamos enseñando. La interacción del yo con el otro acontece bajo la percepción verdadera, esto es, en el reconocimiento de que formamos parte del Mismo Todo. Dar es recibir y recibimos aquello que damos.

8. Tu santísimo Ser es digno de toda alabanza por lo que eres, y por lo que es Aquel que te creó como eres. 2Tarde o temprano todo el mundo tiene que construir un puente para salvar la brecha que se imagina existe entre sus dos seres. 3Cada cual construye dicho puente, a través del cual salvará la brecha que le separa de su Ser, tan pronto como esté dispuesto a hacer un ligero esfuerzo por construirlo. 4Sus parvos esfuerzos están poderosamente respalda­dos por la fortaleza del Cielo y por la voluntad conjunta de todos los que hacen que el Cielo sea lo que es, al estar unidos dentro de él. 5Y así, todo aquel que está dispuesto a cruzar es literalmente transportado hasta el otro lado.

La dualidad se pone de manifiesto en el mundo que percibimos bajo la creencia en la separación. Nuestra conciencia se encuentra dividida y es prisionera de un sistema de pensamiento donde se debate entre el bien y el mal; entre la ilusión y la verdad; entre el miedo y el amor; entre la oscuridad y la luz; entre el día y la noche. Mientras que nos encontremos en ese estado de percepción, la dualidad parece ganar la partida a la unidad.

Sin embargo, se requieren muchos más esfuerzos para mantener la incoherencia del mundo del ego, la cual está gobernada por la fuerza destructiva de repulsión, que mantener encendida la llama de una vela que nos alumbra una fuerza transformadora, como es el Amor, el cual está gobernado por la fuerza constructiva de atracción.

Un solo esfuerzo dirigido hacia la luz atraerá todas las fuerzas que hacen que el Cielo sea lo que es, el símbolo de la Unidad del Padre y su Filiación.

9. Tu puente está mejor construido de lo que te imaginas, y tus pies están firmemente asentados en él. 2No dudes de que la atrac­ción de los que están al otro lado esperándote no te vaya a ayu­dar a cruzar sin contratiempos. 3Pues llegarás a donde quieres estar, y a donde te aguarda tu Ser.

Es lo que diferencia la fuerza del Amor de la fuerza del miedo. El Amor atrae, mientras que el miedo repele. El Amor es real, mientras que el miedo es ilusión. El Amor es la Verdad, mientras que el miedo es la falsedad.

Únete a tu hermano y que vuestras fuerzas se potencien una a la otra. Ese es el comienzo que dará lugar a la masa crítica, lo que propiciará un crecimiento rápido de la verdad que se ha sembrado.

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