5. Tal vez te resulte difícil evitar resistirte, en una forma u otra, a esta última afirmación. 2Sea cual fuere la forma en que se manifieste dicha resistencia, recuérdate a ti mismo que en realidad tienes miedo de esa clase de pensamiento debido a la "venganza" del "enemigo”. 3No se espera que a estas alturas creas esta afirmación y probablemente la descartarás por considerarla absurda. 4Observa cuidadosamente, no obstante, cualquier señal de temor patente o encubierto que dicha afirmación pueda suscitar.
Mientras que dure la percepción errónea del ego, se creerá en la separación y en la negación del verdadero Ser.
Cuando alcanzamos la certeza de que el mundo que percibimos no es real, nos produce temor, pues no sabemos cómo interpretar la información que recibimos por la vía de los sentidos. El ego, siente un profundo pavor al pensar que el mundo que ha fabricado es contrario a la Voluntad de Dios y opta por competir con el Creador, dando significado a sus proyecciones. Ese significado ilusorio es lo que sustenta su identidad.
Carecer de significado, produce temor, pues pensamos que aquello que nos rodea nos hará daño. Juzgando lo malo podemos alejarnos de ello. Juzgando lo bueno nos sentimos protegidos y felices. Sin embargo, no olvidamos que, al determinar lo percibido como bueno, estamos reconociendo a su opuesto, lo malo, el aspecto rechazado.
Es por ello que debemos ver el mundo percibido
por el ego, sin significado, sin juicio. El único juicio, es el juicio final,
la Expiación, es decir, deshacer el error del juicio dual, para percibir desde
la visión de la Unidad.
Ejemplo-Guía: Mi cuerpo está enfermo.
El ego nunca va admitir que el cuerpo con el que se encuentra identificado, carece de significado, pues si lo hiciese, estaría aceptando que no es real, que es una ilusión y su existencia no tendría razón de ser. Es más, defenderá con todas sus estrategias la creencia de que el cuerpo y su vía de aprendizaje a través de la percepción, son la única identidad verdadera, pues se puede palpar y experimentar.
Desde el punto de vista de su sistema de pensamiento, no le falta razón, pues su verdad está cimentada en el "pensamiento original" que ha dado lugar al error, al que hemos llamado "pecado", al creernos separados de Dios, mejor dicho, al creernos expulsados de la Morada de Dios. El ego cree en el cuerpo, pues de él depende su existencia. Por lo tanto, encontrará argumentos para justificar que el cuerpo puede enfermar y defenderá que será el estado del que goce el cuerpo, el que afectará nuestro estado mental.
Aplicando la enseñanza de esta Lección, obtenemos una nueva visión.
La enfermedad, desde el puno de vista de UCDM, carece de significado, pues está fundamentada en la valoración de unos efectos procedentes de la percepción. Si no es real, si carece de significado, podemos preguntarnos desde la perspectiva del ego, ¿por qué siento dolor? ¿por qué sufro? Detrás de ese pensamiento, hallaremos el miedo, el temor de reconocer que, en verdad, esa creencia en el sufrimiento del cuerpo, no tenga significado, pues de ser así, si todo fuese una proyección, una ilusión basada en la mente que cree en la separación, entonces el ego se desvanecería.
Si el ego defiende su creencia en el mundo que proyecta, sin duda está proclamando que sus creencias se oponen a la Verdad de Dios. Esto hay que entenderlo como una necesidad de ir adquiriendo una visión diferente. Podemos sentir el dolor del cuerpo, pero no atribuirle la culpa de lo que estamos percibiendo, sino ver, que el cuerpo está manifestando una instrucción de la mente. Ello nos permitirá, en un primer término, establecer dónde se encuentra la verdadera causa de todo efecto.
Posteriormente, daremos un paso más y nos centraremos en observar a nuestra mente, al objeto de determinar a quién está sirviendo, a la lección del miedo o a la lección del amor. En ese encuentro con nuestra mente, descubriremos que el dolor emana desde el pensamiento, el cual, lo hacemos visible en el cuerpo. Por ejemplo, hemos tenido un conflicto con nuestro jefe y sus palabras nos han causado un profundo dolor. Al cabo de un tiempo, nuestro estómago se reciente mostrándonos síntomas de dolor. Podemos ir al médico y nos recetará algún medicamento que puede aliviar esos síntomas, pero si verdaderamente queremos restablecer su estado de armonía, es en nuestra mente dónde debemos descubrir la razón por la que nos hemos sentido dolidos. Al final de esa búsqueda, siempre nos encontraremos con una emoción, el miedo, la cual adoptará múltiples rostros.
Cuando hayamos adquirido práctica en el uso de
esa visión, estaremos preparados para dar un nuevo paso y aplicar, en su
totalidad, la enseñanza que nos aporta esta Lección. Desde esa visión,
cualquier efecto procedente del mundo físico, cualquier experiencia que
percibamos, no le daremos significado desde la mente del ego, sino que le daremos
el único significado que podemos darle en este nivel, una vivencia de amor.
Reflexión: ¿Te has planteado alguna vez, que el significado que das a las cosas está condicionado por la fuerza de tus deseos?
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