miércoles, 4 de diciembre de 2024

Capítulo 16. IV. Las ilusiones y la realidad del amor (2ª parte).

IV. Las ilusiones y la realidad del amor (2ª parte).

4. El amor no es una ilusión. 2Es un hecho. 3Si ha habido desilu­sión es porque realmente nunca hubo amor, sino odio, 4pues el odio es una ilusión y lo que puede cambiar nunca pudo ser amor. 5No cabe duda de que los que eligen a algunas personas como pareja en cualquier aspecto de la vida, y se valen de ellas para cualquier propósito que no desean compartir con nadie, están tratando de vivir con culpabilidad en vez de morir de ella. 6Éstas son las únicas alternativas que ven. 7Para ellos el amor es sólo un escape de la muerte. 8Lo buscan desesperadamente, pero no en la paz en la que él gustosamente vendría hasta ellos quedamente. 9Y cuando descubren que el miedo a la muerte se cierne todavía sobre ellos, la ilusión de que la relación de amor especial es lo que no es se desvanece. 10Cuando se desmantelan las barricadas contra el miedo, éste se abalanza adentro y el odio triunfa.

Todas las estrategias del ego son ilusiones, pues carecen del poder de la verdad. Todas son efímeras y transitorias, por lo que no son reales. Lo que es verdad y real se identifica por su intemporalidad, porque no cambia.

El experto ilusionista, el ego, nos seduce mostrándonos los falsos ropajes del amor. Nos confunde con imágenes que nos tratan de describir lo que es el amor, pero que carecen de lo esencial, para que pueda ser reconocido como tal. Ese amor no aporta libertad a la relación, sino todo lo contrario; aporta condicionamiento y limitaciones. Podemos llamar a ese sentimiento atracción, pasión, pero no debemos confundirlo con el verdadero amor.

5. No hay tal cosa como triunfos de amor. 2Sólo el odio está inte­resado en el "triunfo del amor". 3La ilusión de amor puede triun­far sobre la ilusión de odio, pero siempre costa de convertirlas las dos en ilusiones. 4Mientras perdure la ilusión de odio, el amor será una ilusión para ti. 5Por lo tanto, la única elección que te queda entonces es cuál de las dos ilusiones prefieres. 6En la elección entre la verdad y la ilusión no hay conflicto. 7Si se viesen desde este punto de vista, nadie tendría dudas acerca de cuál elegir. 8Mas el conflicto se manifiesta en el instante en que la elec­ción parece ser entre ilusiones, si bien esta elección es intranscendente. 9Cuando una alternativa es tan peligrosa como la otra, la decisión tiene que ser una de desesperación.

El maestro ilusionista, el ego, no puede ofrecer lo que no tiene. Si el ego es el hijo del miedo, del pecado y de la culpa, lo que ofrecerá serán los frutos de esas creencias, esto es, odio, castigo, limitaciones, conflictos, sufrimientos y rupturas.

El ego no puede concebir nada desde la verdad, pues su existencia es falsa y de lo falso tan sólo pueden surgir ilusiones. 

6. Tu tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado con­tra él. 2No es necesario que busques lo que es verdad, pero sí es necesario que busques todo lo que es falso. 3Toda ilusión es una ilusión de miedo, sea cual fuere la forma en que se manifieste. 4Y el intento de escapar de una ilusión refugiándote en otra no puede sino fracasar. 5Si buscas amor fuera de ti, puedes estar seguro de que estás percibiendo odio dentro de ti y de que ello te da miedo. 6Pero la paz nunca procederá de la ilusión de amor, sino sólo de la realidad de éste.

Maravillosa frase con la que se inicia este punto. Nuestra tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado contra él. No se trata de buscar lo que ya somos, sino de reconocer lo que no somos. No se trata de buscar la verdad, sino de encontrar y desechar lo falso.

Jesús enfatiza que no es fuera de nosotros donde debemos encontrar lo verdadero, sino en nuestro interior, es decir, en nuestra mente y en las creencias que custodiamos celosamente. El mundo que percibimos externamente es el mundo de la ilusión, de lo falso, y esto es así porque lo hemos inventado desde nuestra mente, lo hemos percibido erróneamente.

Si buscamos fuera de nosotros el amor, es porque no nos estamos conociendo en nuestra verdadera realidad, sino que hemos creado una identidad falsa que tan solo fabrica ilusiones.

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