domingo, 7 de abril de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 98

LECCIÓN 98

Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.

1. Hoy es un día de una consagración especial. 2Hoy vamos a adoptar una postura firme en favor de un solo bando. 3Nos vamos a poner de parte de la verdad y a abandonar las ilusiones. 4No vacilaremos entre una cosa y otra, sino que adoptaremos una firme postura en favor de Dios. 5Hoy nos vamos a consagrar a la verdad, y a la salvación tal como Dios la planeó. 6No vamos a alegar que es otra cosa 7ni a buscarla donde no está. 8La aceptaremos gustosamente tal como es, y desempeñaremos el papel que Dios nos asignó.

2. ¡Qué dicha tener certeza! 2Hoy dejamos de lado todas nuestras dudas y nos afianzamos en nuestra postura, seguros de nuestro propósito y agradecidos de que la duda haya desaparecido y la certeza haya llegado. 3Tenemos una importante función que desempeñar y se nos ha provisto de todo cuanto podamos necesitar para alcanzar la meta. 4Ni una sola equivocación se interpone en nuestro camino. 5Hemos sido absueltos de todo error. 6Hemos quedado limpios de todos nuestros pecados al habernos dado cuenta de que no eran sino errores.

3. Los que están libres de culpa no tienen miedo, pues están a salvo y reconocen su seguridad. 2No recurren a la magia, ni ingenian posibles escapatorias de amenazas imaginarias y desprovistas de realidad. 3Descansan en la serena certeza de que llevarán a cabo lo que se les encomiende hacer. 4No ponen en duda su propia capacidad porque saben que cumplirán debidamente su función en el momento y lugar perfectos. 5Ellos adoptaron la postura que nosotros vamos a adoptar hoy, a fin de que pudiésemos compartir su certeza y aumentarla mediante nuestra aceptación.

4. Todos aquellos que adoptaron la postura que hoy vamos a adoptar nosotros estarán a nuestro lado y nos transmitirán gustosamente todo cuanto aprendieron, así como todos sus logros. 2Los que todavía no están seguros también se unirán a nosotros y, al compartir nuestra certeza, la reforzarán todavía más. 3Y los que aún no han nacido, oirán la llamada que nosotros hemos oído, y la contestarán cuando hayan venido a elegir de nuevo. 4Hoy no elegimos sólo para nosotros.

5. ¿No vale la pena acaso dedicar cinco minutos de tu tiempo cada hora a cambio de poder aceptar la felicidad que Dios te dio? 2¿No vale la pena acaso dedicar cinco minutos de cada hora a fin de reconocer cuál es tu función especial aquí? 3¿Qué son cinco minutos si a cambio de ello puedes recibir algo tan grande que es inconmensurable? 4Has hecho por lo menos mil tratos en los que saliste perdiendo.

6. He aquí una oferta que garantiza tu total liberación de cualquier clase de dolor y una dicha que no es de este mundo. 2Puedes intercambiar una pequeña parte de tu tiempo por paz interior y certeza de propósito, con la promesa de que triunfarás. 3Y puesto que el tiempo no tiene significado, se te está dando todo a cambio de nada. 4He aquí un trato en el que no puedes perder. 5Y lo que ganas es en verdad ilimitado.

7. Ofrécele hoy tu modesta dádiva de cinco minutos cada hora. 2Él impartirá a las palabras que utilices al practicar con la idea de hoy la profunda convicción y firmeza de las que tú careces. 3Sus palabras se unirán a las tuyas y harán de cada repetición de la idea de hoy una absoluta consagración, hecha con fe tan perfecta y segura como la que Él tiene en ti. 4La confianza que Él tiene en ti impartirá luz a todas las palabras que pronuncies, e irás más allá de su sonido a lo que verdaderamente significan. 5Hoy practicas con Él mientras dices:

6Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.

8. En cada uno de los períodos de cinco minutos que pases con Él, Él aceptará tus palabras y te las devolverá radiantes de una fe y confianza tan grandes e inquebrantables que iluminarán el mundo con esperanza y felicidad. 2No dejes pasar ni una sola oportunidad de ser el feliz receptor de Sus regalos, para que a tu vez puedas dárselos hoy al mundo.

9. Ofrécele las palabras y Él se encargará del resto. 2Él te ayudará a entender tu función especial. 3Él allanará el camino que te conduce a la felicidad, y la paz y la confianza serán Sus regalos, Su respuesta a tus palabras. 4Él responderá con toda Su fe, dicha y certeza que lo que dices es verdad. 5Y entonces gozarás de la misma convicción de que goza Aquel que conoce tu función en la tierra así como en el Cielo.  6Él estará contigo durante cada sesión de práctica que compartas con Él, e intercambiará cada instante de tiempo que le ofrezcas por intemporalidad y paz.

10. Pasa la hora preparándote felizmente para los próximos cinco minutos que vas a volver a pasar con Él.  2Repite la idea de hoy mientras esperas la llegada de ese feliz momento. 3Repítela a menudo, y no te olvides de que cada vez que lo haces, preparas a tu mente para el feliz momento que se acerca.

11. Y cuando la hora haya transcurrido y Él esté ahí una vez más para pasar otro rato contigo, siéntete agradecido y deja a un lado toda tarea mundana, pensamiento insignificante o idea restrictiva, y pasa un feliz rato en Su compañía otra vez. 2Dile una vez más que aceptas el papel que Él quiere que asumas y que te ayudará a desempeñar, y Él hará que estés seguro de que deseas tomar esa decisión, la cual Él ya ha tomado contigo y tú con Él.

¿Qué me enseña esta lección?

Esta lección va más allá del propio reconocimiento del Ser. Se trata de manifestar nuestra decisión, nuestra elección, de ser parte del Plan de Salvación “diseñado” para el Hijo de Dios por su Creador. En esa libre elección va implícita una total certeza de cuál es nuestra función.

En verdad, ese estado de iluminación, cuando se experimenta en su grandeza, nos sitúa en una dimensión más etérea, en el sentido, de que ya dejamos de sentir el peso característico de la culpa, del miedo, del desamor, de la carencia.

Seguimos conectados con la raíz del mundo físico, pero no estamos atrapados en él. Utilizamos su plano de manifestación, pero ya no caminamos a ciegas, sin conocer nuestro destino. Ahora, el destino deja de ser indeterminado para adquirir el rostro del camino que decidimos andar. 

Ahora somos conscientes, lo hemos elegido, de que ya no somos protagonistas que interpretamos un guión que le ha tocado al azar, sino que nos hemos convertidos en los actores conscientes -despiertos- del único guión que debemos interpretar: Ser Hijos de Dios y cumplir con nuestra función en el Plan de Salvación.


Ejemplo-Guía: ¿Dónde buscamos la felicidad?

“Dime qué buscas y te diré quién eres” es una adaptación de un tradicional dicho popular (dime con quién vas y te diré quién eres) y que, si bien tiene un importante significado para las empresas de telecomunicación, en especial, los especializados en marketing, también podemos emplearlo para entender el sentido trascendente de la búsqueda de la felicidad.

No nos resultará difícil establecer dicha relación, pues buscamos aquello que deseamos. Si nuestra mente percibe un mundo de placer y gozo, inclinará a nuestros deseos para que nos estimule a ir en la búsqueda de aquello que elegimos como propiciador de lo que deseamos. Si lo que buscamos es gozar y disfrutar de los placeres que nos ofrece la naturaleza, tomaremos la decisión de buscar los medios necesarios para que dicho deseo se vea satisfecho. Bien, hasta aquí, todo es entendible y bastante cercano.

No todos buscamos la felicidad en la misma dirección, y si preguntásemos cuál es la razón de esta variedad, la opinión mayoritaria coincidirá en decirnos, que cada uno es como es, queriéndonos con ello decir, que buscamos en función a cómo somos y, dado que somos tan diferentes, pues, buscamos cosas diferentes.

Siguiendo la reflexión que hemos propuesto, me gustaría ahondar un poco más en esa idea. Hasta ahora, lo único que tenemos claro es que, aquello que buscamos es una pista inequívoca que hablará sobre cómo somos, mejor dicho, cómo nos creemos que somos. 

Pero, la cuestión que me planteo a continuación es la siguiente: ¿El logro de lo que hemos buscado nos aporta la felicidad? Cuidado que es una pregunta con trampa. 

Entre las posibles respuestas, encontraremos aquellas que nos confirman que, en efecto, el logro de lo que deseaban les ha aportado felicidad, pero que esa misma felicidad se asemeja a la belleza de las flores, es efímera y transitoria. Por lo tanto, no les queda otra que seguir buscando nuevas sensaciones, nuevos deseos que hagan posible el encuentro con una felicidad más duradera.

Podríamos entrar en analizar los efectos de los síntomas postvacacionales que tanto ruido aportan en los noticiarios y que vienen a demostrarnos que toda felicidad que no sea permanente, tiene un efecto poco saludable para el que lo experimenta. Parece que, en lo más profundo de la persona, no buscamos una felicidad pasajera, sino eterna. Las reacciones depresivas a las que muchos se ven abocados, demuestran que lo que estamos buscando, es mejorable, y demuestran, igualmente, que si lo que buscamos define lo que somos, entonces, hemos tocado un tema más delicado y profundo, el sentimiento de identidad. Si no estamos satisfecho con los logros de aquello que buscamos, tampoco estaremos satisfecho con lo que creemos ser y eso se traduce en problemas de autoestima y desvalorización del yo.

A lo largo de otras lecciones ya hemos tenido ocasión de hablar de los conceptos "bien-estar" y "bien-ser". El "bien-estar" responde a la búsqueda de la felicidad desde una visión egoica, es decir, desde la creencia en la separación, lo que propicia el despertar de emociones basadas en el miedo, en la culpa y en el odio. La búsqueda del "bien-estar" nos lanza a la conquista de nuestros deseos sin tener en consideración los deseos de los demás. Nos adentramos en una sociedad donde se valora en exceso la competitividad y donde se justifican los medios para alcanzar los fines propuestos. Al final de ese desgastador sendero, tan solo nos aguarda la visión de un camino tortuoso en el que hemos ido dejando víctimas y enemigos, con los cuales nos hemos enfrentados en nombre de la conquista de aquello que hemos llamado nuestro "reino" y donde lo único que podemos gobernar son nuestras insatisfacciones, nuestros miedos, nuestro dolor, nuestra soledad, nuestra pobreza, nuestras enfermedades, nuestras tristezas...

El "bien-ser" nos invita a desarrollar los puntos más importantes que nos enseña la lección que estamos desarrollando. La visión del "bien-ser" tan sólo busca la verdadera felicidad, pero esa búsqueda no es externa. No se busca fuera lo que tan solo se puede encontrar dentro, en el interior del ser. Por lo tanto, la felicidad no es un logro basado en la posesión, sino en un "estado del ser". Es nuestra condición natural y para tomar consciencia de esto, nuestra mirada ya no se posa en el mundo de la percepción corporal, sino en el mundo del Espíritu, nuestro verdadero ser. 

Buscar la felicidad desde la visión del "bien-ser", nos lleva a la comunión con Dios y a la plena comunicación con su Voz, el Espíritu Santo. En ese diálogo interno, nuestras palabras tan sólo pronuncian una oración:

¡Padre, acepto gustosamente Tu Salvación y desempeñaré, desde la certeza, el papel que me has asignado!

Si nuestra visión nos lleva a la comunión con Dios, de esa fusión, fluye la certeza de lo que somos, el Hijo de Dios. A partir de ese instante santo, tan sólo podemos buscar una sola cosa: elegimos libremente aceptar la felicidad que Dios nos dio, reconociendo nuestra función de perdonar.

Esa elección tan solo recibe una respuesta: la paz interior.


Reflexión: ¿Cuál es el papel que Dios ha designado a su Hijo?

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