CUARTO REPASO
LECCIÓN 142
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.
(123)
Gracias Padre por los regalos que me has concedido.
(124)
Que no me olvide de que soy uno con Dios.
¿Qué me enseña esta
lección?
(123) Gracias Padre por los regalos que me has concedido.
El mayor regalo que nos ha concedido Dios es habernos creado de Sí Mismo y habernos dado la posibilidad de adquirir su Condición Creadora.
¿Qué hijo no estaría agradecido al Ser que le ha dado la Existencia?
¿Qué Padre abandona a su hijo a su suerte?
¿Qué Padre no alimenta y protege a su descendencia?
Tan sólo los estados demenciales, son capaces de enturbiar la feliz alianza de un hijo y un padre.
Nuestra mente, nuestro corazón, deben, al unísono, exclamar con plena certeza y confianza, que Somos Hijos de Dios, herederos legítimos de nuestro Hacedor y gozamos de su Perfección y de su Plenitud.
¿Qué regalos le ofreces y compartes con tus hijos?
Todas nuestras creaciones son nuestros hijos, ¿Cómo nos relacionamos con ellas?
(124) Que no me olvide de que soy uno con Dios.
El olvido de que somos Uno con Dios, nos ha llevado a la falsa creencia de que estamos separados de la Fuente de la Creación.
El olvido de que somos Uno con Dios, ha dado lugar al miedo y hemos identificado el Rostro de nuestro Creador, con el temeroso rostro del Rigor.
El olvido de que somos Uno con Dios, nos ha llevado a sentirnos indignos; pecadores; culpables, merecedores del castigo redentor; merecedores del sufrimiento y del dolor.
El olvido de que somos Uno con Dios, nos hizo creer que habíamos perdido nuestra inocencia y de que ya no éramos merecedores de la Protección de nuestro Padre.
Pero hoy, hemos recuperado la memoria de lo que Somos; hemos despertado del largo sueño que nos ha mantenido fieles a creencias erróneas. Hoy soy consciente de que Soy como Dios me Creó: Perfecto; Pleno; Dichoso y Feliz.
¿Cómo te sientes al ser consciente de que eres Hijo de Dios?
¿Cómo afrontarás la vida, ahora que eres consciente de lo que eres?
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